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Romance, juvenil, sobrenatural y apocalíptica, una historia que habla sobre el recuerdo de un amor, que perdura a través del tiempo, en tiempos muy difíciles.
«Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los encerró en cavernas tenebrosas, arrojándolos al Infierno» (2a. Pe. 2, 4).
«No hay arrepentimiento para ellos después de la caída, como no hay arrepentimiento para los seres humanos después de la muerte»
Hace mucho, mucho tiempo, la humanidad entro en el caos de la guerra, todas las oraciones y suplicas fueron ignoradas, el hombre, enfrentaba la exterminación de su raza.
Solo un señor demonio, entre todos los que existían, pudo traer la paz a nuestro mundo, a esta era, se le llamo, la era del caos.
Cuando la paz regreso a nuestro mundo, los humanos invitaron a los demonios, a vivir junto a ellos, como hermanos, pensaron que su camino era el mismo – se arrepentirían de eso por generaciones.
Pero, sin embargo, algo hizo que todo cambiase, los demonios enloquecieron y empezaron a atacar a los humanos, el mal que llevaban en sus almas, muy pronto se extendió por toda la tierra; desde ese momento, los humanos vivieron atemorizados por sus vidas.
Los señores de los demonios se hicieron de poder, y ellos eran, quienes gobernaban este mundo.
Intentamos luchar contra ellos, pero no podíamos, eran muy fuertes, y nos era muy difícil matar a tan solo uno de ellos, los demonios habían ganado, y los humanos, tuvimos que rendirnos. – Nunca más volveríamos a ver la luz del sol y la esperanza.
Me gustan tus manos, tus dedos son tan largos… Sé que sonara extraño, pero en verdad me gustas mucho, tus manos son muy fuertes, me gusta cada detalle de ti.
– Ella… Siempre me decía eso – hubiese hecho cualquier cosa por ella… Cualquier cosa, hace mucho que ya no soñaba con ella, yo creía que había olvidado esa parte de mi vida.
Tristeza y dolor, eso es lo que siento, esta es la herida que siempre vivirá dentro de mí, es una herida que siempre sangrada, el no haber podido salvar a mi único amor, el no haber estado cuando ella, llamaba mi nombre…El no… haber estado cuando ella más me necesitaba.
Yo… En verdad lo hubiese hecho todo por ella… Menos… Menos estar ahí cuando más me necesitaba. Cuando ella gritaba mi nombre.
El no haber podido salvar a mi único amor, duele tanto, es un dolor que nunca podre borrar, y ahora… Mis manos están manchadas de sangre, por más que la trajese a la vida, no sería capaz de abrazarla, ni a ella, ni a nadie, porque he pecado, he roto el tabú de la vida.
Tener a alguien que cree y confía en ti, es verdaderamente doloroso, pero no tenerlo es aun más doloroso.
Te quiero… hoy he encontrado trabajo, no me pagaran mucho, pero, nos alcanzara para vivir juntos.

  • ¿Quieres que vivamos juntos?
  • Si, si quiero, quiero estar siempre a tu lado – me decía ella, hace tanto tiempo, que no pensaba en ese día.

En verdad, éramos muy felices…
Su nombre, es un nombre que nunca he vuelto a pronunciar, se llamaba Shandell, tenía el cabello tan negro como la noche más oscura, sus ojos almendrados, eran tan profundos, que me sentía desnudo ante ellos, y su piel, era tan blanca y suave, como la seda más exquisita. Su sonrisa, su sonrisa era poesía para mi alma.
La conocí en un atardecer, no uno cualquiera, sino uno, en el que el cielo se cubrió de rojo. Cuando la vi, supe que ella era especial, cuando la vi, supe que ella, tenía que estar a mi lado, y cuando ella me miro, comencé a vivir un sueño.
Yo trabajaba en una pequeña panadería del pueblo, las gentes, de ahí no nos tenían en estima, después de todo ella y yo, acabábamos de llegar.
Un día el señor de los demonios, de esa región; amenazo con destruir a todo el pueblo, si es que no le daban un sacrificio, la gente de ahí muy temerosa, dejaron que se lleve a lo único que tenía en este mundo, a mi único amor – nosotros no éramos nada para ellos.
Ella no era nada más que una desconocida para ellos, una persona que no les afectaría, lo que le pasase, pero, para mí, ella era mi mundo, y ellos me la quietaron, ella era lo único que tenía, ella era mi alma gemela. Y sin ella, yo siempre estaría incompleto.
Y mientras ella gritaba mi nombre, yo no pude hacer nada, me había quedado trabajando hasta tarde; no supe que hacer, le pedí ayuda a la gente, y me dieron la espalda, nadie quiso ayudarme, yo, tenía que rescatarla.
Estaba tan desesperado que, en todo el camino pedía por un milagro, un milagro que no ocurriría, sentía que me arrancaban el corazón, sentía un nudo en mi garganta, sentía que el mundo giraba a mi alrededor, sentía que la tierra me tragaba, sentía que mi corazón dejaría de latir en cualquier momento. (Me estaba volviendo loco). – Que alguien me mate, por favor…
La lluvia sonaba como un zumbido, la lluvia sonaba como un zumbido en mis oídos, hay algo que me murmuraba, era un murmulló, que me enloquecía. Que me volvía loco. Esas palabras no podía entenderlas, eran muchas voces, hablándome a la vez.
La luna y la lluvia, esa noche, fueron testigos de lo que hice, tomé una espada, y entre al castillo de los demonios, sin preguntar ni perdonar, mate uno a uno a cada uno de esos demonios, que se atravesaban en mi camino, pero por más que la buscaba, no podía encontrarla.
Y cuando al fin pude encontrarla. Ella, ella…
Shandell, se había quitado la vida, cuando encontré su cuerpo tendido en una celda, enloquecí, no, no, no podía ser posible (Dios que alguien me despierte por favor), no podía creer lo que había pasado, otra vez había llegado tarde, no estuve para ella, cuando más me necesito de nuevo.
Estalle de ira, volqué toda mi frustración, y acabe con todos esos demonios, no deje a ninguno solo vivo… Ni niños, ni mujeres sobrevivieron, y ni siquiera perdone a sus esclavos, pues ellos también deberían estar corrompidos.
Maté a todos los habitantes de ese infierno, ese día perdí aquello que me hacía humano, ese día perdí a lo que me hacía humano, ese día me perdí a mi mismo.
Ese día me convertí en un demonio, me convertí en aquello que más odiaba, me convertí en uno de los que mato a mi amor, no hay peor castigo que este, si hay un Dios, seguramente debe odiarme.
No recuerdo cuanto tiempo ha pasado, pero he vivido, más de doscientos años, y no he envejecido, y he dedicado mi eternidad, a cazar, a esos demonios, que destruyen el mundo.
Shandell, Shandell yo te amaba tanto, en más de una eternidad, nunca había conocido el amor verdadero, hasta que te conocí a ti.
“Shandell, me tropecé, me tambalee y me caí, y cuando me levante, te he encontrado a ti, mi alma, está completamente enamorada de ti, y, cuando me alejo de ti, regreso volando sobre una nube voladora.”
Estoy preparado para ir al infierno, he perdido lo único que tenía en este mundo. Ella era mi mundo, ella era mi mundo, y me la quitaron… Estoy listo para hacer de este mundo, mi infierno.
Aun no sé, que Dios es ese, que me castiga, con vivir una eternidad entera, pero sin ti… Lo único que ha evitado que me pierda a mí mismo, has sido tu, Shandell.
Una vez tenía un nombre, era un nombre muy bonito, que representaba la esperanza de nuestro mundo, he perdido el derecho de llevar ese nombre, solamente tú, tienes el derecho de llamarme así… GABRIEL…
FIN…
Autor: Elvis Eberth Huanca Machaca

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