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Cuento de Sephrenia

Cuento de Sephrenia. Un maravilloso cuento de hadas.

Cuento de Sephrenia
Cuento de Sephrenia

Erase una vez, no hace mucho mucho tiempo, un hada buena, de nombre Sephrenia, que se pirraba por galletas Principe acompañadas de un buen tazon de ColaCao. Cada dia a las 6 en punto asi merendaba con sus amigas, con las que disfrutaba en gran manera; pues ademas de buena era un hada muy alegre y divertida, y quizas tambien un poco traviesa, aunque no del todo feliz. Nuestra hada buena no conocia lo que era recibir un abrazo genuino y sincero, y anhelaba el dia en que algun alma caritativa, sin pedirle nada a cambio, espontaneamente la acogiese entre sus brazos susurrandole cosas bonitas al oido.

“No es facil ser un hada buena”, pensaba un dia Sephrenia en voz alta, sin apercibirse de que un periquito de plumas verdes y azules se habia posado sobre el alfeizar de su ventana. “Todo el mundo espera que haga cosas por ellos porque soy un hada buena, pero nadie se da cuenta de que yo tambien necesito recibir un poquito de cariño”, siguio pensando y rompiendo a llorar. “Buaaaaaah, buaaaaaah!”.

-“Dejame beber una de tus lagrimas”- dijo de pronto el periquito.

-“Quien anda por ahi!?”- se sobresalto Sephrenia, mirando hacia la ventana. –“Oh, si es un periquito! Por que quieres beber una de mis lagrimas, perico?”- inquirio.

-“Todas las aves del bosque saben que no existe nectar mas refrescante que las lagrimas de un hada buena” –respondio el periquito.

-“Estoy triste perico, no lo ves? Hoy no tengo animo para hacer buenas obras. Por favor dejame tranquila” –dijo el hada buena.

-“Sephrenia, quiero darte un abrazo” –dijo el periquito dando un saltito y posandose sobre una mesita de cristal que estaba junto a la ventana.

-“Jajaja, un abrazo? Como quieres darme un abrazo con esas alitas?” – se burlo Sephrenia. “Por favor, perico, vete!”.

Entonces el periquito, sintiendose herido, se fue volando y Sephrenia continuo llorando desconsoladamente. Al poco rato llego su hermana, el hada del Amor Brujo, quien al verla en tal estado decidio acompanarla, preocupada, a hacer una visita a Bruno, el enano de la Torre, el mas sabio entre los enanos.

-“Ehem, ehem, ehem, que es lo que tenemos aqui?”-dijo el enano Bruno colocandose unos grandes anteojos mientras subia a la mas alta de una pila de cajas de tabaco, al mismo tiempo que daba pequenas caladas a su vieja pipa. Y observando detenidamente a Sephrenia expreso con sorpresa: –“Oh! Pero que contrariedad! Si eres un hada buena, como puedes estar tan triste?”

-“Estoy cansada, sabio enano, de ser un hada buena y no recibir nunca una muestra de carino sincero”- dijo el hada buena con su carita mojada. – “Necesito que alguien me abrace!” – y rompio de nuevo a llorar.

– “Ehem, ehem” – murmuro el enano, observando como se iba formando un charco de lagrimas a los pies de Sephrenia. “Debes de aprender a distinguir mejor para quienes haces buenas obras, pequeña hada. No tienes por que hacerlas para todo el mundo”.

Nuestra hada buena continuo llorando y llorando, y el charco a sus pies se hacia mas y mas grande. En esto que unos pajaritos del bosque oyeron los sollozos provenientes de la torre y se acercaron a curiosear. Al ver que se trataba de un hada buena y el charco de lagrimas a sus pies no pudieron resistirse a la tentacion de acercarse y beber. Apenas probaron las lagrimas los pajaritos se convirtieron en hermosos niños y niñas y abrazaron todos al unisono a Sephrenia, quien sorprendida transmuto sus lagrimas en risas de alegria.

El hada buena cayo entonces en la cuenta de que apenas unas horas antes habia menospreciado al periquito de plumas verdes y azules, quien tan solo habia querido consolarla cuando…

-“Dejame beber una de tus lagrimas” – se oyo decir. Todos volvieron sus miradas hacia la ventana de la torre, y alli estaba el periquito de plumas verdes y azules.

-“Por favor perico, perdoname por menospreciarte esta mañana. Puedes beber una de mis lagrimas” – dijo Sephrenia saltandosele una ultima lagrima de sus ojos.

El periquito se acerco volando a la mejilla de Sephrenia y bebio su lagrima de refrescante nectar. Ante la expectacion de todos el periquito se convirtio en un alto y apuesto joven.

-“Ohhhh” –exclamo excitada Sephrenia –“pero si tu eres el Principe de Beukelaer! “ – Y el Principe la abrazo tiernamente y le susurro cosas bonitas al oido.

De esta manera Sephrenia y el Principe de Beukelaer, quien habia sido hechizado por la bruja Averia , se conocieron y desde aquel dia estuvieron siempre juntos, fueron felices y comieron galletas de chocolate acompañadas de buenos tazones de leche con ColaCao.

Y colorin colorado, este cuento se ha acabado.

Fin

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