Pipí perfumado es uno de los cuentos de perros de la colección cuentos de animales de la escritora Susana Solanes sugerido para niños a partir de siete años.
Cuando la señora Alicia plantó la rosa en una maceta, aclaró las cosas con su perrito Anastasio, por las dudas. ¡Nada de levantar la pata junto a la maceta!
Parece que la aclaración que recibió de la señora de la casa, no fue suficiente, porque cuando el perrito hizo la recorrida habitual por el jardín, vio una nueva maceta y ¡pfffsss! Y se quedó de lo más tranquilo, panza al sol.
Cuando varios días después, la señora Alicia vio que sus palabras no fueron correctamente interpretadas, intentó otras estrategias. Recurrió a la página de Internet Bichos que maltratan a sus dueños, y buscó información. Encontró recetas para todo: Si su caballo no quiere cortarse el bigote. Si su víbora no quiere tomar la sopa. Hasta que al fin halló lo que buscaba.
Procediendo de acuerdo a las instrucciones de la página, le pintó a la maceta una bocaza abierta, llena de dientes que hacían ¡grrr! ¡arrfff!, y ruidos de lo más amenazadores. Pero Anastasio conocía sus derechos y no hizo caso de las amenazas que provenían de la maceta. Levantó la patita y ¡pfffsss!
-¡Aaajjj! ¡Qué asco!- dijo la maceta -Eso me pasa por tener la boca abierta- Y de ahí en adelante, siempre la mantuvo cerrada.
Cuando vio que esto no resultaba, la señora Alicia, pasó a otra estrategia. Plantó alrededor de la maceta unos palitos para proteger a la plantita de rosa. El perrito llegó, olió y ¡pfffsss! Pero, al contrario de lo que podemos suponer, los palitos se sintieron orgullosos:
-¡Compañeros! Esto nos hace sentir como si fuéramos árboles de la calle y no simples palitos como quisieron hacernos creer- El resultado fue que la señora Alicia no podía contener su furia.
La planta de rosa, al igual que todos los seres buenos, nunca se vengó de la acción de Anastasio.
Por el contrario, continuaba perfumando lo que había a su alrededor, a pesar de que todos los días perdía dos o tres hojas y ninguna rosita nueva había aparecido desde hacía dos meses.
Un día, en que Anastasio estaba en la vereda junto a los perros de la cuadra, sucedió algo curioso.
-¡Hum, qué raro!- dijo Ñato oliendo por ahí – algún perro está haciendo pipí con olor a rosa- ¡A ver- dijeron los otros. Y Hocicudo, Negro y Blanquita, se acercaron al lugar señalado.
-Esto es muy extraño, porque no hay un champú para perros que tenga ese olor. ¿Qué pasará aquí?- conversaban entre ellos. Anastasio sintió un miedo desconocido y para disimular, dijo que tenía que volver a su casa porque le iban a pasar el peine fino para sacarle las pulgas.
A partir de ese día, la rosita pudo crecer tranquila y su dueña, también. Bueno, la Señora Alicia, crecer no creció, pero se reconcilió con su perrito. Como nunca se enteró qué había pasado en la vereda, creyó que a Anastasio le había salido ¡por fin! la muela del juicio.
Fin
Pipí perfumado es uno de los cuentos de perros de la colección cuentos de animales de la escritora Susana Solanes sugerido para niños a partir de siete años.