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El guardián de los sueños – Capítulo VIII

Por Elizabeth Segoviano. Cuentos en capítulos.

Capítulo VIII – Sin miedo

Sin Miedo - El guardián de los sueños - Capítulo VIII - Cuento

Cuando Soleil quedó inconsciente en el sendero oscuro, cayó en un sueño pesado y profundo del que no podía despertar, aunque escuchaba todo lo que pasaba a su alrededor, y sabía que Aldebarán, el búho y los seres mágicos no la dejarían sola, sin embargo al mismo tiempo, podía ver lo que habían hecho las sombras, que poco a poco iban tomando el control de los sueños de todos los niños de su ciudad, y mientras más sueños capturaban más fuertes se volvían, y ahora no tenían problemas para apoderarse de los sueños de los adultos … la ciudad entera estaba cayendo en los brazos de esa malévola oscuridad para ya no despertar y yacer atrapados en pesadillas eternas, pero Soleil sabía que así como existía la oscuridad, existía la luz, que aunque esas apariciones eran fuertes, también eran fuertes las hadas, los ángeles y su querido y valiente guardián, y que ella debía ser igual de fuerte, por su Nana, por sus amigos, por sus padres, por todas las personas de su ciudad. Supo que debía permanecer ahí para dar batalla y mandar un mensaje a esas sombras “¡AQUÍ HAY ALGUIEN QUE LOS VA DERROTAR!! … ¡SIN MIEDO! – pensó la niña – tan pronto pensó eso, una intensa luz comenzó a rodearla quedando dentro de una gran burbuja luminosa, aquello atrajo la atención de las sombras que sin chistar se apresuraron al encuentro de Soleil luciendo sus caras más terroríficas y múltiples garras mientras gruñían, chillaban, aullaban y se retorcían.

Mas la luz de la burbuja de Soleil era tan intensa que en el acto las sombras comenzaron a retroceder cubriendo sus espantosos ojos, chillando de dolor y de rabia, fue entonces cuando llegó Vermalion, el ángel de los sueños, con sus enormes alas doradas, enfundado en su armadura, ondeando su reluciente espada, y tomándola con ambos brazos la estrelló en el suelo, éste se resquebrajó y las sombras cayeron en las grietas que lentamente estaban siendo inundadas con oleadas de luz convirtiendo a las sombras en piedra y luego en arenisca que se disipaba con el batir de las alas de Vermalion.

Soleil –decía el ángel – me manda tu guardián, él sigue luchando allá afuera para derrotar esta oscuridad, pero tu y yo la detendremos aquí, ahora que has enfrentado tu miedo y sabes que eres protegida, por mi, por Aldebarán. El búho. tu Nana y los seres mágicos debemos esparcir la noticia a todas esas personas que no pueden despertar de sus pesadillas, para que luchen, enfrenten sus miedos y se liberen, para poder debilitar esta oscuridad y que Aldebarán lleve a cabo con todo éxito su misión.

La pequeña sonrió y en su lenguaje de señas le agradeció a Vermalion y ambos envueltos en la luz de miles de estrellas avanzaron sin miedo hasta encontrar los sueños de sus amigos, que se no podían despertar de pesadillas terribles en las que sus profesores querían atraparlos, pero la luz de Soleil era tan deslumbrante que al verla, sus amigos olvidaron las terribles visiones que los habían acechado y viendo al ángel y a su amiga se atrevieron a dejar de lado sus miedos, armarse de valor y enfrentar a las sombras que, atónitas al verse debilitadas no tenían más que remedio que huir o ser convertidas en polvillo.

Así uno a uno, visitaron los sueños de todos los que habían quedado atrapados en las garras de pesadillas de la oscuridad y uno a uno todos los habitantes se enfrentaron a las sombras produciendo su propia luz, la luz de sus sueños, la luz de bellos recuerdos, la luz de amigos, de familia, la luz del amor de las mascotas, la luz del futuro, y uno a uno pudieron despertar dejando así débil a la oscuridad.

Mientras tanto de vuelta en el sendero retorcido, el sabio elfo Albornoux, Aldebarán, El búho y una guarnición de elfos y hadas se abrían camino con sus espadas de luz sin ser arañados siquiera por la oscuridad que comenzaba a replegarse, pero que aún no estaba vencida.

Todo acabará en donde empezó – pensó Aldebarán al ver que las sombras huían y apresuraron el paso para llegar al bosque del búho.

Una vez llegaron al gran árbol donde el buen búho tenía su nido los recibió su esposa búho feliz de ver a salvo al compañero de su vida.

Buhoo, amor mío -decía la búho- ¿ya no te irás más?

Temo que aún no estamos a salvo mi dulce ave del paraíso Buhoo ¿todavía está aquí el hada que dejamos cuando me fui?

¿Buhoo? ¿un hada? Eso, lo explica todo, no quiso comer ratones ni quería la sabrosa cena que le regurgitaba, así que tuve que conseguirle fresas silvestres pero no dejaba de parlotear, creí que quizá era una guacamaya buhoo, me hartó y tuve que cerrarle el pico con una gorda lombriz, se puso un poco verde pero desde entonces ya dejó de parlotear y dejó de querer escapar, buhoo, le dije que no era seguro andar merodeando… creo que se ha puesto algo triste y ahora no quiere salir del nido, mira.

En efecto el hada Darkleryth estaba en el fondo del nido de la famita búho arrebujada entre las suave pelusa de dos bebés búho que se habían encariñado con ella. Al ver al gran maestro Albornoux la pequeña Darkleryth dio un gritito de susto y quiso huir pero la garra de Aldebarán ya la tenía bien sujeta, firme pero gentilmente.

¡Por todos los cielos chiquilla malcriada! –gritó Albornoux¿no ves lo que tu insensatez ha desatado? ¿acaso no has visto la oscuridad que casi se apodera del mundo de los humanos?

Yo no he hecho nada malo, he sido capturada por esta búho loca, yo no he hecho nada malo.

¡Semejante ignorante! ¡cara de hada y cabeza de piedra! ¿qué tienes en la cabeza? ¿acaso tienes mármol en lugar de sesos? Tu y tu rebeldía, tu y tu ignorancia, tu y tus prisas, tu y magia de hada y de bruja, semejante pedazo de alcornoque tus hechizos retorcidos, incompletos de bruja y hada a medias han desatado las oscuras pesadillas que atormentan el mundo de los humanos, tu, remedo de hada, tu y tu bocaza sin frenos le han puesto un maleficio a una niña inocente que nada ha hecho para merecer tanto terror y tantas preocupaciones.

¿Qué? ¿qué hechizo? ¿qué niña?

Soleil –intervino Aldebarán-, la niña que te rescató una tarde de tormenta, la niña buena e inocente que te arropó con la capa de su muñeca, la niña linda que cepilló tu cabellera, la niña gentil que te dio a beber chocolate caliente, la que te sonrió, la que te invitó a regresar a su casa cuando quisieras, la que te trató con toda amabilidad y cortesía … mi niña, mi protegida, la razón de que yo esté aquí luchando espada con espada con tus hermanos elfos y hermanas hadas para rescatar sus sueños y los sueños de todos los que cayeron en las garras de la oscuridad.

¿Soleil? –el hada se llevó las manos al rostro y lloró, notó que Albornoux, el búho, el oso y sus hermanos tenían armaduras de batalla, que estaban cansados y preocupados y cayó de rodillas sobre la garra del guardián- ¡lo siento, lo siento! No era mi intención, yo, yo quería que ella tuviera sueños dulces y que me olvidara, yo… yo nunca quise hacer daño…

el Hada no acababa de hablar cuando un torbellino oscuro la arrebató de las manos de Aldebarán y todos se quedaron perplejos, todos excepto la esposa del búho que más rápida que una saeta emprendió el vuelo sin importarle ninguna oscuridad y de un solo picotazo logró recuperar a Darkleryth para depositarla nuevamente al cuidado de Aldebarán, pero cuando estaba a punto de hacerlo el torbellino tomó a forma de una monstruosa pantera y le asestó tremenda mordida a la valiente búho que cayó como piedra en alguna parte del bosque, al ver aquello el búho gritó y se lanzó en contra de la sombra, su cota de malla hecha con estrellas fundidas le daba pelea a la sombra, pero Aldebarán y los demás tampoco se quedaron quietos y el oso lanzó con todas sus fuerzas su espada lunar que fue a clavarse en el ojo de la criatura que aullaba como un monstruo de pesadilla, las hadas ya habían lanzado una lluvia de flechas mágicas y Albornoux con su báculo le lanzaba bolas de luz del alba hasta que de la temible sombra solo quedaron cenizas.

Las hadas de inmediato sobrevolaron el bosque en pos de la búho y la encontraron maltrecha y con un ala rota, pero con vida, al ver aquello Darkleryth lloró desconsoladamente mientras corría al encuentro de la pobre búho que la había salvado de un terrible destino, se posó sobre ella y dijo : ” licht, licht, orion licht, volare, volare amor, licht amor profundere “ y de las palmas del hada se comenzó a derramar una bella luz tornasolada que bañó a la búho sanándola casi de inmediato.

El camino correcto –dijo Albornoux, cuando escoges el camino correcto tu magia es correcta Darkleryth, deja ya tus rebeldías infantiles y haz el bien que puedes hacer en este mundo.

Si gran maestro, es como usted dice, soy una cara de hada pero sesos de piedra, yo no quise lastimar a nadie, y haré todo lo que pueda para resarcir el daño que he hecho, por favor, mi señor guardián, guíeme para ayudar a Soleil, para vencer la oscuridad que he hecho posar sobre todos.

Debemos ir a la casa de Soleil, ahí donde lanzaste tu hechizo por vez primera y deshacerlo, cuando lo hagas las sombras irán hacia ti, pero todos estaremos para terminarlas.

Si mi señor.
Cuando llegaron a la casita de Soleil notaron que aunque ya eran casi las siete de la mañana, parecía medianoche pero Darkleryth estaba decidida a ponerle fin a toda esa detestable situación así que se sentó en la ventana de la niña mirando sus juguetes y su cama vacía, mirando las marcas de lucha que habían dejado las sombras y mirado la profunda oscuridad que sumergía todo, se aclaró la garganta e intentó decir el hechizo de aquella tarde, pero no lo recordaba.

¡No recuerdo! – gritó horrorizada – adventus …sogno …

concéntrate, le decía el guardián mientras los demás asumían sus posiciones y alistaban sus armas, respira, concéntrate.

Adviniere … sigilos … no eso no es … por todos los cielos, no recuerdo.

No mires esta oscuridad Darkleryth –decía Albournoux tomando sus manos- cierra los ojos, recuerda aquella tarde, recuerda el olor a lluvia, recuerda el calor de las manos de Soleil mientras cepillaba tu pelo, recuerda el sabor del chocolate caliente, respira … y dime al ído las palabras del hechizo

Advere … -dijo temblando el hada – advere somnious efugiare somnious, advere oscuritate … eso es, eso es lo que dije

Muy bien, ahora repite conmigo ¡ETATIRUCSO EREDVA, SOMNIOUS, ERAIGUFE SOMNIOUS EREDVA! ¡Todos, con nosotros repitan!

¡ETATIRUCSO EREDVA, SOMNIOUS, ERAIGUFE SOMNIOUS EREDVA! Dijeron todos al unísono y el cielo rugió, centelleó el suelo tembló y una inmensa sombra del tamaño de un edificio se apreció en mitad de la calle, mostrando sus colmillos babeantes al hada, pero su oscuridad estaba palideciendo gracias a que Soleil y Vermalion habían estado despertando a la gente, iluminando sus pesadillas, así que el primero en atacar fue Aldebarán con su espada lunar, sin miedo alguno, rechazando los manotazos de aquella descomunal sombra con su escudo de atrapa sueños que al tocar a la entidad oscura le arrancaba trocitos así que se fue quedando sin uñas, sin dedos, sin trozos de piernas y las hadas y elfos y Albornoux también repelían todos sus intentos de atacar con flechas encendidas en el fuego de Igne y estocadas de espadas forjadas en la luz de las constelaciones, reduciendo así a la bestia oscura a trozos y mientras lo hacían el sol comenzó a clarear la larga noche que habían vivido, el trinar de los pájaros regresó, y ellos en sus piquitos llevaban gotas de rocío que reflejaban la bendita luz del sol y aquella llovizna dorada acabó por doblegar a la oscuridad para que Aldebarán la absorbiera con su escudo. Al hacerlo los hilos que entrelazaban la mágica red se deshicieron, el caracol y la roca se estrellaron y se hicieron polvo y aquel polvo voló directamente hacia Albornoux que lo puso dentro de un frasco con la luz de Venus y que resguardarían en el gran salón de la Stella Eterna en el castillo de Mizar, donde sería resguardada por Vermalion para que nunca jamás pudiera revivir esa oscuridad y dañara a alguien.

Los amigos se miraron unos a otros sonriendo, cansados pero felices de haber tenido éxito en aquella empresa tan peligrosa y por la ventana vieron una inmensa luz aparecer, en ella venía Vermalion volando suavemente con Soleil en los brazos para depositarla en su cama, también levantó al fornido Aldebarán como si fuera un ordinario osito de peluche y lo depositó junto a la niña, los besó a ambos y hadas, elfos, ángeles y seres mágicos regresaron a Mizar. Dejando detrás de sí una estela dorada y el eco de palabras dulces y amables que los invitaban a regresar a Mizar cuando quisieran.

Soleil abrazó a su guardián y delicadamente le quitó la armadura, también tomó al valiente búho, le dio en besito en la cabeza y le quitó la cota de malla y el casco y todo lo depositó en un cofre de madera a los pies de su cama, lo cerró con llave y se la puso al cuello a Aldebarán para que si alguna vez necesitaba usarla de nuevo pudiera sacarla sin problema alguno, el búho tomó a Darkleryth que se había ocultado detrás de unos libros y la sentó en su lomo para llevarla de vuelta al bosque donde quería vivir para proteger a las aves y los animales del bosque, esta vez con el permiso y la bendición de su gran maestro Albornoux.

Luego de unos minutos solo quedaban Soleil y Aldebarán acurrucados bajo el edredón de su cama cuando se abrió la puerta y entraron sus padres y su Nana, Soleil les contó todo lo que había sucedido, pero sus padres le dijeron que todo lo había soñado, la pequeña entonces miró a su Nana quien se sentó en la cama acariciando su cabello hasta que sus padres salieron de la habitación, la niña le preguntó en lenguaje de señas a su Nana si ella le creía, y la vieja Nana le guiñó un ojo y le dijo, claro que si mi niña, yo te creo porque Aldebarán alguna vez fue mi guardián, pero nunca peleó tan fuerte como la hecho por ti, te ví en mis sueños, te sentí, sentí tu valentía y supe que tu y Aldebarán nos rescatarían a todos.

Nunca dudes mi pequeña, ni de tus sueños ni de tus fuerzas, ni de tu valor y llegarás a las estrellas.
Aldebarán las abrazó a las dos y los tres volvieron a acurrucarse entre las sábanas.

Fin.

«Pues así amigos soñadores, llegamos al final de esta historia, espero la hayan disfrutado y agradezco infinitamente a quienes la han seguido y comentado aunque me demoré bastante en terminarla, una historia cien por ciento real, una historia muy mía que ojalá los haya entretenido y les haya dibujado una sonrisa … yo sé que Aldebarán seguirá protegiendo el sueño no solo de Soleil sino de muchos pequeños y que el hada Darkleryth irá a lomos del búho a visitar a la niña y beber chocolate …. y yo … bueno yo seguiré escuchando sus historias y si ellos me lo permiten seguiré compartiendo con ustedes otras aventuras».

Elizabeth Segoviano

Elizabeth Segoviano © Copyright 2013 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

Ilustración de Elizabeth Segoviano

Cuento infantil en idioma español sugerido para niños lectores de 9 a 12 años.

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