Saltar al contenido

¿Por qué a mí? Alejandra Melnik, escritora argentina. Cuento espiritual. Cuentos para reflexionar.

Para Irma y Dany

¿Cuántas preguntas se lleva el viento? Esa mañana, me quede sin respuestas. Esa mañana, te levantaste de mal humor, tenías los tobillos hinchados, y te dolían las manos. Seguramente la bronca te sopló la pregunta

– Mamá ¿por qué a mí? ¿Por qué tengo artritis?

No tuve palabras, tal vez porque yo al igual que vos, me lo sigo preguntando, y a pesar que asumimos este estado, no nos resignamos. ¡¡Porque yo!!!!. y trate de encontrar la frase justa, pero ese día no la encontré.

Después de varios días decidí hablar con vos y contarte que a veces las cosas simplemente pasan, y nos toca a nosotros. Dejamos de ser espectadores, para ser protagonistas. Tal vez uno viene para dar testimonio, para ser útiles, ser el bastón de alguien, tal vez Dios nos pone pruebas, tal vez nuestro destino está escrito y es imposible escapar.

Tal vez el karma, tal vez uno va forjando un camino que otros seguirán. Lo cierto que la explicación que pude darte es que a todos nos pasan cosas, y uno tiene que aprender a vivir con ellas, saltando las dificultades, y honrando la vida a pesar de lo inexplicable. Con el paso del tiempo, lo que no entendía cuando me decían que la artritis formaría parte de la familia y uno aprendería a convivir con ella, se hizo realidad.

No puedo decir que es nuestra amiga, pero supimos darle un lugar y respetarla sin tenerle miedo. Los niños son sabios, y vos descubriste que tus amigas tienen otros problemas, que le duelen igual que tu artritis.

Un día fuimos a comprar a un almacén, la dueña tenía un hijo con un retraso madurativo muy importante. Se quedo mirándote, como yo en algunas oportunidades miraba a otros chicos, y me dijo

– Qué suerte tenés, tu hija es sana, puede llevar una vida normal!, me contó su padecer, vi su sufrimiento.

Cuando acabó de relatarme su pesar, me causo gracia, y le conté de tu enfermedad, vos salías de una recaída muy importante. Nos dimos un beso en silencio, y me fui caminando con vos, que no tardaste en preguntar que le pasaba a esa señora.

-Viste Guada, como vos tenés la artritis el hijo tiene otra enfermedad, que le impide ir al colegio y ser un nene que goce de las actividades que realizan otros chicos de su edad. ¿Viste? ¡todos tenemos algo!

-Pero mamá, ¿qué problema hay? Sabrina es sorda y va al colegio, y habla con señas ¿qué problema hay si uno es feliz?

Me emocioné, porque vos me diste las respuestas que necesitaba. Algo bien habíamos hecho. Ese día supe que ibas a pelear y estarías dispuesta a no perderte nada que la vida te ofreciera. Los niños son sabios, y es verdad por lo general, asumen la enfermedad antes que los padres y sin muchas vueltas encuentran las respuestas simples, que nosotros tardamos más en hallar.

¿POR QUE? Hoy me lo sigo preguntando, y me sigo enojando, y cuando a vos te visita la bronca y le gritas a Dios, yo te acompaño, y tratamos de buscar las respuestas juntas, pero sabiendo que lo más importante es VIVIR, HONRAR LA VIDA con respuestas o sin respuestas.

Hoy hablando con una mamá, sobre este tema, te pregunté y tus palabras fueron sencillas, PORQUE SOMOS CHICOS ESPECIALES, y si son niños especiales que cuando no pueden jugar con el cuerpo lo hacen volando con la imaginación, enojándose con Dios, y con nosotros.

¿Respuestas ? cada mañana cuando me levanto encuentro una distinta, escucho a todos, porque sé que por ahí está escondida en cualquier conversación. Respuestas , no hay, o si hay no nos conforman.

Hemos pasado por muchas etapas, pero ahí una, que sigue presente, visitándome de vez en cuando, y es la impotencia, la rabia. Porque a pesar que estás bien, y llevas una vida plena, ese sentimiento que no alcanza a entrar en mi corazón, me obliga a no resignarme.

Respuestas, algún día las encontraremos, sabremos que produce esta enfermedad, cuando fue el momento que se metió en nuestras vidas y ¿por qué a nosotros? ¿por qué a nuestro hijos? Aprendí a controlar al soberbia, y decirme una y otra vez ¿por qué no a mi? .

Tal vez tengamos que dar testimonio, tal vez nuestras vivencias sirvan, tal vez Dios o alguien superior consideró la posibilidad que seriamos capaces de afrontar este desafío. Les cuento que utilice las más variadas herramientas para explicarle a Guada el porque.

La última vez, fui sincera, NO SE, desearía que fuera yo en lugar de vos, pero Dios lo quiso así, y no podemos detenernos demasiado a pensar por qué. Recuerdo el momento en que me dieron el diagnóstico, y me prometí, vivir, recuperar la felicidad y por sobre todas las cosas , que vos pudieras gozar de una infancia feliz llena de fantasía.

Tal vez la respuesta , se encuentre allí, en un mundo simple , empapado de esperanza, fe, rezos nocturnos, y miradas silenciosas. ¿Respuestas? Creo que ninguna nos conforma, ni cura las heridas. Pero a cuantas cosas que nos pasan a nosotros o a los otros, siguen sin explicación.

Si son chicos especiales, que seguramente tendrán que buscar el camino para ser felices, combatiendo dolores, pinchazos y rigidez. Pero felices de estar vivos y de poder seguir buscando juntos esas respuestas.

Fin

5/5 - (2 votos)

Por favor, ¡Comparte!



Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe nuevo contenido en tu E-mail

Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail.



Descubre más desde EnCuentos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo