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Descubrimiento celestial

Descubrimiento celestial

Descubrimiento Celestial. Vania Juárez, escritora de Panamá. Cuento espiritual para niños sobre ángeles.

Esta historia se centra en un pequeño angelito (muy curioso) que habitaba en un infinito mundo de espesas nubes de colores y brillantes estrellas que estaban presentes día y noche: el maravilloso cielo.

Este angelito aguardaba el momento de nacer junto a otros; durante su estancia en el cielo, el angelito principal de esta historia solía jugar con otro angelito que era su único amigo y cada atardecer lo compartían juntos, en una gran colina que parecía un gran algodón de azúcar y en el cual apreciaban el vuelo de las aves de regreso a sus nidos.

Un día mientras el angelito paseaba por los jardines del cielo y regresó a su nuevo, vio que su amigo ya no estaba, y en el piso de la nube solo yacía un papel con un sol dibujado en él (el solo para ellos era como una especie de símbolo de su amistad, pues todas las tardes lo veían ponerse, y era “su momento “del día).

Entonces, el angelito entendió que se habían llevado a su amigo; mientras el angelito sostenía este papel, miraba alrededor como todo yacía tan silencioso y sin vida y rompió en llanto. Un pájaro que pasaba cerca, al escuchar los desconsolados sollozos de este angelito decidió acercarse. (Dándole una palmadita en la espalda)

– ¡No, no, no! Criatura de Dios ¿por qué lloras?

El angelito vuelve sus grandes y profundos ojos mojados por lágrimas y le dice:

— Me he quedado solo, se han llevado a mi amigo, ya no será lo mismo sin él… ¡oh no que hare!

Pero, el pájaro lo mira con nobleza y le dice:

— Tranquilo, seca esas lágrimas que yo te ayudaré.

El angelito no muy convencido aceptó la ayuda de este recién conocido, montó sobre el lomo del pájaro y éste le dijo:

– Te llevaré a que descubras otro mundo, un mundo mucho más vivo y colorido que éste que conoces .

Así, volaron durante un largo tiempo que al angelito le parecieron horas, y después de una larga travesía llegaron a una alta torre y al asomarse por una ventana (sin que nadie los viera, pues era una zona sólo para ángeles superiores).

Y al treparse sigilosamente en los hombros de su compañero (no debía volar pues sería fácilmente visto) sus ojos no podían creer lo que estaban viendo, vio a su pequeño amigo y compañero de atardeceres que estaba rodeado de ángeles superiores ataviados en largas túnicas celestes que gentilmente lo estaban peinando, poniéndole loción y en fin, preparándolo para un largo viaje.

Los pequeños angelitos que habitaban el cielo, se les enviaba al mundo, a un hogar previamente designado por Dios y llevado a cabo por ángeles superiores.

Luego de ser peinados y alistados los ángeles en túnicas celestes se ponían en un círculo que rodeaba al angelito y formaban una gran burbuja que iba a transportar a cada angelito a la Tierra.

El pequeño ángel al ver esto a través de la ventanita sintió miedo, pues era primera vez que veía esto, fue una sorpresa para él, cubrió sus ojos y empezó a sollozar.

El pájaro conmovido por ver al angelito así, con una de sus alas lo recubre y le asegura que no había nada que temer, que era normal. Pero a pesar de las palabras del pájaro, el angelito estaba muy impactado por lo que había visto y no quería saber de aquel lugar o de eso de “venir a la Tierra”.

El pájaro lo mira y con una voz tranquila y amigable le dice:

— “Este lugar fue creado al igual que a ti por Dios, así que no puede ser malo. Ven conmigo, vamos a que veas otro lugar que quiero mostrarte, te gustará “–

El pájaro con sus grandes e imponentes alas tomó una de las pequeñas manitas del angelito y lo llevo hacia el ala derecha de la torre, el angelito aún un poco incrédulo aceptó.

Cuando por fin, después de largas hileras de escaleras de colores llegaron a un lugar muy peculiar, nunca antes visto por el angelito; era una habitación grande, con hermosas ventanas blancas por donde entraba la luz cálida del sol que impregnaba de una vívida calidez todo el cuarto, estaba decorada desde sus paredes hasta el techo con hermosos motivos de bebé y en una esquina había un televisor que llamó la atención del angelito pues, mostraba imágenes bellísimas sobre el nacimiento de los bebés cuando llegan al mundo y de todo el amor que dan los padres a sus hijos desde el primer momento y durante toda la vida.

Estos videos mostraban todas las etapas de un niño, que alguna vez fue un solitario ángel en el infinito cielo. El angelito, sintió al estar en esta habitación tanta paz y tanta calidez, que dijo:

— “Gracias querido amigo, por haber abierto mis ojos, no sabía cuánta belleza y amor había después de aquí, después del cielo”.–

Y al darse vuelta, el pájaro ya no estaba y el escucha el sonido fuerte de un gran reloj despertador, y el angelito despierta en la camita donde siempre había dormido en la nube que era su hogar, resulta que había sido un hermoso sueño que abrió los ojos de este ángel a la realidad.

El reloj despertador, sonó porque ya era “LA HORA “de nacer de nuestro pequeño angelito. Ahora, tranquilo y confiado de emprender su viaje a la vida.

Fin
 
Descubrimiento celestial. Literatura infantil y juvenil, cuentos que no pasan de moda. Lecturas para niños de primaria. Historias para aprender leyendo.

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