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Dios jamás abandona 🙏🏼 Era cierto realmente, Dios nos hace libres.

La Biblia tiene infinidad de pasajes* en los cuales asegura que «el Seños nunca abandona a sus hijos«. Sin embargo, en el cuento «Dios jamás abandona«, Juan no cree en nada de esto. ¿Habrá algo que pueda hacer cambiar de parecer a Juan? Es un cuento corto, profundamente espiritual y para todas las edades, de la escritora argentina Liana Castello.

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Dios jamás abandona

Dios jamás abandona - Cuento espiritual

Juan nunca había sido un hombre de fe. Su vida no había sido muy sencilla pero tampoco mucho más complicada que la del común de las personas.

Era una persona pragmática, de aquellas que creen solamente en lo que ven sus ojos y se ciñen a lo concreto. No era amigo de lo abstracto y creía que Dios era precisamente eso, algo abstracto, sin rostro, sin cuerpo, que no era tangible ni visible y ante sus ojos eso se parecía peligrosamente al descrédito total.

Era difícil o casi imposible para Juan pensar en un Dios que permitiese la guerra, el hambre, la enfermedad y el dolor. No podía entender el libre albedrío que Dios da a sus criaturas para llevar sus vidas por los caminos que ellos elijan, pero siempre esperando que lleguen a él y haciendo todo lo posible para que lo hagan.

De todos modos y sin darse cuenta, Juan buscaba a Dios, necesitaba creer, pensar que había algo más que esta vida que tenemos, que existía el AMOR con mayúsculas, el más grande, el más inmenso de todos.

Juan no lo sabía, pero lo buscaba.

Su vida era una constante búsqueda y si bien Dios está en todas partes, dicen que se percibe más en lo pequeño, que se aloja en los más necesitados y se cobija en aquellos que no tienen dónde hacerlo.

Una fría mañana Juan caminaba por un parque que se encontraba frente a una iglesia. En las escalinatas de la misma estaba sentado un hombre con su mano extendida pidiendo limosna. Ese tipo de escenas eran las que hacían dudar a Juan de la existencia de Dios, lo mismo que cuando veía un niño con frío y con hambre o injusticia y desamparo.

Juan seguía buscando creer, pero buscaba en el lugar equivocado. Hasta que un día su búsqueda terminó.

Esa noche, la del mismo día que había visto al hombre pidiendo limosna en la iglesia por la mañana, volvió a pasar por allí y la escena que vio lo movilizó en forma inesperada. Una señora casi tan humilde como el mendigo, le alcanzaba un tazón de sopa caliente y una frazada. Algo desgastada, pero que sin dudas combatiría el frío.

Juan se quedó mirando.

Alguien cuya humildad era evidente, alguien a quien sin dudas no le sobraba nada, compartía con otro que tenía menos, su alimento y su abrigo. Volvió a su casa caminando despacito, si poder sacarse de la mente o, mejor dicho del corazón, el gesto de esa mujer.

No pudo conciliar el sueño, por un lado la pobreza extrema, el cielo como techo, la calle como hogar. Por el otro, la generosidad más absoluta, el amor hacia el otro expresado, no en palabras, sino en apaliar la necesidad vital del prójimo.

Él no hubiera hecho eso, no se consideraba un hombre malo o indiferente, pero sabía que jamás se le hubiese ocurrido calmar el hambre y el frío de un hombre que vivía en la calle. Sin embargo, esa humilde mujer, que tenía mucho menos que él, había elegido hacerlo.

Era cierto realmente, Dios nos hace libres.

Pensó en cuántas veces había visto gente con hambre y había elegido no hacer nada. Cuantas veces podría haber dicho una palabra que otro necesitaba escuchar y había elegido no hacerlo.

Esa humilde mujer, había elegido compartir, acompañar, sanar en cierto modo, en definitiva, había elegido amar.

Juan comprendió que había buscado en lugares donde no suele encontrarse a Dios y que el Señor, para que no siguiera dudando de su existencia, había decidido presentársele en la figura de esa mujer que daba casi lo que no tenía para ella.

Allí sin dudas, estaba Dios.

La vida ya no fue igual para Juan, pues había dejado entrar a Dios en ella y sabido es que Dios jamás abandona.

Fin.

Dios jamás abandona es un cuento enviado por la escritora Liana Castello © Todos los derechos reservados.

*Algunas frase bíblicas sobre «Dios jamás abandona a sus hijos»

El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.

Deuteronomio 31:8

El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido.

Samo 34:18

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.

Mateo 28:19-20

Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Seños me recibirá en sus brazos.

Salmo 27:10

Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes.

Juan 14:16-18

Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.

Pedro 5:7

¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!

Salmo 139:7-10

Llamarás, y el Señor responderá; pedirás ayuda, y él dirá: «¡Aquí estoy!»

Isaías 58:9a

Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.

Salmo 23:4

En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, SEÑOR, jamás abandonas a los que te buscan.

Salmo 9:10

Sobre Liana Castello

Liana Castello - Escritora

«Nací en Argentina, en la Ciudad de Buenos Aires. Estoy casada y tengo dos hijos varones. Siempre me gustó escribir y lo hice desde pequeña, pero recién en el año 2007 decidí a hacerlo profesionalmente. Desde esa fecha escribo cuentos tanto infantiles, como para adultos.»

Liana Castello fue, durante varios años, Directora de Contenidos del portal EnCuentos. Junto con este sitio, recibió la Bandera de la Paz de Nicolás Roerich y se convirtió en Embajadora de la Paz en Argentina en 2011.

“Respecto de los cuentos para niños puedo escribir cortos y largos, en rima o prosa, lo que todos tienen como hilo conductor, es el mensaje que trato de transmitir. Siempre pienso en un valor para transmitir a la hora de escribir y esto puede ser a través de una historia corta o de un cuento largo.”

Si quiere conocer más sobre esta impresionante escritora, puede leer su biografía Aquí.

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