El sello de Lyrax - Capítulo XI es uno de los cuentos de aventuras para jóvenes de la escritora Elizabeth Segoviano sugerido para todo tipo de lectores. Ilustración a cargo de Elizabeth Segoviano.
NO LE TEMAS A LA OSCURIDAD
Un relámpago diez mil veces más fuerte, estruendoso, brillante y potente que los que había creado Tandrara irrumpió en el firmamento golpeando con fuerza el suelo, cientos de centellas salieron volando por doquier, la luz era tan cegadora que nadie podía distinguir nada, pero Ivy, con los ojos entre cerrados pudo verlo
¡ERA DARIAN!
- ¡No tengas miedo Ivy! – decía el chico–ella no puede hacerte daño, no le temas a su oscuridad.
- ¡Darian! Tan pronto la pequeña pronunció el nombre de su hermano Tandrara se convirtió en una masa de negrura y cubriendo a Ivy la apartó de Thorfax, Haibane y Darian, pero los trece dragones se lanzaron detrás de ella para ayudarla.
Ivy parecía estar en la nada, pues nada podía ver, no sentía el suelo bajo sus pies, ni podía tocar muro alguno, tampoco soplaba el viento y estaba tan oscuro que no podía ver sus propias manos; su respiración se aceleró, todos sus sentidos se afinaron y comenzó a escuchar ruidos escalofriantes, a sentir que alguien estaba muy cerca de ella, y el miedo empezó a dominarla, cuando Tandrara al fin sintió ese miedo se alegró, se fortaleció y pudo llenar la mente de Ivy con todo tipo de visiones aterradoras; por un momento la niña quedó atrapada en la nada rodeada de sus miedos .
Fue entonces cuando las palabras de su hermano resonaron en su cabeza “no le temas a su oscuridad” también recordó a Haibane diciéndole que nunca mirara hacia atrás, y además tenía las palabras de sus padres, que le decían que no hay absolutamente nada que temer en la oscuridad, porque realmente no existe tal cosa si uno tiene en la mente un nombre que haga todo brillante, y un recuerdo feliz que nos ilumine el corazón, y resulta que Ivy tenía muchos nombres que podían iluminar cualquier oscuridad, por densa que fuera, tenía en los labios el nombre de Darian, y el nombre de su papá y mamá, el de su abuelo, los de sus amigos, tenía el nombre de su pez dorado, también tenía a Haibane y Thorfax, Ivy se dio cuenta de que podía llenar la oscuridad con miedo o con cosas hermosas, ésa era su decisión, no la de la hechicera.
Así que en un santiamén la horrible oscuridad se fue desvaneciendo igual que un pesado telón que se cae, y detrás de aquel velo de oscuridad había deslumbrante luz, y entre la luz estaban los trece dragones, a la espalda de Ivy, resguardándola, aunque realmente no los necesitaba porque Ivy ya no le temía a la oscuridad ...
Continuará …
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El sello de Lyrax - Capítulo XI es uno de los cuentos de aventuras para jóvenes de la escritora Elizabeth Segoviano sugerido para todo tipo de lectores. Ilustración a cargo de Elizabeth Segoviano.