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Hasta el cielo y más allá 🐶 La Bruja Maruja era tan, pero tan mala, que cocinaba hierbas de hiedra bailando en una pata.

Por Teresita Vago. Cuentos de brujas para niños y niñas.

Hasta el cielo y más allá es un cuento de brujas para niños con mucho de fantasía, amistad y amor por los animales, de la escritora argentina Teresita Vago. Recomendado para niños y niñas pequeños en edad escolar.

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Hasta el cielo y más allá

Les quiero contar algo que me pasó el sábado a la tarde. ¡Uy, me olvidé de decirles quien soy! Me llamo Alejo, tengo cuatro años y voy al jardín. A veces me aburro porque no soy el Rey de tener todos los amigos del mundo, pero el otro día me hice uno nuevo que es genial.

Se llama Agustín y tiene cuatro años como yo. Nos conocimos en la plaza y vi que lloraba, retriste… Parece ser que porque se había portado mal por no guardar los juguetes en su lugar, de pronto su perrito Homero desapareció y nadie sabía donde estaba. No me gusta nada cuando veo a la gente llorar, por eso le pedí permiso a mamá y me acerque para saber que le pasaba. Le dije:

¡Hola!, ¿Por qué lloras?, ¿Por qué estás triste?

Él, soplándose los mocos, me respondió:

Perdí a mi perrito Homero… No sé donde está…

Entonces, para que él supiera que acá tenía un súper amigo, le pregunté:

¿Te puedo abrazar?

Y no tuvo problemas. Le regalé alfajores, chocolates, galletitas y sonrisas. Apareció una nena con sus patines y un libro de Inglés, y le dijo:

Vamos Agustín, que mamá nos espera.

Bueno Paula, pero… ¿vamos a encontrar a Homero?

Ahí la cara de la nena se puso triste… y le dijo:

No sé.

Pasaron los días y, cuando salí de la escuela, los autos grandotes como hongos, las calles de tizas gigantescas y las flores multicolores me estaban acompañando.

Mientras pasaban todas estas cosas, Homero, el perrito de mi nuevo amigo y su hermana Paula, estaba bajo el dominio de la malvada Bruja Maruja, en el país de las Esdrújulas Trújulas Drújulas. No lo dejaba comer, ni tomar agua, solo hacer pis y caca.

La Bruja Maruja era tan, pero tan mala, que cocinaba hierbas de hiedra bailando en una pata.

Homero estaba muy triste… ¡quería volver con su familia! Por suerte, andaba rondando por ahí un hada muy especial. Apareció la mariposa Piripipí, que volaba por los cielos de la bondad.

Con sus ocho años, Paula se sentía toda una grandecita y, como ya iba además de la escuela a inglés y patín, una tarde que ya había hecho los deberes, se fue a patinar y se encontró con la mariposa.

¿Y vos quien sos? -le preguntó Paula.

Soy la mariposa Piripipí. ¡No me tengas miedo! Sé dónde está tu perro y vengo a ayudarte.

¿En serio?, -exclamó llena de alegría Paula¡No me digas!

Entonces la mariposa Piripipí le dijo que Homero estaba con esa odiosa de la Bruja Maruja, que lo trataba muy mal, pero como ella era buena, solidaria y hacia reír a todos los nenes que había conocido mientras volaba, iba a ayudar a los hermanitos para que recuperaran a Homero haciendo así: dando dos saltitos, gritando “¡Uiuiuiui!”, y tapándose la nariz como si estuvieran abajo del agua.

Así, juntas, Paula y Piripipí, volarían con las alas hasta el país de las Esdrújulas Trújulas Drújulas, llegarían hasta el castillo donde vivía la Bruja Maruja, y, por una ventana donde estaba Homero, lo rescatarían y lo llevarían hasta su casa. ¡Manos a la obra, la aventura estaba por empezar!

Cuando después de la hora de comer y cuando es la hora de dormir, Paula se acercó a Agustín y le dijo lo que le contó la mariposa Piripipí. ¡Qué contento se puso mi amiguito! Tan contento estaba que casi no se pudo dormir, ¡Paula le tuvo que contar tres cuentos y al día siguiente tenían que ir a la Escuela!

El sol volvió a salir, la mamá los mimó con café con leche, tostadas con manteca y así fueron al cole.

Solo ellos dos sabían el secreto, bueno, no: como él ya era mi súper amigo y nos escribíamos por chat, me contó la verdad verdadera. Pero soy de guardar secretos y no se lo dije ni a mi mamá.

Cuando los dos salieron de clase, apareció la mariposa, les guiñó un ojo a Paula y Agustín y les preguntó:

¿Me acompañan?

Así, entre las nubes de lana, las estrellas de papel glasé y los asteroides voladores, viajaron los tres hacia el país de las Esdrújulas Trújulas Drújulas, dando dos saltitos, gritando “¡Iuiuiui!” y tapándose la nariz mientras bailaban.

Cuando llegaron, ese lugar era realmente horrible… Y tenían mucho miedo, pero la mariposa los animó. Llegaron al castillo, lleno de arañas, cucarachas y ratones, donde adentro Homero lloraba como lloran los perros.

Ahí, frente a un espejo, la Bruja Maruja se miraba y se decía que era la más linda… ¡y no era la más linda, era la más espantosa, más que un dolor de muelas!

Los chicos, junto con la mariposa, llegaron a una gran puerta, con algo que lo hacia reespecial: tenía un agujerito. ¡Y ahí estaba Homero!

¿Vamos? -les preguntó la mariposa.

Si, ¡tenemos que encontrar a Homero, pero hagamos rápido que sino papá y mamá nos van a retar y dejar en penitencia! -dijo Paula, y Agustín siguió con un- ¡Es verdad!

Entonces, miraron por el agujerito de la puerta… ¡Y llegó el reencuentro! ¡Homero no dejaba de mover la cola!, ¡Los tres se pusieron súper híper recontra felices!

… Hasta que la mariposa se preguntó: ¿Ahora como salimos de acá? ¡La Bruja Maruja no nos tiene que ver!

De repente, tuvieron la solución: que los chicos lo abrazaran bien fuerte, así podían escapar de ese país tan feo y al que nunca más iban a volver. Por creerse linda, la Bruja Maruja siempre sola se iba a quedar.

Se fueron del país de las Esdrújulas Trújulas Drújulas, recorriendo capullos gigantes de azúcar, casas llenas de confites, fuentes de agua fresca como cuando le ponemos muchos hielos en el vaso y juntos volvieron al barrio.

Se había hecho tarde, pero antes en la plaza los esperé y con el corazón lleno de alegría, abrace a mi súper amigo y nos juramos que seríamos amigos para siempre, hasta el cielo y mas allá.

Chicos, ¿dónde andaban? Los estaba buscando, -dijo la mamá de los chicos, con ternura.

Encontramos a Homero mamá, ¡lo encontramos! -gritaba recontento Agustín.

Por eso, este sábado a la tarde invité a la gran merienda con «tutti» a mis nuevos amigos: Agus, Pau y Piri. ¡Nos divertimos un montón! Y mientras acariciábamos a Homero, aprendimos que el amor es lo más lindo del mundo. Tan lindo como los cuentos que nos cuentan en el Jardín.

Fin.

Hasta el cielo y más allá es un cuento de la escritora Teresita Vago © Todos los derechos reservados.

Sobre Teresita Vago

Teresita Vago - Escritora

Teresita Vago nació el 14 de enero de 1984 en la ciudad de Quilmes, al sur de la Ciudad de Buenos Aires.

“Me defino como una enamorada del Arte en sus facetas musicales, teatrales y literarias. Mi vocación es la infancia, amiga de los niños y de la gente con buen corazón, muy fan de Peto Menahem, soy hincha de Boca Juniors, me encantan The Beatles, la buena comida, nadar y reír. Actualmente soy escritora infantil (algo que me fascina), pero no descarto tampoco escribir mis primeros guiones teatrales”.

Teresita se dedica a escribir, corregir textos de todo tipo, crear guiones y contar cuentos infantiles, actividad que realiza desde 2007. Estudió con Javier ChiabrandoMarcela Predieri en Talleres Literarios en Balcarce y Mar del Plata, además de realizar capacitaciones profesionales como Correctora de Textos y Guionista de Cine y TV en el Instituto Superior de Letras Eduardo Mallea en la Ciudad de Buenos Aires.

“También me capacité como cuentista para niños con Adelina Galloti en Casa Cronopia en Mar del Plata durante un año, incentivada por mi pasión por el teatro y la actuación”.

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