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Esperando a Diego – Último capítulo

Esperando a Diego – Último capítulo es uno de los cuentos de niñas de la escritora Ana Matías sugerido para niños a partir de once años.

Capítulo VII – La imaginación no tiene límites

– Marta, cariño, despierta… Marta oía la voz de su madre, y se iba despertando poco a poco, hasta que abrió los ojos del todo y escuchó cómo su madre le decía a su padre que ya había despertado. – Ya ha pasado todo cariño.-

Los padres de Marta le abrazaban con mucha fuerza. Marta se encontraba un poco mareada y no sabía dónde estaba. – Mamá, papá… ¿Dónde estamos? – Estamos en el hospital. Hubo un pequeño terremoto cuando estabas en el colegio, te encontramos en el suelo, inconsciente, al lado de una escalera. Parece ser que estabas subida en ella cuando la tierra empezó a moverse, y te caíste. Te diste un golpe en la cabeza, y has estado dormida todo este tiempo, pero está todo bien, sólo ha sido un susto. – ..¿Eh?..Yo no me dí ningún golpe…no me caí de la escalera…. – ¿Pero lo recuerdas? – Sí… yo baje de la escalera y recogí tres cuentos que se habían caído, y no he estado dormida. He estado con Celia, la princesa, y con La bruja Blanca… – Marta, cariño…-

Sus padres la interrumpieron- Tienes que descansar, se ve que has estado soñando y que además no recuerdas la caída, pero ya nos dijo el médico que era probable que no recordaras nada cuando despertaras. Ya ha pasado todo, has estado dormida, y nosotros hemos estado aquí todo el tiempo, en un par de días estaremos en casa, sólo has sido un golpe, nada más. Marta se esforzaba por contar todo lo que había vivido después del terremoto, pero sus padres insistían en que había sido un sueño.

Llegó el abuelo Martín, y Marta pensó que quizás él la creería, pero decía lo mismo que sus padres. – Pequeña… has estado aquí, no has ido a ninguna parte, pero es normal que hayas soñado, y que no recuerdes nada de cuando te caíste. – Abuelo, tienes que creerme, he ayudado a una princesa y he ido a Alemania, a casa de Diego, todo lo que te estoy contando es verdad. – Marta, sabes que siempre te creo, pero ¿cómo puedes haber ido a Alemania si te hemos visto aquí en la cama todo el tiempo? – No lo sé… No entiendo nada—Marta estaba muy confundida.

– De todas formas, cuéntame el sueño entero. ¿A qué princesa has ayudado? Y me imagino que en Alemania habrás practicado alemán, ¿no?- El abuelo bromeaba y a Marta no le hacia ninguna gracia. – Abuelo, no te rías de mí. – No, no me río, no te enfades…Venga, cuéntamelo todo, te escucho. Marta le contó todo con pelos y señales, y a su abuelo le pareció un sueño muy bonito. – Abuelo, no ha sido un sueño… – Marta, ¿sabes que te digo? Que no importa si ha sido un sueño o realidad… Es una historia muy bonita, a mí me hubiera encantado conocer a Celia, a Daniel, a Blanca…Yo pienso cómo ellos, sobre todo como ese hada que no tiene edad, yo soy como ella… Marta por fin se relajó, y empezó a reírse de las bromas de su abuelo. Por lo menos a él le había parecido una historia interesante.

– Por cierto, ¿Tú no tenías que escribir un cuento para el colegio? – Sí, de tema libre. – ¿Por qué no escribes todo lo que te ha pasado en ese sueño? Yo creo que te quedaría muy bien, y que ayudaría a que la gente supiera que es importante que cada uno elija lo que quiere en la vida, para que no les pase como a Celia y a Daniel. Y también que les cuentes lo que escribiste en esa carta a tu hermano y a sus cuidadores. ¿Sabes que tienes mucha razón en todo lo que les dijiste? – ¿¿De verdad lo crees?? – Claro que sí Marta, igual lo has soñado porque tienes que contar todas esas cosas a la gente… – ¡¡Pues lo voy a hacer, abuelo!! – ¡Esa es mi nieta! ¡Les va a encantar a todos!

Marta escribió todo lo que había vivido el día del terremoto; cómo conoció a Celia, a Blanca y a Daniel, y contó todas las conversaciones que tuvo con ellos. Habló sobre la pócima de la empatía, sobre el viaje a Alemania, y reescribió el cuento de Celia y de Daniel, en el que todos eran libres para vivir su vida como quisieran, porque la empatía se extendió por todo el Reino y todos sus habitantes recuperaron la libertad para elegir su camino.

Además de ser el cuento que iba a leer en la clase de lengua, después iba a ser el regalo de bienvenida para su hermano, así Diego sabría todas las aventuras que habían vivido antes de que él llegara, mientras le esperaban. Marta iba tachando en el calendario los días que quedaban para que llegara, era la espera más emocionante de su vida. Y precisamente en honor a su hermano, Marta decidió titular su cuento: “Esperando a Diego”

Fin

Ilustración: Núria Bertran

Esperando a Diego – Último capítulo es uno de los cuentos de niñas de la escritora Ana Matías sugerido para niños a partir de once años.

Capítulo VI

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