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El bosque de las hadas

El bosque de las hadas. Rocío Cumplido González, escritora española. Cuentos infantiles ecológicos. Cuentos infantiles sobre el cuidado de los bosques.

En un pequeño bosque a orillas del río Genil viven tres haditas muy listas: Mía, Flora y Amapola.

Estas tres haditas se pasan el día limpiando porque cuando los humanos van allí a pasear arrojan papeles, botellas y platos sin ninguna piedad.

Las hadas ya están bastante hartas de no poder dedicarse a otra ocupación. Antes, cuando el bosque era casi nuevo y estaba limpio las hadas pasaban los días cantando, bailando y saltando entre los árboles de aquel bello lugar; pero pronto los humanos se empezaron a despreocupar y ahora pasan la mayor parte del tiempo intentando adecentar su hogar.

Una fresca tarde de otoño, María, una pequeña niña de preciosos ojos castaños correteaba por el bosque de las hadas lejos de donde su madre estaba. Y tan distraída iba que no se dio cuenta de que en suelo había una botella vieja, rota y descolorida. María tropieza con la botella y se cae al suelo haciéndose una herida muy fea en la rodilla.

Las tres hadas salen enseguida de donde están escondidas para curar a la pobre niña y con unas gotitas de agua, una hoja de olivo y un poco de polvo de hadas, sanan la herida sin mucha dificultad.

María esta muy sorprendida: había leído muchos cuentos e historias sobre hadas; pero esta era la primera vez que veía no una ¡sino tres hadas juntas con sus propios ojos! La niña; le da las gracias a las hadas por curarla y enseguida se convierten en muy buenas amigas. El otoño, el invierno y la primavera pasan y María sigue visitando a sus tres pequeñas hadas.

Va a verlas casi todos los domingos pero también se inventa ingeniosas excusas para que sus padres la lleven al campo los días que no son fiesta:

– Mama, Papa: hoy mi profesora de matemáticas me ha dicho que soy la mejor contando al revés ¡Vámonos a celebrarlo al campo!

– Mama, Papa: esta noche he soñado que había un cofre lleno de bocadillos escondido a orillas del río ¡Vámonos a buscarlo al campo!

-Mama, Papa: hoy la abuelita Carmen cumple ochenta y tres años, seis meses y cuatro días ¡Hagamos una fiesta de cumpleaños en el campo!

Claro esta que sus increíbles ideas no siempre colaban; pero sus padres intentaban llevarla siempre que podían. Pues ellos, mejor que nadie; saben lo bueno que es respirar el aire puro de la naturaleza.

Una calurosa tarde de domingo, María ayuda a las hadas a limpiar el bosque. María esta muy enfadada. No puede entender porque las personas no recogen lo que ensucian.

– No todas las personas son así- explica el hada Amapola. – Existen personas respetuosas con el medio ambiente, que hacen todo lo que pueden para que los bosques del mundo sigan siendo bellos lugares a los que poder ir a pasear; pero por desgracia no todo el mundo es así.

María pasa el día ayudando a limpiar el bosque de las hadas. Hasta que un extraño olor llama su atención:

-¿Que es ese olor?- pregunta la niña arrugando su pequeña naricita. Cuando La pequeña niña se da la vuelta descubre que es lo que pasa:

-¡Fuego, fuego!- grita María aterrorizada.

Unos viejos cristales rotos habían provocado un pequeño incendio detrás de ellas. Las hadas vuelan velozmente al río para recoger agua y así apagar el incendio; pero al ser tan pequeñitas el poco agua que recogen no es suficiente para apagar las llamas.

María corre en busca de sus padres para decirles lo que esta pasando. Sus padres, sin perder el tiempo, siguen a su hija hasta donde esta el fuego.

Afortunadamente es un fuego muy pequeño y sus padres consiguen extinguirlo rápidamente. Los padres de María están felices de que su hija este a salvo y de que el fuego no se extendiera demasiado; pero saben que deben hacer algo para que este accidente no vuelva a suceder.

Así que al día siguiente convocan una reunión en su pueblo para contarles lo sucedido y deciden crear una patrulla para limpiar el bosque de las hadas y dejarlo como nuevo.

Pronto esta idea llega a los pueblos de alrededor y muchos son los que se presentan voluntarios para ayudar a limpiar los bosques.

-Aún queda mucho por hacer- explica María a las tres pequeñas haditas.

–Pero poco a poco, con el esfuerzo de todos, conseguiremos que los bosques y parques del mundo vuelvan a ser hermosos lugares donde divertirnos, hacer amigos y pasar el tiempo con nuestros seres queridos.

Fin
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