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Una familia que con su acción salva al mundo…

Cuento infantil ecológico sugerido para niños a partir de nueve años.

El señor Pacho Basurín, estaba muy enfermo! El era abuelo de cinco nietitos, Plasti Quito Tetrin Seco, Papelin Carto Seco, Botellín Vidrio Seco y sus primos Restito Húmedo y Aceitín Recuperado.

Un día el abuelo los llamó para hablar con ellos de un gran secreto que tenía guardado. Los cinco nietos acudieron y se reunieron alrededor de su anciano y enfermo abuelo para escuchar atentamente lo que les quería decir.

El anciano mientras tosía y tosía pudo hablarles contándoles el gran secreto de la naturaleza.

Toda la tierra, los mares, sus ríos, lagos y arroyos, los animales y plantas y el aire que nos rodea fue dado en herencia a la humanidad para que los hombres la cuiden, vivan en ella, pero no la maltraten.

A veces los hombres no son tan inteligentes como deberían, les dice, apenas se le podía entender… Tosiendo nuevamente les dice que no queda tiempo, que es hora para cumplir con una gran misión.

Esa misión consistía en ir a todos los lugares, encontrar a otros iguales a ellos e invitarlos a sumarse a la gran misión encomendada para salvar al mundo.

Fue así que los cinco nietos se encontraron con sus amigos y decidieron organizarse para poner manos a la obra.

Se dividieron en grupos con distintos colores: a Plasti Quito Tetrín Seco, le toco el amarillo, a Papelin Carto Seco, el marrón, a Botellín Vidrio Seco, el verde, a Restito Húmedo el azul y a Aceitín Recuperado, el ocre.

Cada grupo estaba conformado por todos los colores. Así formados fueron recorriendo distintos lugares, como: las cocinas de los hogares, los frentes de los edificios, las cocinas de los restaurantes, las oficinas, negocios, escuelas, etc.

Juntos pudieron hacer comprender a la gente que deberían separar sus residuos por tipos y tirarlos en el tachin del color correspondiente. Esa iba a ser la manera de poder recuperar a la tierra de la grave enfermedad que afectaba al abuelo.

Cada comunidad iba a poder separar los residuos dándoles el valor que se merecían, o volver a trabajar otra vez hasta que llegue a su final, cumpliendo con la función para lo que fueron creados.

La tierra de esta manera, iba a desahogarse y a recuperarse de la enfermedad, al no sobrecargar la ni contaminarla, todos iban a poder vivir mejor, con salud, con higiene, con más dinero para poder comprar las cosas necesarias y con educación, que es lo que nos sirve para elegir lo mejor para nuestras vidas.

A cada lado donde los tachines iban, la gente colaboraba con ellos, y de tanto que lo hacían se acostumbraron a cumplir con esas buenas costumbres.

Los tachines fueron reproduciéndose día tras día, salvaron a su abuelo, del ahogo y las afecciones que sufría y siguieron su camino, siempre en el lugar requerido y realizando su trabajo.

De vez en cuando los primos iban a contarle al abuelo los resultados de su misión, orgulloso de ellos los premió dándole un diploma con un sello y un nombramiento de honor por salvar al mundo.

Por último les pidió que a todos lados donde vayan hagan llegar estos mensajes de que “la recuperación de los materiales está al alcance de todos y que entre todos podemos cuidar de nuestro entorno» y que “Reciclar es de sabios”.

Y colorín, colorado este cuento se ha terminado.

Y colorín, colorete este cuento es de juguete, entra por un zapato y sale por un zoquete…

Fin

Mónica Hernández, educadora ambiental.

Cuento infantil ecológico sugerido para niños a partir de nueve años.

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