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Sinforoso, el caprichoso. María Alicia Esain, escritora argentina. Cuento infantil sobre los caprichos, publicado en el Blog Con Un Poco de Ti

Sinforoso vive con su mamá y su papá en una cueva abrigada. Es un oso lleno de caprichos. Solo le gustan los colores rojos, verde y blanco ¡Aborrece el marrón! Quisiera ser un oso polar y cuando se ve reflejado en el agua, llora y patalea porque su piel no le gusta.

Se pone contento cuando encuentra flores rojas o blancas y ramas verdes. Con sus garras corta unas cuantas y se las lleva de regalo a su mamá.

Hoy lo espera una sorpresa: su papá es inventor, le ha construido un lindo triciclo para pasear. Sinforoso se enoja, llora y patalea como de costumbre… ¡El triciclo es marrón! Papá Oso lo tranquiliza:

– Todavía falta pintarlo- y lo hace.

¡Queda precioso! Ruedas blancas, caños verdes y asiento rojo. Además, un canasto El osito sale a pasear y va a visitar la Osa Enriqueta. La invita a subir Enriqueta se instala en el canasto y pedaleando, pedaleando, pasean juntos.

Él la quiere tanto que ni cuenta se da de té con leche de la piel su amiga…Recorren el lugar dando un lindo paseo, acompañados por los pájaros y las mariposas. Encuentran un panal y Sinforoso, sin fijarse en el color, saca un poco de miel para él y otro poco para Enriqueta… ¡Qué rica!

Enriqueta es tan hermosa que a Sinforoso le dan ganas de llenarla de besos. Ella le prepara un festejo. Adorna la mesa con frutos rojos y ramas verdes. Mamá Osa trae vasos blancos y jugo de frutillas. El osito está fascinado. Pero hay algo que lo hace enojar: ¡Una torta marrón!

Él llora y patalea otra vez. Enriqueta se pone muy triste. Ha trabajado mucho cocinando esa torta decorada con crema blanca, guindas rojas y… ¡Chocolate marrón! Papá Oso le aconseja probar, para que su amiga vuelva a sonreír. Sinforoso le obedece porque lo ve muy serio y no quiere disgustarlo.

La osita lo mira con ansiedad. ¿Será posible que su amigo no comprenda cuánto esfuerzo le costado hacer esa torta? ¡Con los kilos da cariño que le puso! Mientras piensa esas cosas, ve que Sinforoso se relame y que sus ojos brillan con alegría: ¡La torta es deliciosa! Enriqueta, feliz, deja que su amigo le dé muchos besitos cerca del hocico.

Papá Oso y Mamá Osa los miran encantados. El osito ha olvidado sus caprichos.

Fin

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