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El duende de los sueños. Cuento sobre los sueños y las pesadillas

Por Lidia Selas. Cuentos de duendes para niños

El duende de los sueños. Escritora española de cuentos infantiles. Cuento sobre los sueños y las pesadillas.

El duende de los sueños

Había una vez un duende que vivía en una caja azul. Era el duende de los sueños. Por las noches se colaba en las habitaciones de los niños y fabricaba un sueño que les dejaba en la almohada, para que les acompañara mientras dormían.

Pero muy cerca de la caja del duende, había un agujero, en el que vivía el enano de las pesadillas.

Al enano le daban mucho miedo los sueños y por eso, si el duende había dejado a los niños un bonito sueño, el enano de las pesadillas no entraba en la habitación.

Pero el duende era muy tímido y no quería que nadie lo viera, por eso, no se acercaba a la cama de los niños que no dormían y si el enano oía que lloraban o que estaban despiertos, sabía que allí no había ningún sueño; entonces entraba de puntillas, escondiéndose entre las sombras, sin hacer ningún ruido, para dejar sus horribles pesadillas debajo de la cama.

El duende trabajaba tanto y estaba tan cansado que un día se quedo dormido en su caja azul y durmió durante cuarenta días seguidos.

Y aprovecho el enano los cuartos vacíos de sueños para llenarlos de pesadillas; pesadillas tan espantosas, que hacían que los niños salieran corriendo a dormir con sus papas y durante cuarenta días nadie pudo dormir tranquilo, con monstruos y fantasmas acechando en malos sueños.

Cuando el duende de los sueños se despertó y vio lo que había pasado por su culpa, decidió que tenía que arreglarlo.

Se encerró tres días y tres noches en su caja azul, fabricando el sueño más grande y maravilloso que nadie había soñado jamás, y cuando lo terminó esperó a que todo el mundo estuviera dormido y se metió en el agujero del enano para dejarle aquel regalo en su almohada.

Y tan fantástico era aquel sueño, que el enano no se despertó nunca más y el duende pudo descansar tranquilo, sabiendo que nadie asustaría a los niños con feas pesadillas, aunque él se quedara dormido.

Por eso, por las noches hay que hacer poco ruido, para no despertar al enano de las pesadillas y si no se sueña nada, es que el duendecillo de los sueños, se ha quedado dormido en su caja azul.

Fin.

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