Saltar al contenido

¿Me das la mano? ∗ Una mujer que se paraba firme ante la vida, que no mostraba debilidades…

Por Liana Castello. Ilustración de Silvia Álvarez. Cuentos de amor de pareja.

En la historia de una pareja entre una mujer y su esposo, un regalo inusual desencadena un cambio profundo. Ana, una mujer fuerte y segura, recibe un regalo que la hace sentir vulnerable. Lo inesperado sucede cuando, por primera vez, ella le pide a su esposo que le dé la mano para sentirse segura. Este gesto simple desencadena una revelación sobre la fortaleza de la vulnerabilidad y la belleza de cuidar y ser cuidado en una relación. «¿Me das la mano?» es un cuento de amor de pareja de la escritora argentina Liana Castello, sugerido para jóvenes y adultos.

Luego, si encuentras que la historia de amor de Liana te conmueve, te invitamos a contribuir y compartir. ¡Exprésate dejando tus comentarios (✍🏼) y califica esta narración para que otros lectores la descubran (⭐)! Además, puedes difundirla en tus redes sociales o compartirla como PDF a través de Telegram, WhatsApp, correo electrónico o cualquier otro medio (🙏🏼). Tu apoyo es muy importante. ¡Gracias por ser parte de esta comunidad de lectores apasionados!

¿Me das la mano?

Amaba cuando se calzaba ese par de botas con taco alto.

¿Me das la mano? - Cuento de amor de pareja

Ana, mi esposa, siempre fue una mujer muy segura, de esas que es difícil pensar en que puedan necesitar ayuda. Una mujer que se paraba firme ante la vida, que no mostraba debilidades ¿Una virtud? ¿Un defecto? ¿Quién sabe?

No es que no me gustase su seguridad, ella también hacía más segura mi vida, me daba confianza, pero había algo que sentía que me faltaba. Ese algo era poder ayudarla, poder sentir que de una u otra manera me necesitaba, o necesitaba mi ayuda, ni más ni menos.

Aunque de baja estatura, Ana jamás usó tacos altos, no le eran cómodos, decía que los tacos no le permitían moverse a su antojo.

Sin embargo, un día recibió como regalo de cumpleaños un par de botas con taco. Como se las había regalado alguien a quien ella amaba mucho y las botas eran realmente hermosas, decidió darles una oportunidad. No se hallaba cómoda subida a esos tacos pero lo intentó. Trastabillaba, no podía caminar al ritmo que a ella le gustaba y entonces tomó una decisión: las usaría sólo cuando fuese conmigo y en el auto.

Puede parecer tonto, pero la primera vez que salimos juntos con Ana y sus botas algo cambió:

¿Me das la mano? -pidió- No me siento segura caminando con estas botas, si me das la mano será mejor.

Sin dudas que lo era… ¡Ana pidiéndome que le diese la mano! Ana necesitando una ayuda para transitar la calle.

Ese simple pedido me llenó de alegría. Comencé a desear que calzara esas botas más a menudo, pues cada vez que las usaba se aferraba a mi brazo o apretaba mi mano dando una clara señal de necesidad.

Sé que puede parecer extraño, pero disfrutaba enormemente de esa imagen que sabía se veía de nosotros, ambos de la mano y yo siendo sus sostén. Un día, mientras caminábamos hacia el auto de la mano, le confesé lo que sentía y el por qué disfrutaba tanto cuando ella calzaba esas botas.

Se sorprendió porque no había imaginado jamás que diese tal sensación de seguridad, y me confesó que muchas veces había esperado que yo le diese la mano sin esperar que ella me lo pidiese.

Me puse a pensar en cuánto tiempo habíamos perdido de darnos la mano, de no confesar nuestras debilidades y necesidades y por ende, cuánto no nos habíamos enriquecido uno al otro. Podría decirse que ese par de botas hicieron mejor nuestra vida pues gracias a ellas, a esos tacos altos, a esos pasos inseguros, las necesidades amorosas dijeron presente y presente estuvo entonces el cuidado de uno hacia el otro.

Fue hermoso descubrir cómo protegernos, ver que la necesidad de que otro nos cuide no siempre es debilidad y si lo fuese, que ahí estaría el otro para sostenernos y fortalecernos. Y llegó un día en que, fuésemos dónde fuésemos y vistiese Ana el calzado que fuese, nos sosteníamos uno al otro de la mano y nos sentíamos inmensamente seguros y felices.

Fin.

«¿Me das la mano?» es un cuento de la escritora Liana Castello © Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin el consentimiento expreso de su autor.

Sobre Liana Castello

Liana Castello - Escritora

«Nací en Argentina, en la ciudad de Buenos Aires. Estoy casada y tengo dos hijos varones. Siempre me gustó escribir y lo hice desde pequeña, pero recién en el año 2007 decidí a hacerlo profesionalmente. Desde esa fecha escribo cuentos tanto infantiles, como para adultos.»

Liana fue, durante varios años, directora de contenidos del portal EnCuentos. Junto con este sitio, recibió la Bandera de la Paz de Nicolás Roerich y se convirtió en Embajadora de la Paz en Argentina.

Si quiere conocer más sobre la escritora Liana Castello, puede leer su biografía Aquí.

Otros cuentos de amor de Liana Castello

¿Has apreciado la sencillez de la historia de «¿Me das la mano?«? Califica esta bella narrativa con estrellas (⭐) y comparte algunas palabras en la sección de comentarios (✍🏼). Anímate a compartir esta historia con tus amigos y contactos en tus redes sociales utilizando los botones disponibles (🙏🏼). Tu apoyo es muy valioso. ¡Gracias por ser parte de este sitio!

5/5 - (2 votos)

Por favor, ¡Comparte!



Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe nuevo contenido en tu E-mail

Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail.



Descubre más desde EnCuentos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo