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Por Tatiana Guadalupe Castro Guzmán. Cuentos educativos para niños.

Mundo Imaginario. Cuentos con moraleja. Cuentos para chicos. Cuentos educativos infantiles. Material educativo.

Mundo imaginario

En el pintoresco pueblo de Temaces existe una casa muy peculiar, en la cual habita una madre soltera y su pequeña hija de 7 años. La niña de nombre Alejandra o Alex, como de cariño la llaman, es muy bonita, inteligente, educada, pero con un gran defecto, es demasiado delgada.

Alex obedece en todo a su madre, sin embargo al momento de comer sus verduras o frutas siempre termina discutiendo en la mesa porque no querer comérselas.

- Madre no quiero comer frutas ni verduras -expresa enojada siempre Alejandra-.

Tal fue la desesperación de su mamá, que la tuvo que llevar a un médico para ver el estado de salud de su hija. El diagnóstico del médico no mostró signos de alguna enfermedad, pero recomendó a la pequeña Alex alimentarse sanamente, incluyendo en su dieta todas las vitaminas que las verduras y frutas pueden ofrecerle.

Al llegar a su casa la madre de Alex hizo una rica sopa de verduras, pero Alejandra no probó bocado.

Esa noche la pequeña tuvo un sueño muy extraño, soñó un mundo muy hermoso, lleno de colores, donde el silencio se apoderaba de toda esa atmósfera, en el cielo había un arcoíris y el sol iluminaba a todo ese paisaje. Todo parecía muy normal, sin embargo no logró ver a sus habitantes. En vez de casas existían cuevas por todas partes y unos verdosos árboles muy grandes. Es lo único que pudo alcanzar a soñar esa noche, ya que su madre la despertó para ir a la escuela.

- Alex levántate para ir a la escuela -.

Emocionada por el sueño, Alex empieza a preparar todo para dirigirse a estudiar; en cuanto llega al salón de clases cuenta a sus amiguitas el sueño que tuvo, y les dijo:

- Ya quiero que sea de noche otra vez para soñar nuevamente ese fantástico mundo -.

Al terminar las clases Alex regresa a su casa, en la comida aparta a un lado las verduras y no come ninguna fruta por la tarde.

- No me gustan las frutas ni las verduras, -dijo nuevamente Alex-.

Después de eso la niña se pone a hacer la tarea y al terminar se sienta a ver la televisión. Dada las 9 de la noche su madre le pide que se vaya a cenar, ya que acabó; muy ansiosa Alex corre a su cuarto, lo primero que hizo fue ponerse la pijama, después lavó sus dientes y por último se acuesta a dormir esperanzada con soñar lo de la noche anterior, pero cual fue su sorpresa que no logró soñar nada.

Muy triste Alex espera visitar nuevamente ese mundo imaginario, sin embargo pasan los días y ese sueño no aparece.

Un día en la tarde, Alejandra sale a jugar y regresa a su casa muy cansada, sin cenar se acuesta a dormir y ¿qué creen? sucedió lo que esperaba. La imagen de ese mundo estaba en su mente, todo lucía igual, el arcoíris, el sol brillante, los verdosos y grandes árboles, las pequeñas cuevas situadas por todos lados, todo estaba en su lugar, pero era distinto en algo, Alex se preguntó ¿Porqué ya no se siente el silencio en la atmósfera?

Al segundo conoció la respuesta.

De las pequeñas cuevas empezaron a salir diferentes clases de verduras, tales como la papa, zanahoria, y cebolla; de los árboles comenzaban a asomarse las siguientes frutas, naranja, manzana, pera, plátano y limón, aunque este último sea una verdura, los cuales no eran normales. Cada uno de ellos poseía vida y rasgos característicos.

Alex se acercó a la primer cueva, en ella se encontró una papa muy exuberante, tenía cabello largo, unos ojos grandes y una boca pequeñita. La papa sonrió y dijo con una voz dulce…

- Hola Alex -.

Alejandra se asombró mucho al darse cuenta que la papa sabía hablar y sobre todo que conocía su nombre.

La papa dejó de hablar, por tal motivo la pequeña Alex se acercó a la segunda cueva. Esta era habitada por una zanahoria o mejor dicho un zanahorio jajaja, pues esta verdura resultó ser hombre, tenía puesto un sombrero y unos lentes oscuros, con voz gruesa dijo…

- Hola Alex ¿cómo estás? -.

Alex anonadada se quedó muda y se alejó. De la tercera cueva salió una cebolla pero esta no mencionó nada, sólo le sonrió.

La pobre niña no hallaba que hacer, fue a los árboles, en ellos se observaban todas las frutas y el limón, las frutas comenzaron a hablar, como el limón era cantante no paraba de cantar. Así que Alex no pudo entender nada, sólo quería salir de ese lugar, pero en ese momento una naranja pecosa y regordeta grita…

- ¿Alex comiste tus verduras? -.

La niña se quedó inmóvil, y a lo lejos se escuchó el grito de la exuberante papa:

- Alex obedeciste a tu mamá ¿comiste tus frutas? -.

Alejandra llorando protestó:

- Cállense, cállense odio las frutas y las verduras -.

Entonces la amigable cebolla habló…

- Alex ¿Quieres decir que nos odias a nosotros?, -la pecosa naranja interrumpió…- Déjenla en paz, la están haciendo llorar -.

El turno era de una joven y deportiva pera, su aspecto era algo informal pero filosofando le dijo a la pequeña…

- Alex sólo te queremos hacer entender el daño que te estás haciendo -.

Los pequeñines de ese mundo, el plátano bromista y la bondadosa manzana al mismo tiempo dijeron…

- Sólo queremos ser tus amigos -.

Y por último se enfrentó al limón cantor…

- Escucha las palabras de mis amigos, cada una de ellas te da mucho abrigo -.

En coro todas las verduras, así como las frutas expresaron…

- Alex si quieres estar saludable debes de comer todos los nutrientes que nosotros te podemos brindar -.

Cuando terminaron de hablar Alejandra despertó del sueño con una sonrisa. Después de todo lo que vivió en ese mundo imaginario aprendió la lección y, para sorpresa de su mamá, adivinen que pidió Alex de comer… Sopa de verduras-. ¡Y de postre una rica manzana!

Moraleja

Para estar saludables es necesario tener en nuestro organismo todos los nutrientes necesarios y, en eso, las verduras y las frutas te podrán ayudar.

Fin.

Mundo imaginario es un cuento de la escritora Tatiana Guadalupe Castro Guzmán © Todos los derechos reservados.

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