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Merecido Castigo. Toda acción tiene una reacción

Por Pablo Rodríguez Prieto. Cuentos cortos para toda la familia

Merecido castigo es un cuento corto del escritor Pablo Rodríguez Prieto sobre las andanzas de un grupo de niños y las consecuencias que tuvo para uno de ellos su singular recolección. Es un breve cuento recomendado para todo público.

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Merecido castigo

Merecido castigo - Cuento con alacranes

Por la tarde deberíamos ir a traer camotes y hojas de maíz para los animales. En el camino, la tía Lucrecia nos pidió que cortáramos «cañas dulces», de preferencia las que son negras y gruesas nos dijo. Partimos después de almorzar, José el más travieso de nuestros primos insistió en acompañarnos, su mamá aceptó.

Llevaba José un frasco de vidrio en las manos, no sabíamos que intenciones tenía y tampoco le preguntamos. Intuíamos que nada bueno nos esperaba. Camino a la chacra, el arenal era grande y en él vivían varios bichos entre los que siempre veíamos algunos alacranes pequeños que nosotros los aplastábamos intencionalmente a nuestro paso.

A nuestro primo se le ocurrió ir juntándolos en el recipiente de vidrio que traía.

Molestaba al alacrán con un palito y cuando éste atacaba, procuraba que clavara su aguijón en la madera, de inmediato destapaba el frasco y lo sacudía dentro. Cuando el bicho se daba cuenta ya estaba prisionero junto con otros sujetos de su misma especie luchando contra la pared de vidrio tratando de salir del encierro.

Él disfrutaba ver a los bichos luchando desesperados por escapar. Esta operación le demandaba mucho tiempo por lo que, al llegar a los sembríos de camote, cogimos las primeras plantas que encontramos, sin avisar a sus propietarios y tampoco reparar si estaban en condiciones o no de ser cosechadas.

Emprendimos el camino de regreso, Oswaldo mi hermano mayor recogió las cañas que le habían encargado, Miguelito y yo traíamos un costal con camotes sobre el hombro y además arrastrábamos un paquete de plantas de maíz que solíamos picar para que los pavos y gallinas los coman en la casa.

José llevaba el frasco con sus alacranes pegado al pecho y caminaba tropezando continuamente.

De pronto apareció un señor de muy mal genio, que con un palo nos amenazaba castigar por haber malogrado su sembrío. Nos quedamos petrificados, no sabíamos que decir ni que hacer.

Vociferaba una serie de palabras que no podíamos entender muy bien; lo que si estaba claro es que estaba furioso, continuamente levantaba el arma que traía en las manos. Le brillaban los ojos y la saliva salpicaba al gritar, su voz era ronca y enredada.

José tuvo la genial idea de destapar el frasco que traía y mostrárselo al señor con la intención de asustarlo, pero con tan mala suerte que éste al tenerlo cerca, volteo con la vara el frasco que cayó a los pies de nuestro primo.

Los alacranes al verse libres, salieron disparados en distintas direcciones.

Muchos al tropezar con los zapatos de José se subieron a ellos y luego siguieron trepando por las piernas. El muchacho sufrió un ataque de pavor y gritaba desesperadamente. Ninguno de nosotros atinamos por hacer algo, continuábamos con la carga sobre nuestros hombros, inmóviles.

Finalmente fue auxiliado por el enfurecido hombre que al ver el estado en que estaba José, se compadeció de él y comenzó a sacudir los animalitos que alarmaban a nuestro primo.

Ya libre de su propio y merecido castigo, José seguía llorando. El campesino que inicialmente estaba furioso o así pretendía hacernos creer que lo estaba, se compadeció de nosotros y terminó ayudándonos con nuestra carga hasta muy cerca del pueblo.

Fin.

Merecido Castigo es un cuento corto de Pablo Rodríguez Prieto © Todos los derechos reservados.

Sobre Pablo Rodríguez Prieto

Pablo Rodriguez Prieto - Escritor

“Soy un convencido que la lectura hace que los seres humanos seamos empáticos, con lo que se puede lograr un mundo más amigable y menos conflictivo. Sueño con un mundo mejor que el que tenemos hoy.”

“El Perú es un país muy rico en paisajes y destinos turísticos, con innumerables regiones y climas muy variados. Yo nací en Pucallpa, una ciudad de la región Ucayali en la selva. De niño, por el trabajo periodístico de mi padre radicamos en muchas otras ciudades, esto enriqueció mi espíritu de usos y costumbres muy disimiles que posteriormente se traducen en mi trabajo literario.

Mis inicios fueron escribiendo crónicas que las repartía entre mis amigos sobre experiencias locales que las denominaba «Crónicas de la calle«. Prefiero escribir cuentos, pero e incursionado en novela corta y poesía. Soy casado y tengo tres hijos quienes son mis mayores críticos. Cuando ellos eran niños jugaba a escribir sus ocurrencias diarias y casi siempre fueron desechadas, aún cuando guardo esas historias en mi memoria.»

Actualmente Pablo vive en Lima y desarrolla actividades vinculadas a las artes gráficas, tiene una imprenta familiar y en sus horas libres escribe de a poco.

Puede verse parte del trabajo literario de Pablo en https://pablorodriguezprieto.blogspot.com/

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