Saltar al contenido

Espinoso y las tres ranitas

Por Guillermo Jiménez

Espinoso y las tres ranitas. Material educativos. Textos escolares. Lecturas infantiles. Cuentos largos infantiles. Cuentos de ranas.

Espinoso y las tres ranitas

Episodio 1º: Emigrar o morir

El charco se estaba secando y  las tres hermanas hablaban de marcharse de allí, en busca de otro charco con más agua, si querían sobrevivir al duro verano.

—Anita ¿no sabemos lo lejos que estará el charco, del cual nuestros amigos nos han hablado?

—Ya sé Violeta que no sabemos lo lejos que pueda estar, pero si se seca esta charca, moriremos las tres.

—Y ya vez la poca agua que queda, en un par de días, no habrá ni una gota.

—Violeta hay que intentar encontrar ese gran charco, aunque nos cueste la vida en el intento, que siempre será mejor intentarlo, que quedarse aquí y morir sin Hacer nada – dijo Anita —.

—Es verdad Violeta, nosotras necesitamos el agua para vivir y este charco si no llueve, en dos días como mucho, estará seco.

—Lo sé Marga, pero los peligros que hay fuera del charco son muchos y nosotras no sabremos defendernos de ellos – decía Violeta, que era la más pesimista de las hermanas —.

—Le preguntaremos a nuestro amigo el erizo, que acaba de llegar y el debe saberlo – dijo Anita, que lo había visto llegar—.

La noche había sido calurosa y el amigo erizo llegaba a la charca sediento y muy cansado.

—Hola espinoso ¿cómo te va la noche?– le preguntaba Marga —.

—No muy bien, está todo muy seco y casi no encuentro comida – le contestó espinoso, con voz cansada —.

—Te puedo hacer una pregunta – le dijo Marga —.

—Una y todas las que quieras – dijo espinoso —.

—¿Tu sabes si está muy lejos, la charca de la cual suelen hablar  nuestros amigos?

— He oído hablar de ella, pero no sé lo lejos que pueda estar— ¿Por que me lo preguntas?

—Esta charca como estas viendo, se está secando y nosotras aparte de beberla, el agua es nuestra hábitat, sin ella moriremos
Les podéis preguntar a nuestras amigas las palomas, ellas si que lo sabrán  – dijo espinoso —.

—Es buena idea espinoso.

— Hola violeta, no te había visto.

—Hola espinoso.

— Hola Anita ¿como estas?

—Muy bien, aunque ya ves como está de seca la charca—.

—Está toda la zona igual – dijo espinoso, con tristeza —.

—Las amigas palomas suelen venir de día, mañana le preguntaremos – dijo Marga —.

—Amigas mías, me tengo que marchar, si os puedo ayudar en algo, no dudéis en avisarme—.

Gracias, le contestaron las tres a la vez.

Serían las doce del día siguiente, cuando varias palomas se acercaban al charco para beber.

—Hola señora paloma ¿le puedo hacer una pregunta?

—Una y todas las que quieras amiga rana.

— Muchas gracias. ¿Usted sabe si la gran charca está muy lejos?

—Por que me lo preguntas.

—Es que está charca como usted ve, sé esta secando y nosotras necesitamos agua para poder vivir, es nuestra hábitat.

— Para nosotras está muy cerca la gran charca, por que podemos volar, en cambio para ustedes que no pueden hacerlo, por lo menos una semana.

— ¿Nos puedes indicar el camino, que debemos coger?

—Claro amiguitas mías, no faltaría más.

—Es que esta noche queremos salir.

—Al norte, ustedes ir siempre al norte y llegaréis.

—Y como podremos saber nosotras, cual es el norte, si solo podremos viajar de noche.

—Haré una cosa amiga rana, el norte es hacia hallar, os lo marcaré en el suelo y vosotras por las estrellas lo vais siguiendo.

— ¡Por las estrellas!

—Si, es muy fácil—Ustedes miran en la dirección que os he marcado y  os fijáis en una estrella muy grande, la siguen como si la quisierais coger y en una semana, estaréis en la gran charca.

A la noche siguiente, el erizo como cada noche, se acercaba a la charca para beber.

— Hola chicas, habéis podido hablar con las palomas.

—Si, esta mañana hemos hablado con ellas – le dijo Marga, que era la más ingeniosa de las hermanas—.

— ¿Y que os han dicho?

— Que hay una semana de camino como mucho – contestó Anita, que era la optimista de las hermanas —.

— ¿Y  que camino hay que coger y si lo sabemos coger, por que yo los veo todos iguales?– dijo Violeta, que era la más pesimista—.

— Hay que ir hacía el norte – le contestó Anita —.

— ¿Y como se sabe eso?— dijo Violeta, con voz incrédula —.

—Por las estrellas – dijo Marga, con firmeza —.

—Por las estrellas – le contestó espinoso, con voz incrédula —.

—Las amigas palomas, han marcado la dirección y nos han dicho, que si seguimos a esa estrella tan grande, en una semana llegaremos a la gran charca.

Espinoso miró hacía el cielo, para ver la estrella que marga le estaba indicando.

—No creo que nos perdamos, esa estrella es mucho más grande que las demás. —Has dicho que no nos perderemos, es que piensas venir con nosotras.

—No pensaréis que os voy  dejar solas, con los peligros que hay por ahí fuera. —Muchas gracias espinoso, tú si que eres un gran amigo.

—Coger lo que tengáis que coger, que nos marcharemos enseguida.

Ir al capítulo 2 (La salida de casa) ⤵

1.5/5 - (2 votos)

Por favor, ¡Comparte!

Páginas: 1 2 3 4 5 6


Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe nuevo contenido en tu E-mail

Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail.



Descubre más desde EnCuentos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo