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Dos caras iguales y una mirada diferente 🚀 ¡Qué extraña es! Un día se comporta de un modo y al otro día de otro.

Dos caras iguales y una mirada diferente es un fantástico cuento del escritor cubano Jorge Manzano Mora para niños y niñas de todas las edades.

Dos caras iguales y una mirada diferente

Dos caras iguales y una mirada diferente - Cuento fantástico

Karina era una niña de 5 años que vivía en una casa muy grande con su mamá y su papá, tenía un pelo rubio y lacio en el cual siempre llevaba cintas y lazos, sus ojos azules como el cielo infinito. Era muy linda Karina y sus padres la adoraban, le compraban juguetes cada día, pero a ella le aburrían ya sus muñecas y salía a jugar al patio debajo de los árboles, miraba los pajaritos, las lagartijas y hablaba con ellos como si estos la entendieran.

Cierto día, cuando correteaba de un lado a otro, oyó una voz que le decía:

– «¿Quieres jugar conmigo?».

Miró a todos lados y no vio a nadie, caminaba por todos lados buscando aquella voz y nada, de pronto vio muy cerca de ella un pequeño perro salchicha muy lindo, fue hacia el enseguida pues le gustaban mucho los animales y cuando lo acarició el perrito le dijo:

– «Pensé que no me harías caso».

Karina retrocedió unos pasos asustada.

– «No te asustes, nunca has visto un perro hablando».

– «No, nunca lo he visto».

– «Todos los animales hablan, solo que los humanos no los entienden».

– «Y entonces por qué yo te entendí».

– «Porque ere una niña especial, diferente a otros niños de este mundo. Vamos a dar un paseo y te explicaré».

Caminaron largo rato por los alrededores de la casa, de repente la niña se dio cuenta que estaban muy lejos de la casa.

– «¿Dónde estamos?».

– «Estamos en un lugar seguro, no te preocupes», -dijo el perro.

El perrito empezó a contar a Karina que el vivía muy lejos y lo habían enviado a cumplir una misión en la Tierra y esta era decirle quien era ella en realidad.

– «¿Dónde vives tú?».

– «Yo vengo del planeta Marte, allí donde viven los extraterrestres».

– «Pero mis padres dicen que estos no existen, que es solo leyendas».

– «Pues si existen, allí viven los semejantes de los seres humanos de la Tierra. El mismo día que una persona nace en la Tierra, nace un extraterrestre en Marte, ambos con igual físico».

– «¿Entonces en Marte vive una Karina igual que yo?».

– «Si, así es, solo que ella está ahora muy enferma y solo puedes salvarla tú si vas a Marte«.

– «¿Pero cómo es eso?».

– «Resulta Karina, que los extraterrestres querían saber cómo eran los humanos y decidieron, cuando tú naciste, cambiarte por tu semejante, de este modo te trajeron a la Tierra y llevaron la otra niña a Marte«.

– «Entonces, ¿yo no soy yo?»

– «Si Karina, así es, pero resulta que ahora con el tiempo ella se ha enfermado y al parecer le hace falta regresar a su verdadero planeta».

– «Pero ¿y qué voy a decir a mis padres, para ir a Marte?».

– «Ellos están allá también recuerda, acaso no te aburres en la Tierra y piensas en ir a lugares diferentes».

– «Si pero, cómo sé que todo lo que me dices es verdad».

– «¿Qué observas cuando miras las estrellas?».

– «Veo luces, oigo voces».

– «¿Se lo has dicho a tus padres?».

– «Si, pero ellos dicen que son ideas mías, pues ellos no ven ni oyen nada».

– «Lo ves tú eres diferente a ellos. Karina, recuerda que la otra Karina espera por ti».

– «¿Y cómo voy a ir allá?».

– «Una nave espacial vendrá a buscarnos».

– «Pero tengo que despedirme de mis padres».

– «Ve Karina, pero no te demores y trata que ellos no se den cuenta».

Corrió la niña a su casa, recogió unas fotos de ella con sus padres y su juguete preferido, un osito de peluche, luego fue a donde estaban sus padres y los abrazó y los besó y les dijo:

– «Los quiero mucho, donde quiera que esté nunca los olvidaré».

– «¿Qué dices, mi amor?, nunca te irás de aquí».

La abrazaron muy fuerte contra su pecho. Karina les dijo que iría a jugar, se alejó rápidamente. Cuando iba llegando al lugar, ya estaba la nave espacial esperando. Karina subió muy rápido y asustada pero en el fondo estaba muy entusiasmada, además quería salvara a su semejante.

Sin darse cuenta, la nave daba vueltas en el aire y se quedó dormida, al despertar estaba junto a sus padres y junto a otra linda Karina.

– «¿Dónde estoy?».

– «Estás en casa hijita».

Era increíble, aquellas personas eran idénticas a sus padres de crianza y aquella niña era ella misma, solo sus ropas no eran iguales.

El perrito le dijo:

– «Vamos rápido, no perdamos tiempo, pero antes deben cambiarse de ropa las niñas para que sus padres no se den cuenta».

Se cambiaron de ropa, luego Karina abrazó a la otra Karina y le dijo:

– «Cuida mucho a mamá y papá ellos son muy buenos».

– «Lo mismo te digo yo, quiérelos como ellos se merecen».

Se despidieron todos y la nave partió hacia la Tierra. Al llegar, Karina fue hacia su casa como si siempre hubiese vivido allí, sus padres le dijeron:

– «Karina, es muy tarde ya ¿dónde estabas?».

– «Jugando mamá, los abrazó y fue a su habitación».

No se cansaba Karina de jugar con aquellos lindos juguetes. Se adaptó tan rápido que parecía que siempre hubiese vivido en esa casa, por otra parte allá en Marte, Karina descubría cosas nuevas cada día, estaba feliz, y sus padres eran iguales a los que ella siempre había tenido, pero no dejaba de pensar en su viejo hogar.

Una noche en la Tierra, Karina y sus padres descansaban en el portal de la casa y miraban lo estrellado que estaba el cielo, oían la radio cuando de pronto se sintió una interferencia y una voz que decía:

– «A mis padres queridos y a mi hermanita Karina les deseo lo mejor, nunca los olvidaré, nos veremos mañana en el lugar de siempre».

Los padres no entendieron nada, pero la niña tenía el corazón oprimido pues sabía bien que sucedía.

Un día los padres de Karina en la Tierra conversaban y decían, ese perrito salchicha viene un día si y uno no y Karina sale de paseo con él como si fuera un amigo, una persona. No se por qué aunque se pasa largo rato sin virar pienso que ese perrito la cuida bien, cuando regresa sola y cansada con el traje deshecho y el pelo revuelto viene tan feliz y nos abraza tanto que parece venir de otro mundo.

– «¡Qué extraña es nuestra hija! ¿verdad? Un día se comporta de un modo y al otro día de otro, a veces mira tan diferente.

Solo que los padres no sabían que tenían dos hijas, la verdadera que se había criado en Marte y la otra que ellos criaron con amor desde que nació y que ahora ellas estaban en un juego que nunca terminaría y de esta forma tenían la oportunidad de estar siempre al lado de sus verdaderos padres y de los que amaban por haberlos criados con tanto amor.

Fin.

Dos caras iguales y una mirada diferente es un cuento del escritor Jorge Manzano Mora © Todos los derechos reservados.

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