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Solo quedan cenizas 🚬 “¡Deberías dejar esa adicción que es malsana! ¡Piensa en el daño que te causa, lo decimos por tu bien!”

"Solo quedan cenizas" de Alberto Suárez Villamizar es un conmovedor relato que explora las profundidades de una relación adictiva y destructiva. Desde el primer encuentro, marcado por el estrés y la necesidad de calma, hasta los años de convivencia, el protagonista se adentra en una espiral que lo consume lentamente. Este cuento no solo refleja los efectos de una adicción, sino también la lucha interna y las consecuencias que perduran más allá de lo visible. Con una narrativa íntima y profunda, el autor nos invita a reflexionar sobre las decisiones que moldean nuestras vidas y sus inevitables consecuencias.

En razón de que el próximo 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Tabaco, me permito poner a su disposición la historia ‘Solo quedan cenizas’, en la cual expongo la relación de un personaje con el hábito de fumar, buscando crear conciencia entre los jóvenes sobre las consecuencias que éste genera en la salud”.

Alberto Suárez Villamizar

Solo quedan cenizas

Estabas nervioso y confundido. Lo presenciaste todo. Fuiste testigo del fatal accidente y corriste en auxilio del trabajador que cayó de una gran altura. En ese momento, actuaste como un héroe y, en cuanto se envió al afectado al servicio hospitalario, tus nervios se alteraron al ver tus ropas con rastros de sangre del herido. Entonces, buscaste cómo calmarte un poco y me permitiste entrar en tu vida.

Al principio, nuestra relación fue clandestina. Me buscabas a escondidas de tus padres y estabas conmigo donde no te vieran. Yo entendía tu situación: eras joven y temías que te reprocharan nuestra amistad, como ocurrió años más tarde. Pero superaste la situación y, al pasar el tiempo y convertirte en un adulto, lo nuestro se hizo público. Me gustaba que me llevaras a todas partes y que me permitieras disfrutar de tu compañía en fiestas y reuniones con tus amigos.

No existía horario para nosotros. Fuera temprano, en la mañana, en la tarde o en horas de la noche, siempre podía estar a tu lado. Me buscabas en cualquier momento, ya estuvieras alegre o preocupado; en la noche, cuando no lograbas conciliar el sueño, cada día eras más adicto a mi compañía. Fueron años inolvidables: siempre juntos, a pesar de las críticas que empezaste a recibir por mi culpa. Aún creo escuchar las palabras al unísono de tu madre y algunos de tus familiares y amigos:

¡Deberías dejar esa adicción que es malsana! ¡Piensa en el daño que te causa, lo decimos por tu bien! —repetían una y otra vez.

No prestaste atención y no renunciaste a mí, y fui feliz con esa decisión. ¡Cómo me gustó! Pude seguir en tu vida; nos mantuvimos juntos a pesar de todo. Años más tarde, me dejaste por un tiempo y decías que no volverías a estar conmigo. Pensé que había llegado el final. Pero supe que lo pasabas mal: vivías de mal humor y te volviste nervioso e irritable. ¡Me extrañabas, yo te hacía falta!

Un día, nuevamente me buscaste y regresé a tu lado. Esta reconciliación parecía ser para siempre. Fue una relación más intensa, fue como una segunda luna de miel. ¡Sentía arder en mí la pasión! ¡Me consumías hasta el fin! Era la gloria. Pasaba el tiempo y cada vez más me necesitabas.

Solo quedan cenizas - Cuento para el Día Mundial Sin Tabaco

Un día, tuviste un trastorno y te llevaron al hospital para una valoración médica. Luego de unos exámenes, te diagnosticaron enfisema pulmonar y endurecimiento de las arterias. El especialista ordenó unos medicamentos, pero hizo énfasis en que debías cambiar tus hábitos de vida, sugiriendo que debías dejarme totalmente.

Me empezaste a sacar de tu vida y me abandonaste cuando estabas internado recibiendo atención médica. Ahora sufría por ese distanciamiento. Sí, es cierto, ¿cómo olvidar los momentos que pasamos juntos? Esos días que comenzaban con la degustación de un café en el viejo sofá y no solo allí… donde estuvieras, ¿siempre me tenías contigo? Sin embargo, sabía que para ti no sería fácil olvidarme, ya que me encargué de dejar huellas imborrables en tu vida.

Fue así como llegó el fin, sabía que así sería. Como recuerdo de nuestra amistad y la pasión que hacías arder en mí y que con los años encendías con más frecuencia, solo quedan cenizas: las tuyas en un pequeño cofre metálico que conserva tu familia, mientras las mías siguen en un olvidado cenicero.

Fin.

Solo quedan cenizas es un cuento del escritor Alberto Suárez Villamizar © Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin la expresa autorización de su autor.

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Comentarios y Reflexiones

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      Esta historia nos invita a reflexionar, como las adicciones generan dependencia y restan libertad al ser humano. Incluso pueden afectar la vida cotidiana de la persona, la salud y la vida de los seres que lo rodean.

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