La rana y la garza.
En una pequeña charca, rodeada de caña brava, vivía una rana. Y digo sólo una porque a todo sapo o rana que se acercaba, lo expulsaba sin compasión:
-¡Fuera de mi charca! ¡Es mía, la encontré primero y no pienso compartirla con nadie!
Todos huían pavoridos.
Una tarde muy calurosa llegó volando a la charca un animal nunca visto por la rana. Era una garza blanca, con bellas y resplandecientes plumas. Estaba agotada por el calor, sólo pretendía tomar algo de agua y refrescarse a la sombra.
La rana insultada por aquella presencia no grata, saltó rápidamente hasta llegar ante el ave y le gritó sin cortesía alguna:
-¡Vamos, fuera de aquí! ¡Esta charca es muy chica para dos! ¡Márchate, fuera, fuera!
La garza la miró y dijo:
-Deja que me quede un rato. Estoy cansada y asi no puedo volar.
-No, vete. No comparto mi charca con nadie. No es mi problema que estes cansada.
-Tienes razón- djio la garza- la charca es muy chica para dos.
Y con un movimiento rápido atrapó a la rana con su pico y se la comió. Descansó un rato y complacida, alzó vuelo para no regresar jamás.
Fin
“Puede ser muy alto el precio que ha de pagar un egoísta.”