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3 cuentos sobre «El regalo de Navidad» para ir preparándonos para esta hermosa celebración cristiana.

Por Alberto Suárez Villamizar, Christine Leeson y Rossana Favero-Karunaratna. Cuentos de Navidad para niños y adolescentes.

En primer lugar, y en relación con las fiestas cristianas que se aproximan, leamos la conmovedora historia de «El Regalo de Navidad» de Alberto Suárez Villamizar, en la que vamos a descubrir la realidad de un niño luchando por el bienestar de su madre enferma. En medio del bullicio navideño, el pequeño vendedor de lotería busca desesperadamente compradores. Su historia se entrelaza con la generosidad de extraños, quienes, al comprar un billete, no solo adquieren la posibilidad de ganar, sino que también dan un regalo especial al niño.

En un giro inesperado, el regalo de Navidad se transforma en una bendición que cambiará la vida del pequeño protagonista y de su madre. Una narrativa emotiva que captura el espíritu navideño y la importancia de la compasión. ¡Comparte este cuento inspirador y únete a la reflexión sobre el verdadero significado de la Navidad!

El regalo de Navidad

3 cuentos sobre «El regalo de Navidad»
Foto de Zain Ali

¡Lotería, lotería, juega esta noche el sorteo extraordinario!, ¡señor cómpreme la lotería para esta noche! —pregona incansable la voz del pequeño que, apostado en la esquina del parque de la gran ciudad, ofrece los billetes del sorteo que espera vender para poder comprar la medicinas que su madre necesita para aliviar sus dolencias, y que hoy yace postrada en su lecho de enferma en el humilde rancho de las afueras de la ciudad.

Hoy es sábado y es el día de Navidad, las gentes presurosas transitan indiferentes las aceras con el afán de hacer sus compras para la cena de esta noche, unos; y otros buscando el artículo que llevaran a sus hijos como regalo del Niño Dios. El pequeño camina de una a otra esquina para tratar de llamar la atención de los posibles compradores que pasan a su lado.

¡Lotería!, ¡lotería!, ¡lotería!, señor tengo el veinticuatro para esta noche —anuncia a los transeúntes para motivarlos a realizar la compra.

Niño, ¿tiene el número doce? —pregunta una señora que se acerca con la intención de comprar.

Un momento señora, —dice humildemente el menor, mientras busca entre los billetes que lleva bajo su brazo izquierdo el número solicitado.

Luego de unos instantes de estar buscando.

Si señora, aquí está el número doce —dice exhibiendo el billete solicitado.

Gracias niño, deme el billete por favor.

Señora, gracias por su compra —dice el pequeño entregando el billete, y humildemente agrega— ¿me podría regalar mi Navidad?

Es lo acostumbrado en este día: pedir de manera voluntaria a los compradores un obsequio con motivo de la Navidad, y para el niño no es la excepción; pero, a diferencia de otros niños, su regalo no es para comprar juguetes, sino para adquirir las medicinas que necesita su madre.

Con mucho gusto —dice la compradora, agregando unos pesos al valor de la compra.

Gracias señora, mucha suerte —agrega el menor despidiéndose.

El pequeño vendedor guarda en su bolso el dinero recibido como regalo de Navidad, y hace cuentas con el valor de las medicinas que desea llevar a su madre. Las ventas del día no han sido muy exitosas, lo que hace que las ganancias sean exiguas, y espera completar lo necesario con el dinero recibido como obsequio de manos de los compradores. Son las tres de la tarde y el tiempo se agota.

¡Lotería!, ¡lotería!, ¡lotería! —continúa pregonando el menor

Lentamente un anciano se acerca al pequeño vendedor.

Niño, ¿tiene el dieciocho? —pregunta con su voz apagada por los años.

El vendedor hace la búsqueda respectiva, y después anuncia:

Si señor, aquí está su número —anuncia el niño.

Gracias —dice tomando en sus manos temblorosas el billete respectivo.

Señor, ¿usted me puede dar mi Navidad? —insinúa tímidamente el menor.

¡Claro que sí! —dice—, mientras pide al niño el fajo de billetes de la lotería, y luego de examinarlos, escoge uno que cancela su valor y añade:

Tome, éste es mi regalo —dice entregándolo, y deseándole suerte.

Gracias señor —dice el niño emocionado, mientras guarda el dinero producto de las ventas, y el billete donado por el anciano.

Con más entusiasmo continúa pregonando la venta, ahora con la ilusión de vender el billete que recibió como regalo, para aumentar sus ganancias. Pero pasan las horas y las calles empiezan a quedar desiertas sin poder realizar la anhelada venta. Son las siete de la noche y ante la ausencia de posibles compradores se dirige a la agencia del sorteo a devolver los billetes que no ha logrado vender, y luego ir a la estación del metro a tomar su transporte hacia su casa a acompañar a su madre.

Al llegar el niño cuenta a su madre lo sucedido con el billete que recibió como regalo, pero que tristemente no pudo vender, y le hace entrega de las medicinas que pudo comprar con el dinero obtenido.

Gracias hijo, y no te preocupes por lo del billete, fue tu regalo de Navidad, guárdalo —dijo la madre.

Pero mamá yo quería venderlo para reunir más dinero para comprarte todas las medicinas —protestó el pequeño entristecido.

Ya te dije hijo, no te preocupes, y dale gracias a Dios que pudiste conseguir lo necesario para este día —lo consoló la madre.

El día siguiente por ser domingo no hubo venta de lotería, pero ante la necesidad de conseguir dinero para el sustento diario, fue a las bodegas del mercado a laborar en la descarga de los camiones que llegaban de las provincias con alimentos.

El lunes muy temprano el niño se presentó a la oficina de la lotería a retirar los billetes que se proponía colocar en manos del público, como producto de su trabajo. Mientras esperaba su turno revisó la pizarra donde se anunciaba el resultado del sorteo de la noche de Navidad, para dar razón a los clientes que se lo preguntasen. Recorrió los números sin poder dar crédito a su visión, al ver en la parte superior del anuncio el número ganador:

 — ¡Trescientos diez!, es el número que el anciano me regaló, cuando le vendí el billete.

Revisó en sus bolsillos y comprobó la realidad: ¡Él era el feliz ganador del sorteo!

Alegre salió de la agencia y se dirigió a la droguería más cercana  para comprar la formula completa de los medicamentos que esperaba su madre para aliviar su enfermedad.

Fin.

El regalo de Navidad es un cuento del escritor Alberto Suárez Villamizar © Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin la expresa autorización de su autor.

Sobre Alberto Suárez Villamizar

Alberto Suárez Villamizar - Escritor

Alberto Suárez Villamizar nació el 27 de enero de 1958 en la ciudad de Bucaramanga, departamento de Santander, Colombia. Cursó sus estudios de enseñanza básica media hasta finalizar en 1976, en Bucaramanga. Actualmente trabaja con empresas de ingeniería civil que se dedican a la construcción y mejoramiento de vías.

“Escribo por Hobby, y mi mayor satisfacción es que mis escritos lleguen a todas aquellas personas amantes de la lectura”.

En segundo lugar, también de título «El regalo de Navidad» un cuento de la escritora irlandesa Christine Leeson, perteneciente al Proyecto Cuentos para Crecer, y que recomendamos para niños y niñas de todas las edades.

El regalo de Navidad

El regalo de Navidad - Cuento

Era la primera Navidad de la ratoncita Molly. El cielo estaba iluminado por franjas rosas y doradas, y la emoción se podía palpar en el ambiente.

A través de la ventana de una casa, vio que algo brillaba y refulgía en la noche.

Mamá, ¿qué es eso? –exclamó Molly, emocionada.

Es un árbol de Navidad –dijo su madre–. La gente lo adorna con bolas brillantes, luces y estrellas.

Ojalá tuviéramos nosotros un árbol de Navidad –suspiró Molly.

¿Por qué no vas al bosque buscar uno? –dijo su madre–. Seguro que te quedaría tan bonito como ese que ves detrás de la ventana.

A Molly le pareció una idea fantástica. Llamó a sus hermanos y hermanas, y juntos corrieron a buscarlo. Por el camino encontraron un granero, y los ratoncitos entraron en él para buscar algo con que adornar el árbol. Bajo un gran montón de heno, Molly encontró una muñeca.

Es como la que corona el árbol que vi por la ventana –dijo–. Es ideal para nuestro árbol. Pero la muñeca ya tenía dueño.

¡Grrr! –gruñó el viejo perro de la granja– ¡Es mía!

¡No nos hagas daño! –suplicó Molly–. Yo sólo había pensado que la muñeca quedaría muy bonita en nuestro árbol de Navidad.

El viejo perro bostezó. Lo cierto es que a veces cazaba ratones. Pero, quizá por ser Navidad o quizá porque se acordaba de los tiempos en que jugaba con los niños junto al árbol de Navidad de la granja, les prestó su juguete a los ratoncitos. Los ratoncitos salieron de la granja con la muñeca y llegaron a la entrada del bosque.

¡Mirad! ¡He encontrado otro adorno para el árbol! –gritó Molly.

Era un lazo plateado que colgaba de una de las ramas de un roble. Molly se encaramó al tronco, agarró un extremo del lazo y empezó a tirar de él… pero el lazo pertenecía a una urraca. Lo reservaba para forrar su nido.

Por favor, no te enfades –le rogó Molly–. Sólo quería un adorno para nuestro árbol de Navidad.

Lo cierto es que, de vez en cuando, la urraca cazaba ratones. Pero, quizá por ser Navidad o porque ella también había estado admirando el árbol de Navidad de la ventana, soltó el otro extremo del lazo y Molly pudo llevárselo.

Molly vio a lo lejos unas cosas rojas y redondas que brillaban en el suelo. Eran como las bolas que colgaban del árbol de Navidad de la ventana.

¡Justo lo que necesitamos! –gritó Molly, mientras corría a coger una–. ¡Ya tenemos una muñeca, un lazo plateado y una bola brillante! Pero las bolas brillantes pertenecían a un zorro.

Esas manzanas silvestres son mías –aulló–. Las estoy enterrando para tener comida en los fríos días de invierno.

Nosotros sólo habíamos pensado que una de estas bolas quedaría muy bonita en nuestro árbol de Navidad –dijo Molly, temblando.

El zorro la olisqueó. Lo cierto es que solía cazar ratones a menudo. Pero, quizá por ser Navidad o porque nunca había visto un árbol de Navidad, volvió a internarse en el bosque y dejó que Molly cogiera una manzana y se la llevara. Los ratoncitos siguieron caminando por el bosque mientras la noche caía.

Allí, entre las zarzas de un arbusto, vieron una estrella brillante y preciosa y una docena de lucecitas verdes y doradas que destellaban.

¡Estrellas para nuestro árbol! –gritó Molly–. Voy a cogerlas.

Pero cuando la ratoncita se acercó al arbusto, no fueron estrellas lo que encontró… sino el collar de una gata, que parecía muy enfadada. A su lado estaban sus crías, y los tres pares de ojos de los mininos brillaban en la oscuridad.

¡Ay, madre! –balbuceó Molly–. Yo sólo quería algo resplandeciente para nuestro árbol de Navidad.

La gata enderezó las orejas. Lo cierto es que siempre cazaba ratones. Pero, quizá por ser Navidad o porque recordaba el árbol de Navidad que había en la cálida casa donde había nacido, se quitó el collar y dejó que los ratoncitos se lo llevaran.

Finalmente, en un claro en lo más profundo del bosque los ratoncitos encontraron un árbol grande y frondoso.

¡Nuestro árbol de Navidad! –gritó Molly.

De sus ramas colgaron la muñeca, el lazo, la manzana y el collar de la gata.

Oh –dijo Molly, al acabar–. No se parece en nada al árbol que vi en la ventana.

Los ratoncitos regresaron a casa, muy tristes y desilusionados, y se acostaron. A medianoche, Mamá Ratona despertó a sus pequeños.

Venid conmigo –susurró–. Tengo algo que enseñaros.

Molly y sus hermanos y hermanas salieron detrás de su madre, pasaron por delante de la granja y se internaron en el bosque. Otros animales se unieron a ellos y los acompañaron hasta lo más profundo del bosque.

Finalmente, los ratoncitos llegaron al claro donde estaba su árbol. Molly quedó petrificada. Sus ojos se abrieron de par en par y brillaron.

¡Oh! ¡Mirad eso! –gritó.

Durante la noche, todos los animales habían añadido más adornos al árbol. Ahora la escarcha lo cubría todo y lo hacía brillar. El pequeño árbol resplandecía e incluso parecía que colgaran estrellas de sus ramas. La más grande y reluciente de todas coronaba el árbol.

Nuestro árbol es mejor que el de la ventana –susurró Molly, feliz.

Y, quizá por ser Navidad, todos los animales se sentaron juntos y en paz a contemplar el árbol.

Fin.

Este segundo cuento, también con el título «El regalo de Navidad» le pertenece a la escritora Christine Leeson © Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin la expresa autorización de su autora. Barcelona, Montena coop. 2001.

Sobre Christine Leeson

Christine Leeson nació en Dublín pero ahora vive en Inglaterra y, además de escribir libros con historias para los niños, trabaja en una chocolatería. Entre los libros que tiene escrito están: «El regalo de Navidad» (Gift Of Christmas), «Molly y la tormenta» (Molly And The Storm) y «Demasiado ocupado para Benjie» (Too Busy For Benjie) para Little Tiger Press.

Algunos de los libros de Christine Leeson

  • The Snow Angel (El ángel de nieve): mientras juegan en la nieve la mañana de Navidad, Daisy y Sam Mouse ven un «ángel» caer del cielo, y cuando comparten sus delicias navideñas para ayudarlo a revivir, el ganso deja un regalo especial.
  • Just For You! (¡Solo para ti!): cuando Jenny y sus hermanos rompen accidentalmente el regalo de cumpleaños de su madre mientras intentaban envolverlo, los ratoncitos salen al campo en busca de un nuevo regalo perfecto y, finalmente, deciden hacer algo que sea perfecto.
  • The Magic of Christmas (La magia de la Navidad): cuando Molly Mouse mira por una ventana y ve un árbol de Navidad reluciente, decide buscar un árbol de Navidad para ella, pero el que encuentra no brilla como el que vio en la casa, hasta que sucede algo mágico.
  • Molly and the Storm (Molly y la tormenta): la ratoncita Molly y sus hermanos quedan atrapados en una tormenta, pero pueden ofrecer un refugio seguro a sus nuevos amigos animales.

En tercer lugar «Un regalo de Navidad«, una breve historia de nuestra antigua colaboradora Rossana Favero-Karunaratna. Un cuento de Navidad para niños a partir de nueve años.

Un regalo de Navidad

Un regalo de Navidad - Cuento

Mientras hacía mis compras de Navidad encontré una librería pequeña. Entré sin dudarlo, cuando de pronto una voz interrumpió mis pensamientos.

Toma este libro; los libros que se ofrecen así hay que aceptarlos sin chistar. Buscan un dueño, alguien quien quiera leerlos.

No supe qué contestar.

¿Qué pasa ahora? ¿No es un buen regalo de Navidad?

No, no hay problema; me lo llevo, –atiné a responder, pensando que ya no tendría dinero para comprar el juguete que quería.

El árbol de cristal. Al volver mi cabeza noté que había un pequeño letrero cerca del mostrador principal: “Llévate a casa un libro gratis. No se aceptan devoluciones. Es la noche de Navidad”.

De pronto, como adivinando lo que pensaba, el vendedor me dijo:

Yo escribí ese libro, pero nadie lo quiso. Las copias se acumularon en un rincón y en un rincón se quedaron. Todos venían a ver los otros libros menos los míos y así poco a poco se quedaron olvidados. Sólo yo lo leía, el mismo libro, cada semana, y los ponía en la vidriera y en los estantes para que la gente los viera, pero desaparecían misteriosamente y al final los encontraba como escondidos entre las esquinas de la librería. Es por eso que decidí regalarlos y es el último que me queda.

Y así salí con el libro en mis manos, mientras la tienda se cerraba apresuradamente. Pensé que al fin y al cabo le había hecho un gran favor recibiendo su último libro.

Casi no dormí esa noche porque estuve leyendo la historia que resulto siendo fascinante.

Nunca pude lograr encontrar el lugar pero ese libro fue para siempre un regalo muy especial.

Fin.

Un regalo de Navidad es uno de los cuentos de regalo de Navidad de la escritora Rossana Favero-Karunaratna © Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin la expresa autorización de su autora.

Sobre Rossana Favero-Karunaratna

Rossana Favero-Karunaratna - Escritora

Rossana Favero-Karunaratna es una abogada con una sólida formación académica, con títulos de prestigiosas universidades en el Reino Unido, EE. UU. y España. Su carrera abarca roles variados, desde abogada hasta activista en temas de género y derechos humanos.

Ha trabajado en cuestiones de violencia contra las mujeres y derechos reproductivos, además de ser autora y defensora de los derechos de las mujeres en Perú y Sri Lanka. Rossana también participó en informes internacionales y colaboró con organizaciones como CLADEM e IOCU. Su compromiso con los derechos de las mujeres es notable.

Otros cuentos sobre regalos de Navidad

A continuación, otros dos cuentos relacionados con regalos de Navidad, ideal leer y reflexionar en esta época del año.

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