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El día que Angelito aprendió a andar en bicicleta…

El día que Angelito aprendió a andar en bicicleta. Escritora de cuentos infantiles de Rosario, Argentina.
nino en bicicleta
Angelito era el menor de cuatro hermanos en la familia Torres.
Ellos vivían en un barrio  llamado “Caminantes apurados”.
Esa familia se hizo famosa porque sus hijos aprendían muy rápidamente las cosas a otros niños les llevaba  meses y hasta años aprender muy bien.
Por ejemplo: cuando cualquier niños tarda como dos años en agarrar la cuchara o el tenedor para comer solito, los Torres solo tardaron dos meses en agarrar cucharita y tenedor para comer los ricos  platos de comida que mamá Torres les sabía preparar.
Pero eso no es todo. Cuando cualquier niño o niña aprende a los  dos o tres años a hacer pis y popo solitos,  los Torres aprendieron eso al año nomás!
Pero lo más famoso de todo fue cuando los Torres aprendieron a andar en bicicleta. Ah! Que fantástico fue aquello! Solo tenían 3 años y ya andaban solos y sin rueditas por toda la cuadra de su casa.
Porque nadie me va a negar que un niño aprende a andar en bicicleta sin rueditas  por lo menos  a los cinco o seis años y otros a los siete u ocho.   ¡Eran increíbles esos niños Torres!
Bueno, no todos los Torres eran increíbles. Resulta que el menor de los Torres, el que se llamaba Angelito, no era como sus hermanos. El si que era normal. Aprendió a hablar a los dos años, a hacer pipi y popo a los tres años y medio. Aprendió a comer solito a los tres años y andar en bicicleta sin rueditas… Bueno eso es otra historia…
Angelito era un chico especial, el se tomaba su tiempo para todo. El vivir en el barrio “Caminantes apurados” y tener unos hermanos muy “apurones” no quería decir que el fuera igual. No señor!
Es que a el le daba un poquito de miedo andar en bicicleta, también le daba miedo cuando sus hermanos salían corriendo de la escuela jugando carreras para ver quien llegaba primero a su casa. También le daba miedo cuando empezaban la competencia de las tareas. Pobre Angelito siempre terminaba último. Es que era muy prolijo, no le gustaba hacer todo a los apurones.
Bueno, pero volvamos a la bicicleta, ese también era un tema que a Angelito lo inquietaba. Una tarde  su papá le dijo hoy tienes que subirte a la bicicleta y recorrer todo el barrio. Nosotros te acompañaremos.
Estaba muerto de susto, pues ya se imaginaba  el papelón que haría frente a todos los vecinos. Pero su papa no era tan malo, solo era apurado. Le dijo que primero le pondría unas rueditas y pronto bien pronto podría andar solito.
A Angelito le gusto la idea. Así es que rápidamente se puso sus zapatillas de jugar,  y con un poquito de miedo se subió a la bicicleta que habían usado todos sus hermanos (pero que ahora tenía mas rueditas) y lentamente comenzó a mover los pedales. Para adelante, siempre para adelante, despacito, despacito, luego un poquito mas rápido, luego mas y mas hasta que recorrió muchas cuadras de su barrio. Saludaba a los vecinos, a las vecinas, a los chicos a las chicas, tan rápido andaba que las rueditas mas chiquitas ni pisaban el suelo. Entonces su papá le dijo, Angelito Torres, ¡es la hora de!… “tomar la leche” dijo Angelito. ¡No! Dijo su papá. Es la hora de sacar las ruedas a  la bici y andar solito como cualquier Torre y también como cualquier de niño de 7 años. Porque Angelito tenía 7 años. Que es la edad en la que la mayoría de los niños aprender a andar en bici sin rueditas.
Esa tarde los Torres estaban tan felices que mamá Torres, rápidamente entro a la cocina, abrió  un paquete de harina, saco tres huevos de la heladera, lleno una taza de leche, una taza de azúcar,  rayo la cáscara de dos naranjas, puso todo junto en una fuente. Prendió la batidora en la máxima velocidad y en un periquete preparó  ricas galletitas de naranja que puso cinco minutitos al horno para comer después de tanto andar en bici.
Y colorín colorado, este cuento que paso en el barrio de “Caminantes apurados” se ha terminando…

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