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No tengo otro plan. Cuentos de Jesús

No tengo otro plan. Escritores de cuentos de Buenos Aires, Argentina. Cuentos de Jesús

No tengo otro plan. Cuentos de Jesús

Lo que vamos a escuchar es cuento, puro cuento, pero, aunque no haya ocurrido de verdad, este relato nos puede ayudar a reflexionar acerca de lo que nos pidió Jesús que hagamos antes de la ascensión.

Esta historia comienza con la llegada de Jesús al cielo. ¿Se imaginan la fiesta que se armó? Todos los ángeles salieron a recibirlo. Hubo baile, música y risas. Pero, en medio del festejo, un ángel se acercó a Jesús y le dijo:

– Jesús, yo quiero hacerte una pregunta… ¿Cómo vas a hacer para que tu obra continúe? ¿Cómo vas a hacer para que tu mensaje de amor llegue a todos los hombres? No vaya a ser que ahora que resucitaste y volviste al cielo, en la tierra siga todo como antes. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Podés contestarme?

– ¿Cómo? ¿No entiendo? ¿Qué me preguntás?

– Pero Jesús, es bien fácil lo que te pregunto. ¿Quién va a continuar tu obra? ¿Quién va a anunciar tu evangelio? ¡Los hombres se van a olvidar todo lo que hiciste y dijiste!

– ¡Ah! Era eso lo que me querías preguntar. La verdad que sí, es muy fácil. Los hombres no se van a olvidar. Ellos van a continuar mi obra. Justo antes de subir al cielo, le dije a un par de amigos que fueran por el mundo bautizando a los hombres y haciendo que los pueblos fueran mis amigos. Así que… quedate re-tranquilo. Está todo bien.

-¿Cómo me voy a quedar tranquilo? ¡¡¡Estoy muy nervioso, casi histérico, me voy a volver loco!!! ¿Cómo que a los hombres?

-Sí, a los hombres. Bueno, también a varias mujeres.

– ¿A mujeres también? Pero Jesús, ¿vos no te acordás qué te hicieron los hombres? Uno te entregó a los soldados con un beso. Otro te negó tres veces. ¡¡Tres veces dijo que no era tu amigo para que no le hicieran nada!! Y esto sólo por nombrarte dos casos, porque podría nombrarte varias otras veces en que te dejaron solo. Vas a ver que en poco tiempo se olvidan lo que les enseñaste y el encargo que les hiciste.

– No creo. Son mis amigos y yo confío en ellos.

-¿Y si fallan?

– No van a fallar.

-¿Y si fallan?

– No van a fallar.

-Pero…, suponete que fallen.

– No, estoy seguro que no me van a fallar. Puede ser que de vez en cuando se equivoquen, pero estoy seguro que no me van a fallar.

-Está bien. Está bien. Pero… supongamos… imaginemos… por si acaso… ¡¡¡Dale Jesús!!! Imaginate que por algún motivo te fallen, ¿qué otro plan pensaste?

– Mirá angelito. Mejor que no me fallen, porque no tengo otro plan. Ahora son los hombres, varones, mujeres, grandes o chicos, los que tienen que seguir anunciándome. Además, les voy a mandar al Espíritu Santo que les dará las fuerzas necesarias para realizar la tarea que les encomendé. También les dejé la Eucaristía, el pan de Vida que los alimenta para vivir en el amor. Y, por si esto fuera poco, los reuní en comunidad, en la Iglesia. ¿Te parece poca ayuda?

Y Jesús le dio un abrazo al ángel que se quedó muy tranquilo, porque sabía que el plan de Dios siempre era el mejor.

Fin

Hecho el depósito de ley 11.723. Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial.

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