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Hospital de corazones – Capítulo VI. Historias con valores

Hospital de corazones – Capítulo VI. Historias con valores

Historias con valores. Cuentos educativos.
 

Cuento sugerido para niños a partir de nueve años.

VI – Nico no duerme de noche

-Doctor lo quiere ver la maestra, dice que es importante-Dijo la enfermera una tarde.

-¿La maestra? ¡Qué extraño! ¿Y dijo que es importante?

-Si quiere se lo repito doctor, pero después se anda quejando que repito todo-contestó la enfermera.

Mientras esperaba que la maestra entrara, el doctor se puso a pensar en qué habría hecho mal y si vendría a ponerle alguna mala nota.

La maestra entró y se sentó frente al doctor, su rostro demostraba tristeza.

-Estoy preocupada por un niño del colegio doctor, muy preocupada.

-¿Por qué señorita se saca muy malas notas?-río el doctor.

-No, no es eso, es un niño pequeño de jardín y se queda dormido todo el tiempo y en todos lados. La semana pasada lo encontré dormido en una hamaca, ayer sobre los crayones y hoy haciendo una ronda, esto no es normal.

-No, sin duda que no-dijo el doctor preocupado e intentando arreglarse los cabellos como hacía cada vez que se ponía nervioso.

-Tiene que verlo doctor, a ese niño le sucede algo-insistió la maestra.

-Lo veré pero si sus padres lo quieren traer, dígale que vengan cuando antes, los estaré esperando.

El día siguiente llegó Nico con sus papás. El pequeño venía cabeceando y la madre lo movía a cada rato para que no se quedase dormidito.

El doctor recurrió a un helado con chispas de chocolate para tentar al niño y que permaneciera despierto.

Nico abrió los ojos y agradeció mucho el helado, mientras lo disfrutaba, el doctor preguntó:

-¿Qué pasa Nico por qué te duermes en todas partes?

-Es que de noche no puedo dormir doctor, tengo miedo, mucho miedo.

El doctor miró al niño con interés y preocupación. Los padres parecían no dar demasiada importancia al relato del niño.

-¿A qué le temes Nico?

– A los monstruos, a los fantasmas, a tener sueños feos, a la oscuridad y a estar solito, me da miedo estar solito…..- y se quedó dormido con el helado en la mano.

El doctor fue a buscar entonces dos chocolatines y un chupetín para despertar a Nico.

-Demasiados miedos para poder dormir tranquilo-dijo el doctor, miró a los padres del niño y les preguntó:

-¿Ustedes estaban al tanto de esta situación?

-Bueno eh… si… en cierto modo…-contestó la madre- ¿sabe que pasa doctor? La solución sería que duerma con nosotros y ya no tiene edad para dormir con sus padres ¿no le parece?

-No se trata de eso, se trata de que Nico pueda dormir tranquilo y feliz, sin miedos y por la noche que es el momento de descansar.

-¿Qué sugiere entonces doctor?-preguntó el padre.
Nico había despertado y estaba haciendo malabares para comer los dos chocolatines, chupar el chupetín y terminar el helado antes de que se derritiese.

-Dime Nico ¿Tienes peluches en tu cama?

-¡De ninguna manera doctor! Nico es grande para tener peluches, no es un bebé-dijo la madre.

-¿Te gustaría tener un peluche Nico?-preguntó el doctor sin hacer caso a lo que la madre decía.

-Si, mucho mucho mucho-contestó el pequeño.

-No se hable más entonces, acompáñenme-dijo y los llevó a una sala repleta de muñecos de peluche: ositos, conejos, suaves perritos, gatos con largos bigotes, sapitos con ojos saltones y muchos más.

-Elije el que más te guste Nico, el que creas que puede ser un buen compañero de sueños.

El niño soltó lo que le quedaba de chocolate, el pegajoso chupetín y el cucurucho ya vacío de helado y corrió hacia un conejo de grandes orejas y rabito blanco que parecía estar esperándolo. Lo abrazó fuerte, muy fuerte.

-Estas son mis indicaciones Nico y debes seguirlas al pie de la letra: te acostarás y luego de escuchar un cuento, abrazarás a tu conejo, le contarás algún secreto, le cantarás alguna linda canción y verás que luego el sueño viene solito.

Los padres entendieron que un niño de cuatro años suele tener miedo por la noche y que un peluche suave y tierno para abrazar es una excelente compañía.

Las noches de Nico cambiaron por completo y también sus días, ya no se quedaba dormido ni en hamacas, ni sobre crayones, todos estaban felices. Una de las más contentas fue la maestra que en su corazón, puso un diez felicitado al doctor.

Contiuará…

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Todos los derechos reservados por Liana Castello

Cuento sugerido para niños a partir de nueve años

Ilustración de MARIA GRANADERO
[email protected]
web Art Maria Granadero

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