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La princesa que llora

La princesa que llora. Ahmed Gilberto Manzano Mora. Niño escritor cubano. Cuentos de princesas.

Hace muchos años, en un lejano país llamado Taikarú, vivía una bella princesa de ojos azules como el cielo, pelo dorado como el sol y labios rojos como la sangre, su nombre era Juncal.

Cuentan que en ese castillo había una fuente de agua tan maravillosa que servía a todos y jamás se agotaba, su agua tan fresca y pura quitaba la sed a los que la probaban, hacía reverdecer los campos del castillo y los frutos eran hermosos y saludables. Las virtudes de aquella fuente eran conocidas en todos aquellos contornos.

En cierta ocasión comenzó una terrible sequía en todo el país, no llovía, los pozos se secaron, las personas morían de hambre y sed, entonces muchos de los necesitados decidieron pedir ayuda a la princesa, esperaban que fuera bondadosa y les diera abrigo en su inmenso castillo, hasta que pasara aquella terrible temporada.

De este modo fueron llegando a Taikarú hombres, mujeres, ancianos y niños, en busca de ayuda. Cuando la princesa Juncal vio aquella situación mandó a cerrar todas las puertas del castillo, y ordenó poner un cartel que decía:

– “Retirarse todos, no puedo brindar mi agua a nadie, esperar a que llueva”.

Muchas personas murieron allí mismo frente al castillo, pero a ella no le importó en lo absoluto. Entonces el hada que habitaba en el país decidió castigar a la princesa y salvar los que quedaban vivos, se presentó en el castillo y le dijo:

– Vas a ser castigada bella princesa por dejar que tanta gente muera de hambre y desde. Darás agua a todos para siempre y sin que nadie te la pida.

Dichas estas palabras el hada desapareció, la princesa no cría que fuera a suceder nada, pero de pronto sintió que su cuerpo se derretía como si fuera de hielo, se fue desvaneciendo poco a poco hasta convertirse en un charco de agua, sin darse cuenta se evaporó y se convirtió en una inmensa nube gris, estaba tan triste que comenzó a llorar y a llorar, el viento la llevaba de un lado a otro y ella no paraba de llorar. Sus lágrimas ayudaron a salvar la vida en la Tierra.

Cuentan que desde entonces la princesa llora y llora con la esperanza que un día el hada le quite el castigo y pueda volver a ser la de antes, ha llorado tanto que sus lágrimas han permitido que no falte jamás en ningún lugar del mundo.

Fin
 
La princesa que llora. Literatura infantil y juvenil, cuentos que no pasan de moda. Lecturas para niños de primaria. Historias para aprender leyendo.

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