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El mago Carracuclás, era el mago de los libros, estaba muy triste porque los niños, habían dejado de leer, él lo sabía porque cada vez, que un niño leía un libro, se encendía una lucecita en su castillo y hacía mucho tiempo que no se encendía ninguna.

-¿Qué pasará? A mi amiga el hada de los cuentos tengo que llamar ella me lo dirá.

Y llamó al hada Celeste, El hada fue enseguida al castillo de su amigo, el mago Carracuclás la estaba esperando.

-Pasa querida amiga, me alegro mucho de verte te he llamado para preguntarte si sabes ¿por qué los niños han dejado de leer?

-Sí que lo sé, el Brujo Malacabrú es un brujo muy malvado que odia los cuentos, muchas veces ha intentado destruirlos, pero nunca lo lograba porque yo no lo dejaba, un día muy enfadado vino hacia mi y me dijo:

-Por tu culpa los niños siguen leyendo cuentos, y la magia y la fantasía sigue con ellos pero será por poco tiempo, mi magia hará que no vuelvan a leer más.

-No pude hacer nada querido amigo Carracuclás

Su magia a todos los lugares llegó
Y a todos convenció, nadie leía ya
Se aburrían se lo pasaban mal
Y los libros quedaron olvidados

En las estanterías y en las librerías.

El mago Carracuclás no podía creer lo que estaba oyendo.

-No puede ser

La magia del brujo no puede vencer
Los libros no son aburridos
Cuando lees, sucede algo mágico, sin moverte del lugar, puedes viajar, reír, llorar, jugar. Tienen que comprender que leyendo se lo pasaran bien.

-Tienes razón amigo Carracuclás
Y tengo una idea que creo que funcionará

-Dime cual es, y enseguida lo haré.

-Verás, querido amigo irás a todos los lugares donde haya niños y de nuevo, les enseñarás la magia que tienen los libros.

Cuando abras un libro delante de ellos sus personajes verán, sus historias querrán saber y para eso tendrán que leer.

-¡Que buena idea! Hada Celeste, enseguida empezaré y el brujo Malacabrú, comprenderá que la lectura nunca desaparecerá.

El mago Carracuclás, fue a todos los lugares donde había niños y cuando les enseñaba los libros les hacía ver su magia y cantando les decía:

Soy el Mago Carracuclás
Que os viene a enseñar
Que los libros son amigos
Que no tenéis que olvidar.

Y los niños contagiados por el mago decían ilusionados.

-¡Mirad! cuantos personajes hay, ¿Qué historias tendrán? ¿Qué les pasará? Nos queremos enterar.

-Solo hay una forma de saberlo, decía el mago sonriendo, TENDREÍS QUE LEERLO

Y cuando lo leían los niños decían:

-Este libro es muy divertido, me lo he pasado muy bien cuando lo he leído

Otro decía.

-Yo he terminado de leer uno de aventuras, con él me lo he pasado genial, te lo dejaré para que te lo pases igual de bien.

Los niños con los libros ya no se aburrían ahora se divertían y en el castillo del Mago Carracuclás muchas lucecitas estaban encendidas.

-¡Que contento estoy! La magia del brujo no ha servido para nada, los libros tienen mucho más poder que él, nunca podrá con la AVENTURA DE LEER.

Y el Mago Carracuclás siguió enseñando a los niños la gran magia que tienen los libros.

Un día llegó con un libro muy especial.

Mirad, niños este libro, hace más de cuatrocientos años que se escribió, Miguel de Cervantes fue su autor, y Don Quijote de la Mancha lo tituló, os animo a leerlo, sus personajes os esperan dentro. Tenéis que conocerlos.
Y los niños animados lo leían, se lo pasaban bien, y sobre todo ¡SE DIVERTÍAN!

Fin

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