Saltar al contenido

Cuentos infantiles sugeridos como lecturas para niños de 7 a 9 años.

Llegó el momento, y mamá halcón tenía preparados sus cuatro huevos, que pronto verían la luz del mundo que se abría a su paso.

Así en la mañana del día, empezaron uno a uno a romperse, entre torpes movimientos empezaron a salir tres de los cuatro pequeños halcones, y finalmente rompió su cascarón el último, pero no era un halcón cualquiera el pobre había nacido cieguito, y este pequeño percance era una gran calamidad en el mundo de los halcones, ya que de todos es sabido que los ojos en el halcón es su principal sentido, y pronto su madre al ver que no puede seguir el ritmo del resto de sus hermanitos podría dejarlo.

Así pasaron los primeros días de nuestro pequeño amiguito, mientras, sus hermanos eran astutos y podían ver cuanta comida traía mamá halcón, Yuri era el que menos se alimentaba, y poquito a poco empezó a encontrarse débil en un mundo que no estaba realmente adaptado para él.

Un buen día mientras la mamá de Yuri había salido en busca de la comida de sus pequeños, Yuri se movía torpemente en el nido en busca de algún tipo de alimento, frente a la gran desesperación de no poder encontrar nada, así entre tanto movimiento, y sin ninguna visión que pudiera ayudarle, se balanceó sobre el nido cayendo al vacío, pero que gran fortuna acompañó al pequeño Yuri, ya que Sebastián un niño que pasaba por el bosque con su bicicleta y su canasto, venía de ver a su abuelita y traía pequeñas magdalenas recién hechas, así nuestro pequeño halcón cayó sobre las mismas no provocándose daño alguno. Sebastián se asustó al ver algo caer sobre su canasto, pero realmente no sabía ante que se encontraba.

Paró su bicicleta y se aproximó viendo a un pequeño halcón totalmente desorientado y que no fijaba la mirada en ningún sitio, así lo cogió con sus manitas y pudo observar que era un halcón diferente, le estremeció profundamente, así que lo dejó suavemente sobre su canasto repleto de magdalenas calentitas y se lo llevó a casa.

Sebastián corriendo, entró avisando a toda la familia para enseñarles su gran hallazgo. Todos al ver al pequeño Yuri sintieron una gran lastima por aquel animalito, que en circunstancias normales no sobreviviría sólo en la naturaleza, así que Sebastián y su adorable familia, se propusieron criar al pequeño Yuri pero intentando hacerlo lo más independiente posible.

Día tras día Sebastián se levantaba muy temprano para alimentar a Yuri, al principio lo alimentaba directamente poniéndole la comida en el pico, pero poco a poco fue poniéndosela dispersa en un plato para que Yuri fuera en su busca. Yuri crecía con rapidez, y cada vez dentro de sus limitaciones hacía más cosas por sí mismo, todavía no volaba así que la familia se inventó un pequeño sistema de postes con molinillos con campanitas, así Yuri se dejaría guiar por el sonido y evitaría los obstáculos, de esta manera Yuri empezó a reconocer la casa de Sebastián y alrededores.

Era magnífico observarle, volando guiado únicamente por campanitas y respondiendo perfectamente a los silbidos de Sebastián.

Así pasaron tres años, y Yuri era realmente un halcón feliz, cierto es que estaba totalmente domesticado, y había aprendido a ser un poquito más independiente gracias al tesón de Sebastián por el que sentía una gran pasión, sabía en todo momento dónde se encontraba, y antes de que llegara a casa iba en su búsqueda.

Un día estaban Sebastián y Yuri haciendo diferentes recorridos para ampliar el campo de Yuri, cuando vieron surcando el cielo otro espléndido halcón, era hermoso observarle, era totalmente majestuoso, Yuri evidentemente no lo vio pero si lo sintió, el otro halcón sobrevolaba muy cerca de ellos, y parecía que sólo estaba pendiente de captar la atención de Yuri, el cual estaba posado sobre un árbol, y poco a poco el otro halcón fue bajando hasta que se posó justo al lado de él. Por su parte Sebastián no entendía nada de lo que estaba aconteciendo, pero sería muy divertido que Yuri tuviera otro amiguito de su misma especie, que observando cómo actuaba casi podía confirmar que se trataba de una amiguita.

Así los próximos días, a la misma hora la halcón estaba siempre en el mismo árbol esperándolos, Sebastián encontraba a Yuri mucho más nervioso de lo habitual, y era simpático observarle, parecía que cada día estaba ansioso por el encuentro con su nueva amiga.

Estaba próximo el otoño, y paseando cerca del árbol donde se encontraban Yuri y su amiga, observó en la copa del mismo que parecía que había un nido sobre él, así Sebastián se dio cuenta que su gran amigo del alma Yuri, había formado una familia con su nueva amiga, qué profunda alegría le inundó todo su ser, por una parte estaba un poco melancólico porque no estaría tanto tiempo con Yuri, pero por otra parte Yuri sería feliz en su nuevo hogar y con su nueva familia.

Fin

Cuento sugerido para niños de 7 a 9 años.

3.7/5 - (3 votos)

Por favor, ¡Comparte!



Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

[jetpack_subscription_form jetpack_subscription_form title="Recibe nuevo contenido en tu E-mail" jetpack_subscription_form subscribe_text="Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail." jetpack_subscription_form subscribe_button="¡Suscribirme!"]