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Sin más palabras

Sin más palabras. Cristina Mena, escritora. Cuento espiritual. Cuentos cortos para reflexionar.

-Dime ¿Qué haces?

– Escribo una carta, déjame no me interrumpas.

-Ya estamos con más bobadas, otra nueva carta ¿para qué? ¿Qué es lo que quieres expresar ahora?

– Nada, no es nada importante, solo quiero dar las gracias.

– ¿Las gracias? pero ¿A quién?

– A quién no te importa, déjame que me desconcentras.

– Bueno, bueno, no te pongas así, ya te dejo ¿Me la leerás luego?

– Humm, no sé, ya veremos…

Una hora después.

– Terminé, ya está, ya he terminado de escribir mi carta.

– ¿Me la lees?, di, ¿Si?, ¡venga! ¿Me la lees?,

– ¿Por qué quieres que te la lea?

– No lo sé, hasta tardado tanto tiempo que… no sé, tengo curiosidad.

– Bueno, si es tan solo eso, te la leo, pero no pienso decirte para quién es ¿Estamos?

– Estamos.

Tomando el papel en sus manos dijo de esta manera:

– Gracias por recordarme…

– Ya está, eso es todo, eso es lo que he escrito.

– ¿Eh? ¿Qué? ¿Cómo? No entiendo ¿Eso es todo? Sólo eso, ¿Una hora y sólo eso?

– Sí.

– ¡Increíble! ¿Tanto tiempo te ha costado escribirle a alguien para darle las gracias por acordarse de ti?

-¡ Arggg!! ¿Qué? ¿Cómo dices? ¿Eso pone? , jo, no, yo no quería que pusiera eso, qué fastidio, ahora voy a tener que volver a empezar a escribir mi carta.

Se hizo un silencio my grande. Tras unos segundos.

-Yo, yo, no te entiendo, es que me desconciertas, eso es lo único que has escrito, es simple, ¡está bastante claro!, si no querías decir eso, ¿Qué es lo que querías decir?

– Pues verás, no he debido de explicarme bien, yo lo que realmente quería decir es:

Gracias por recordarme…

Que existen bellos sentimientos, bellas personas, bellos momentos que se quedan atrapados en los ojos, arropados en el corazón y nos hacen seguir adelante.

Gracias por recordarme que el amor hacia las personas no se sustenta de oportunidades huecas, de casualidades, de desafíos constantes, sino que el amor es como la savia de los árboles, circula lentamente por las propias venas de las ramas, alimentando, haciendo crecer, poniendo bellos los tallos del carácter, tan solo porque esa savia genera paz, genera luz.

Gracias por recordarme que existen cielos abiertos, porque este mundo siempre estará abierto a los intentos de ser capaces, a los intentos de ser mejores.

Gracias por recordarme que existe valor de afecto y calidad de sentimiento en un simple silencio.

Gracias por recordarme que mis palabras pueden convertirse en broches de ilusión que anuden dos corazones distanciados. Hace tiempo que necesitaba decirlo y no sabía cómo escribirlo:

Gracias, gracias por todo ello.

En definitiva, yo quería decir todo eso, todo eso he estado una hora pensando pero al ponerlo en un papel, no sé que me ha pasado, solo me ha salido escribir esta frase: gracias por recordarme…

Pensaba que con ello… todo lo demás ya se entendía.

Fin

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