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Terraluz

Terraluz. Karen Krik, escritora argentina. Cuentos infantiles. Historias de Hadas.

Sol era una niña muy especial. Era muy alegre, muy saltarina y le gustaba mucho hablar y contar fantásticas historias de hadas.

No tenía muchos amigos, no tenía hermanos ni primos, ni vecinos pequeños con quien poder jugar. Era sólo la pequeña sol en un mundo de adultos, pero a pesar de no compartir su vida con otros niños de su edad, ella igualmente era feliz. Un verano, como tantos otros en la vida de Sol, ella y su familia, se fueron a pasar los tres meses de vacaciones a la cabaña junto al lago.

Era un día común y corriente, y Sol disfrutaba correteando a las mariposas y dando vueltas por el bosque cercano a la cabaña. Sol había corrido mucho por los senderos entre los árboles, buscando hongos coloridos y setas, y el día estaba muy caluroso, por lo que decidió darse un chapuzón en el lago.

Se sacó los zapatos, se quedó con su ropa interior y se lanzó al agua. El agua era cristalina y muy fresca, ¡todo un alivio para Sol! Le gustaba nadar y sumergirse cada vez un poco más profundo.

Comenzó a seguir a una trucha que parecía bastante amigable, cuando de repente algo detrás de unas rocas llamó la atención de Sol. Le pareció haber visto algo que brillaba mucho y que rápidamente se desvanecía entre sombras y algas…

Como siempre le gustaron las hadas, y creía en ellas, creyó que se trataba de una, de esas que protegen las aguas…y decidió ir a investigar. Primero subió a la superficie a tomar aire fresco, y rápidamente se zambulló nuevamente para ir a investigar.

Se acercó lo más que pudo al lugar de dónde le pareció que provenía el brillo y no vio nada, y justo cuando intentaba dar media vuelta y volverse para seguir su camino, algo se movió detrás de ella, las rocas se apartaron y una fuerza increíble la succionó, como un remolino del que no podía escapar.

Sol no podía ver nada, pero sí sentir…..algo muy fuerte la tomó de la mano y la llevó, como volando, pero en un extraño ambiente, porque no era ni del todo agua ni del todo aire, como una especie de túnel con polvo de estrellas y destellos de luz dorada y violeta que cegaban por momentos a Sol.

Lo curioso es que Sol no sentía miedo, al contrario, estaba tan sorprendida y curiosa que nada le importaba, sólo se sentía inquieta y feliz. El viaje duró unos cuantos milisegundos, los suficientes para que Sol creyera que esa había sido hasta ahora la más fabulosa experiencia de su vida……pero mucho le faltaba por recorrer todavía.

Su sorpresa mayor fue con el aterrizaje. Sol cayó sentada, venía dando vueltas y vueltas, en un raro ambiente sema acuoso y de repente cae sentada, suavemente, en un ambiente terrestre……!todo una sorpresa! Lo que sus ojos veían era sorprendente, casi diría inimaginable aún para la tan activa mente de Sol.

El mundo al que llegó era mágico, era otra dimensión paralela a la suya. La magia se respiraba en el aire, el brillo de la luna era más intenso, el aroma de las flores era diferente, todo se parecía al mundo de Sol, pero algo distinto. Poco a poco se dio cuenta que todo vivía, que todo brillaba con una mágica y fascinante luz propia, y hasta los pensamientos vivían y se hacían realidad y que todas las cosas tenían vida.

Sol restregó sus ojos, pensando que soñaba, pero pronto se dio cuenta que no dormía, que estaba viviendo en un fabuloso mundo. Inmediatamente después de la caída de Sol, llegó un hada, muy bella, amable vino a darle la bienvenida y algunos consejos. Lo que primero le dijo fue:

-Bienvenida, te estábamos esperando hace mucho tiempo. Mi nombre es Hadabel y voy a ser tu guía y tu protectora-

-Hola-, respondió tímidamente Sol,-¿Dónde estoy? ¿Guiarme y protegerme?, ¿De qué? -Preguntó sol.

-No te asustes- Respondió Hadabel -Aquí todo vive, las cosas inanimadas cobran vida, los pensamientos se vuelven reales, las criaturas del bosque son más bellas de lo que conoces o puedas imaginar. No hay nada de qué temer, ven conmigo a conocer mi mundo- Dijo Hadabel y agregó:

-Los humanos suelen creer que los pensamientos sólo están en sus mentes y que las cosas son cosas y nada más. Pero aquí todo es diferente. Si tú quieres algo……se materializa, Debes aprender a sentir y pensar de otra manera, porque aquí todo es posible, aquí todo puede suceder. Como habrás notado aquí se puede ver la vida, son los bellos y brillantes destellos que emanan de todo. Se irradia luz de amor y belleza. Cuando algo deja de brillar es porque como ustedes los humanos dicen…murió, nosotros le decimos se apagó, porque ya cumplió su ciclo, y creemos que todo lo que alguna vez brilló lo volverá a hacer. Ven conmigo, vamos a pasear.-Dijo Hadabel.

Sol no cabía en su asombro, era todo tan distinto y tan bello, tan vivo, ¡hasta de las palabras salía luz. Poco a poco comenzó a vivir la realidad de otra manera, y comenzó a sentir diferente, porque ahora comprendía lo lindo que era estar vivo. Sus palabras eran dulces y brillantes, de la punta de sus dedos salían unos hilitos de luz violácea y chispitas que parecían estrellitas.

En poco tiempo recorrió casi todo el nuevo mundo, ahí podía volar, correr como un lince o simplemente subirse a una nube y viajar. En Terraluz todo era posible, sólo bastaba desearlo con todo el corazón para que se haga realidad. Sol sabía que ya se hacía tarde y su mamá la estaría esperando, así que decidió volver. Se despidió de Hadabel y le dijo “hasta luego”.

Ese verano fue muy caluroso, y Sol día tras día iba a sumergirse en su mágico mundo encantado, iba a escaparse a Terraluz, aunque fuera tan sólo por unos minutos, y siempre Hadabel la recibía, siempre estaba allí para esperar a Sol. A medida que pasaban los días, las aventuras de Sol se tornaban cada vez más extraordinarias y fabulosas.

Podía peinar pelucas de cabello de ángel con sólo pensarlo, o sumergirse en una piscina de mermelada de frambuesa u ordenar que un tiranosaurio Rex empuje el subterráneo de Terraluz. Todo lo que Sol imaginara….se hacía real Pasaron muchos veranos y Sol fue creciendo. Se convirtió en mujer, y a medida que esto sucedía también ocurría que sus viajes a Terraluz ya no eran tan frecuentes.

Su mente ahora estaba ocupada en sus estudios de la universidad, luego, tal como hubiera ocurrido en Terraluz, conoció a su príncipe azul y quien se casó. Sol ya no tenía tiempo para ir a Terraluz, y sus pensamientos tampoco acompañaban a Hadabel, su gran amiga. Sol guardaba su gran secreto muy profundo en su corazón, sabiendo y sintiendo que algún día volvería.

Pasaron los años, Sol tuvo un hijo, a quien llamó Artion. La cabaña del lago estaba muy sucia y empolvada, los senderos que conducían al lago ya habían sido devorados por las hierbas, pero esto no le importó a Sol, quien decidió ir a pasar un verano con su pequeño hijo. Cuando Artion cumplió cinco años, Sol decidió compartir el gran secreto de su vida con él.

Sol y Artion viajaron hasta llegar a la cabaña del lago. En el camino le iba contando todo lo que verían y le dijo todo lo que ella había experimentado. Finalmente llegaron, ambos se bajaron del auto corriendo, ya tenían sus trajes de baño puestos, y en carrera…se sumergieron inmediatamente.

Sol pudo hacer el tramo inicial con Artion hacia Terraluz, Hadabel…como siempre, los estaba esperando y se alegró mucho de ver a su vieja amiga, pero le dijo que ya no la podía acompañar, sólo podría guiar a Artion. Así fue como sucedió la última visita de Sol a Terraluz. Artion fue succionado por el remolino y Sol volvió a la orilla del lago a esperar a que su hijo salga del lago.

A partir de ese momento, Artion se convirtió en el visitante de Terraluz, y Sol se conformaba con esperarlo a la salida de las rocas o en la orilla del lago. Artion indefectiblemente siempre volvía emocionado y entusiasmado a contarle los relatos de sus aventuras a su madre.

La magia seguía ocurriendo, pero sòlo podìa ser vivida por aquellos espíritus inocentes, para aquellos que creen que la vida es bella y no cuestionan el por qué de la misma. La propia inocencia es la que mueve la dinámica de la magia de Terraluz.

Cuando pasaron los años y la luz de Sol brillaba con mucha menor intensidad, Hadabel se escapó de Terraluz y fue a ver a su amiga Sol, quien se hallaba en sus últimos momentos. Le dijo que Artion ya no iba tanto como antes, como es normal, pero que sus aventuras siempre fueron mucho más extremas que las de Sol.

Sol ya se moría, le pidió a Artion una última cosa, le dijo:

-Artion, hijo mío, de todas las aventuras que viví en Terraluz, tú eres la más bella, el mejor capítulo de mi vida. Sigue compartiendo con tus hijos mi secreto, que ahora es tuyo y quizás algún día nos volvamos a encontrar. Hadabel estaba ahí, y al oír esto, decidió que algo podía hacer. Pidió audiencia en el Concilìabulo de las Hadas y la resolución fue favorable a su petición.

Cuando Sol murió, se convirtió en hada de Terraluz, se transformó en Solhada. Solhada era feliz, ahora pertenecía de verdad al mundo que tanto amaba. Así siempre pudo estar en contacto muy cercano con sus seres queridos, con su hijo Artion, con sus nietos, con los hijos de sus nietos y así sucesivamente.

Pronto se correría la voz y se sabría que Solhada, una vez fue humana y que vivió desde el otro lado la magia de Terraluz. Sol compartió su secreto y se transformó en leyenda, hoy conocida como la leyenda del hada de la luz.

Fin

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