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Por María Teresa Di Dio. Cuentos de viajes para jóvenes y adultos

Viajero del pasado es la historia de Mónica, una audaz mujer que, sin embargo, escapa de un pasado oscuro que quiere olvidar. En esta búsqueda, Mónica decide cambiar completamente su vida y buscar nuevos destinos. Es un cuento de la escritora argentina María Teresa Di Dio y es un relato recomendado para jóvenes y adultos.

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Viajero del pasado

Viajero del pasado - Cuento en París
Imagen de ArtTower

Se detuvo un momento, la tarde se acercaba a su fin, destellos rojizos se perdían sobre el horizonte, el tiempo… eso el tiempo, transcurría más rápido de lo que deseaba.

Puso los pies sobre los pedales de la bicicleta y partió tan rápido como pudo con ansias de llegar a su hogar, casi su hogar, porque llevaba tres largos meses allí.

La puerta abierta le llamó la atención, la había dejado sin llave, pero alguien la había abierto y dejado así, eso la preocupó un poco.

Adentro la penumbra cubría los muebles y enseres, …una alta figura se dio vuelta lentamente, «¿Hola Mónica cómo estás?» dio un respingo y sin contestar fue a encender la luz, la fuerza de su carácter no fue suficiente para contestar sin estremecerse.

– «Yo bien, en esta ciudad trabajando y rehaciendo mi vida nuevamente, ¿Cómo me encontraste?»

– «Por tu empleo, diste esta dirección y tu trabajo no ha variado desde hace mucho tiempo, ser doctora es una actividad que no vas a eludir a pesar de las circunstancias.»

– «Es verdad», y bruscamente las palabras salieron de su boca.

– «Debo descansar, la noche de guardia ha tenido mucho trajín.»

El viajero del pasado salió sin decir nada, encaminando sus pasos hacia la noche, que ya se encendía de estrellas.

Mónica pensó en dormir, pero su mente tenía extrañas figuras que se mezclaban con su ayer, el hombre la había sorprendido y nerviosamente recordaba haber salido de su vida casi atropelladamente y sin pensar en las consecuencias.

Todavía seguía agitando incrédula su cabeza, No había podido desterrar su pesadilla y los golpes recibidos de ese hombre, que según decía la adoraba.

Al rememorar su pasado no pudo evitar la tristeza precedida de momentos de turbulencia y tensión, que habían hecho de su vida un calvario.

Aquella mañana se sentó en la cama, analizando la forma de eludir para siempre aquél pasado que la había aterrado.

En el hospital, al recibir su renuncia se habían asombrado, y sin dar explicaciones salió de allí rápidamente, con rumbo a la terminal de ómnibus, sin equipaje para no levantar sospechas, su viaje sería lo más lejos posible.

El viaje la llevó a la frontera del país vecino y de allí con suerte hacia otro destino sin definir.

Aún estaba allí contemplando los chorros de agua que caían del alero y danzaban frente a las luces de las farolas, cuando pensó que, si seguía en medicina, siempre tendría el temor de ser rastreada y perseguida.

El tren la arrancó de sus pensamientos, destino, muy lejos…

Se adormeció vagamente con los traqueteos y vaivenes del tren, mientras que en cada parada su curiosidad la hacían mirar por la ventanilla.

Mónica contempló con mirada distraída como descendían los viajeros en las siguientes estaciones, de allí seguramente ella, tomaría otra clase de transporte. No había tenido en cuenta el nombre de la ciudad, y tuvo oportunidad para ello, pero su destino era la gran urbe. Una vez allí, efectuó las compras de algunas vestimentas, tenía intención de cruzar la cordillera por carretera, hacia otras ciudades y de allí, después de reunir dinero y documentación, a otro país.

Caía la tarde cuando despertó, asomándose a la ventana del hotel, contempló la animación en la calle con vehículos y transeúntes que se movían presurosos.

Volvió la mirada al extenso valle, al ancho río y a la majestuosa cordillera, con extrañas y misteriosas rocas negras.

Entremezclados con las edificaciones más antiguas, aparecían cúpulas y altos edificios que le daban a la gran urbe un aspecto moderno.

Se apartó de la ventana, ahora lo único que necesitaba era un trabajo urgentemente. Ya anochecía y quería hacer copias de los documentos que llevaba consigo, sin dar a entender que se había recibido en medicina.

Varios días después, aún seguía buscando y caminando por todas las calles céntricas y lugares dónde había pedidos de empleos.

En determinado momento de sus caminatas, no muy lejos del hotel donde se alojaba, había un cartel en una agencia de viajes, sin dudarlo entró dispuesta a dejar los documentos y requisitos que se le solicitaran.

El dueño de la agencia de viajes, se presenta:

– «Soy Javier Antonio Montero

– «Mónica Andrea Fuentes, un gusto señor.»

Al momento de entregar los datos y documentación, el señor que la estaba atendiendo pregunta:

– «¿Habla algún idioma?»

– «Si señor, inglés y francés.»

– «Bien, suficiente, además de su idioma, si está dispuesta a estudiar italiano, está contratada.»

Mónica salió a la calle, con la enorme satisfacción de comenzar a trabajar en algo que le gustaba, el aire estaba cargado de aromas, y una suave brisa traía algunos pétalos de los árboles en plena floración, en esa primavera.

La agencia de viajes tenía un movimiento muy importante, su vida comenzó a cambiar, tres empleados además de ella. Mónica era competente y tenía un punto a favor, dominaba casi tres idiomas.

El sueldo que le habían ofrecido era suficiente para vivir, sin hacer muchos gastos.

Muy pronto todo daría un gran cambio. Su próximo trabajo era ser acompañante turístico de un tour de cinco días a Francia.

Preparar el viaje, buscar artículos y referencias con respecto a los lugares turísticos. A pesar de saber el idioma perfectamente, tenía que preparar y buscar información de los lugares publicitados por la agencia.

El trajín la absorbió por completo durante quince días, ni tiempo de salir a comprar algunas prendas para llevar ropa bonita a su viaje. Ni bien termine su trabajo, saldría corriendo, pensó Mónica.

Paris, la capital de Francia, con un centro mundial de las artes, cultura gastronomía, y cafés.

Su paisaje urbano del siglo XIX estaba entrecruzado por amplios bulevares, el Rio Sena, la Torre Eiffel y la Catedral de Notre Dame del siglo XII.

Con sus prestigiosos monumentos, la ciudad de las luces ofrecía lugares como el barrio de Montmartre, siempre en la agenda de viajeros.

¡Llegar a Francia era el destino soñado! Por muchas personas y lo había sido para Mónica hasta ese momento. Estadía en hotel, desayuno con los turistas, salir y aprovechar los días que se presentaban tibios y luminosos.

Un nuevo desafío para ella, que siempre había tenido todo resuelto. Con la alternativa de trabajar en la agencia de viajes, su vida estaba solucionada, económica y socialmente.

¡Un pasaje a la libertad! ¡Y ganaría dinero con eso! Hasta el momento, nunca había tenido tiempo de vivir de un modo adecuado, y tomarse unas vacaciones, que, a pesar de ir a trabajar, para ella serían como unas lindas vacaciones, en un país que la había atrapado y seducido. ¡Ahora era viajera!

Fin.

Viajero del pasado es un cuento de la escritora argentina María Teresa Di Dio © Todos los derechos reservados.

Sobre María Teresa Di Dio

María Teresa Di Dio - Escritora

«Soy nacida en Buenos Aires, Argentina. Actualmente vivo en Bahía Blanca y, desde hace muchos años. Soy madre de tres hijos, abuela y bisabuela.»

Con numerosos premios y diplomas de honor, posee dieciocho antologías y dos libros infantiles. Entre ellas dos «Por la Paz del Mundo», de Poetas del Mundo, publicados en Australia y que se encuentran en la biblioteca de Canberra. Además, fue nombrada en 2014 Embajadora de la Paz.

Colabora con programa Diamante en libros infantiles ya en su sexto libro virtual. Es presidente de Unión Hispano Mundial de Escritores en filial Bahía Blanca.

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