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Cuento policial futurista. Ni remotamente podemos imaginar tal fin… y semejante principio

Por Alicia Lidia Prack. Cuentos fantásticos futuristas

El ser humano ha comenzado un imparable viaje fuera del planeta Tierra, comenzando por su hermano más cercano, Marte. Esto inevitablemente nos lleva a pensar que este es solo un paso en la conquista planetaria y que en miles o, quizás más optimista, cientos de años el estado de situaciones no será muy diferente al que plantea la escritora Alicia Prack en su cuento policial futurista. Y a ti lector, adulto, joven o pequeño, ¿Qué piensas sobre esto? Agradecemos tus comentarios.

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Cuento policial futurista

Cuento policial futurista - Historia fantástica
Imagen de Steve Bidmead

Clave secreta

Los que lo conocían decían que Isaías había nacido policía. Los métodos utilizados en sus patrullajes por el corredor azul, desde Marte a la Tierra, siempre daban resultados positivos. Ese trayecto era el camino obligatorio del tránsito vehicular interplanetario, y las naves decomisadas, tras habérseles encontrado drogas alucinógenas, quedaban a disposición del Departamento Policial Terráqueo a la que pertenecía el joven, con base en el Río de la Plata.

Claro que sus métodos no eran ortodoxos, precisamente. Lorna, su compañera de patrulla, era la clave del éxito de cada misión que se les confiaba.

Experta en programación y hacker habilidosa, había adoptado un sistema de detección de drogas prohibidas, inconfesable. El programa que había inventado actuaba como el más temible de los virus: se introducía hasta los discos duros más protegidos y llegaba hasta los más ocultos puntos de distribución de las sustancias no permitidas. Tanto en la Tierra como en el planeta rojo.

Nave espacial volando a Marte
Imagen de Steve Bidmead

Al guardar en sus archivos fórmulas químicas en desuso, la escultural y bella policía había descubierto que la antiquísima fórmula del dulce de leche, programada especialmente, permitía dar con los diminutos estuches con droga, escondidos en el interior de los asientos de las naves interplanetarias.

Noche de Casino y copas

Isaías estaba terminando de vestirse con otro uniforme limpio, luego de la sesión reparadora en el spa obligatorio del Departamento Policial, y se preguntaba si Lorna estaría de humor para ir a beber y jugar al casino de moda en Calisto. La patrulla había sido positiva en cuanto a la cuantiosa captura de delincuentes en el corredor azul, y esa hora de relax les llegó como un regalo ansiado. Ambos necesitaban y se merecían un rato de esparcimiento. Su trayectoria era impecable.

El apuesto oficial ajustó el cinturón que sostenía la pistola de rayos Klug y fue en busca de su hermosa compañera.

– «¿Qué pasa contigo? ¿Eres adicta a las enciclopedias virtuales? ¡Ja, ja, ja! Vamos, preciosa, te llevo a pasear.»

Lorna abandonó su Personal Computer y accedió.

– «Espera que retoco mi make-up, hombre.»

Se colocó el coqueto yelmo de maquillaje instantáneo y al quitárselo provocó el espontáneo silbido de aprobación de Isaías.

Al llegar, estacionaron la nave policial e ingresaron al salón del casino Kant-Laplace, maravillándose con sus pisos transparentes que permitían ver las estrellas.

Calisto era todavía, uno de los satélites más pacíficos de Júpiter. Faltaba mucho para otra jornada febril, pensaron los jóvenes policías interestelares, sonriendo felices.

Objetivo: Calisto

Casino espacial en Calisto
Imagen de Steve Bidmead

El casino de Calisto rebosaba de gente. La mezcla de civiles de Ganímedes, Io y Europa, más habitantes locales, y policías de diferentes corredores, era notoria.

Jonathan, ascendente oficial del corredor verde entre la Tierra y Venus, se acercó a la mesa en la cual Lorna estaba a punto de apostar a la letra gamma de la ruleta virtual.

– «Lorna, el universo es un pañuelo, dirían mis ancestros ¡Me alegro de verte!»

– «¡Jon! No lo puedo creer, yo también…»

Pero la explosión en la entrada del casino dejó a todos paralizados por unos segundos.

Isaías, con la pistola de rayos desenfundada, tomó a su compañera de un brazo y la cubrió con su cuerpo, bajo la lluvia de cristales rotos. La confusión era general. Las comisiones policiales de diferentes sedes interplanetarias, actuaron en consecuencia, y retornó la calma, al detenerse rápidamente a los terroristas.

La inmediata reparación de los daños propició que el casino volviera a funcionar enseguida.
Lorna buscó con la mirada a su ex compañero.

Un grupo de paramédicos, atendía a los caídos, entre los que se hallaba Jon. Estaba malherido.
Isaías y Lorna permanecieron junto a él hasta que fuera trasladado hasta el Hospital General de Calisto.

Esperar y confiar

Hospital General de Calisto
Imagen de Waldkunst

Los oficiales de policía Lorna e Isaías, escoltaron la nave ambulancia hasta el Hospital General de Calisto que transportaba a su compañero Jonathan, grave, pero fuera de peligro.

El atentado al casino estaba claramente dirigido a la plana superior de la fuerza policial, ya que la concurrencia estaba mayoritariamente compuesta por hombres de altos grados. Los delincuentes advirtieron el flamante nombramiento del oficial herido, quien conocía de memoria los planes de la organización, gracias a la pericia de sus informantes camouflados en casi todo el sistema solar.

Al llegar al nosocomio de alta complejidad, se reforzaron las medidas de seguridad.

Jonathan era uno de los oficiales especializados en Fuerzas de Choque contra terroristas interestelares y pieza clave para desmembrar la red delictiva. El tráfico de drogas ilegales requería la constante actualización en cuanto a los métodos de detección, a causa de la sofisticada elaboración clandestina que asolaba a la mayoría de los planetas.

Isaías y Lorna acompañaron a Jonathan, mientras era llevado hasta la cápsula de cirugía, donde lo someterían al tratamiento robotizado correspondiente. No había que correr riesgos aplicando maniobras por humanos.

Ya en su piso, Lorna liberó las lágrimas contenidas, mientras pulsaba el comando para cenar.

Redoble mancomunado

Plataforma volante orbital
Imagen de Steve Bidmead

Luego de las prácticas de tiro con su raygun personal, en la plataforma volante orbital, Isaías integró la comisión de escolta interestelar para traer de vuelta a Jonathan al Río de la Plata. Su pronta recuperación, luego del atentado en Calisto, alegró profundamente a sus amigos.

La policía del sistema solar en su totalidad, ordenó la rápida fabricación de armamento, que sumaría soldados de la justicia, al ejército apostado en satélites orbitales. Se redoblaron las prácticas con látigos neuronales, escudos blindados y catapultas electromágnéticas.

La tarea policial consistía en tomar el control absoluto de los corredores de tránsito obligatorio, ya que registrar vehículos en forma permanente para atrapar delincuentes, debilitaba el accionar de los traficantes de drogas ilegales.

Isaías y Lorna cumplían con las intensas prácticas en el manejo del sofisticado armamento y culminaban las jornadas extenuados. Recobraban la plenitud de su energía, concurriendo al spa obligatorio del Departamento.

El atentado contra Jon había establecido un marcado antes y después, en cuanto a la metodología del accionar policial galáctico, en todo el sistema solar.

Lorna sumaba esfuerzos con su experiencia tecnológica en informática.

En poco tiempo más, los tres amigos vivirán jornadas de verdadera demostración de lealtad a su fuerza.

Lealtad policial

Departamento Central Policial Espacial
Imagen de Thomas Budach

Recuperado del atentado al casino de Calisto, Jonathan retomó con ejemplar dedicación, la estrategia policial preparada para acabar con una de las células narcotraficantes más grande del sistema solar.

Isaías inspeccionaría el corredor azul y Lorna reemplazaría a Jon, vigilando el corredor verde.

Las muñequeras parlantes formaban parte obligada en los uniformes antiflama de cada miembro de las brigadas, y los mensajes codificados se cruzaban durante las veinticuatro horas del día terrestre.

Sobre el gran mapa hológráfico instalado en el Departamento Central, los leds intermitentes indicaban las guaridas espaciales. Sobre éstas podían verse las fotografías y los datos completos digitalizados, de los subjefes narcotraficantes.

Lorna reemplazaba su hora de spa estudiando el plan y fijando en su memoria cada detalle preparado por Jon. Inadvertidamente, se encontró con la pared virtual de un archivo encriptado, pero su pericia la derribó sin mayor esfuerzo.

Cuál no fue su sorpresa al descubrir que sus dos compañeros más cercanos formaban parte de la red delictiva. Jonathan e Isaías pensaban traicionar a toda la Policía del sistema solar.

Su lealtad policial venció al dolor del descubrimiento e inmediatamente, denunció a los corruptos.
Ni remotamente se le había ocurrido imaginar tal fin. Y semejante principio.

Fin.

El Cuento policial futurista es una historia de la escritora Alicia Lidia Prack © Todos los derechos reservados.

Sobre Alicia Lidia Prack

Alicia Lidia Prack - Escritora

Alicia Lidia Prack es argentina, casada, dos hijos y un nieto de casi tres años. Escribe desde siempre. El primer libro que leyó de pequeña fue «Una chica a la antigua» de Louisa May Alcott, con el que aprendió a sumergirse en la lectura. Tiene un libro manuscrito terminado de su autoría, con casi trescientos cuentos y aspira a presentarlo a alguna editorial, algún día. Algunos de esos relatos se publicaron en tres antologías en las que participó.

Hizo radio, produjo y condujo sus propios programas de variedades. Sabe mucho de cine, de actores, algo de pintura y pintores. Además de escribir, también elabora cuadernos artesanales de costura copta, dibuja, mantiene una pequeña huerta en el fondo de su casa, colecciona caleidoscopios, abanicos, miniaturas, recortes de periódicos, recicla todo lo que puede antes de tirar algo como desecho.

«Amo la música de los ’80 y los ’90. También la clásica y la flamenca. Amo cocinar para su familia. Amo a los animales, en especial a los caballos. Me enojan mucho las injusticias, y sobre todo, el bullying. Soy de lágrima fácil, sueño todo el tiempo, y no paro de escribir.

Todo en este orden, quedando mucho más por contar.»

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