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La sirena que quería las estrellas

La sirena que quería las estrellas. Cuentos infantiles de estrellas.

La sirena que quería las estrellas es uno de los cuentos infantiles de estrellas de la escritora Gisela de la Torre. Cuento para niños a partir de ocho años.

La sirena Marilia estaba triste porque deseaba tener muchas estrellas, y a veces decía:

—Si tuviera solo una, estaría todo el tiempo mirándola.

Un día que hablaba en voz alta, oyó a la estrella de mar decir:

—Mira que eres tonta, ¿cómo se te ocurre semejante disparate?, estás loca de remate, nunca la tendrás.

— ¿Por qué no podré conseguir mi sueño? Déjame desear lo que quiera —. La sirena le contestó con firmeza y se fue dejando pensativa a la estrella de mar.

Luego de nadar mucho, se adentró en el orificio de una roca; continuaba triste, sobre todo al recordar las palabras de la estrella de mar. Descubrió a una sirena plateada que nunca había visto, con una varita que comenzó a danzar a su alrededor y le dijo:

—No te aflijas por querer las estrellas.

— ¿Cómo sabes lo que quiero? —preguntó.

—Puedo leer el pensamiento de los demás y al mismo tiempo hacerlos realidad.

Marilia, entusiasmada, le preguntó si podía concederle aunque fuera una sola estrella.

Marina, el hada sirena, se quedó pensativa y luego respondió:

—Sí, pero desaparecería. ¿Por qué no pides otra cosa?

Marilia le contestó que eso era lo que más deseaba. El hada sirena, luego de meditar un rato, le dijo que iba a tratar de cumplir su anhelo.

Pasaron varios días y no veía a la sirena plateada. Marilia pensó: “es engañosa”.

Entonces escuchó la voz de Marina:

—No lo soy, solo estaba buscando la forma de complacerte —y dio tres golpes a un pedazo de roca convirtiéndola en una estrella que, al Marilia tocarla, se esfumó.

— ¿Por qué permitiste que se extinguiera?
Marina le respondió:

—Porque hay cosas bellas que nada más son para mirar de lejos, otras para imaginarlas y algunas para tenerlas. Además te advertí que en este lugar era imposible tener una estrella.

Convencida por este razonamiento, Marilia le hizo saber lo dichosa que se había sentido al haber hecho realidad su mayor deseo: ver y admirar de cerca la luz de una estrella.

Marina volvió a tocar con su varita mágica un pedazo de roca, que se convirtió en una bola de cristal con una estrella en su interior.

Al Marilia intentar cogerla, la burbuja comenzó a saltar de un lado para otro y dijo el hada sirena:

—Ella te seguirá donde quiera que vayas, confórmate con mirarla a cierta distancia, pero no vuelvas a tratar de tocarla, pues desaparecerá.

Un tanto desconfiada, se quedó mirando a la bola de cristal y comenzó a nadar. Cuando se había alejado un buen trecho se detuvo y vio como la estrella la seguía, satisfecha se puso a contemplarla.

Pasaban los días y Marilia estaba feliz, mientras que la estrella de mar, llena de envidia, cada vez que tropezaba con ella le decía cosas desagradables. En una ocasión Marina la escuchó y reprendiendo su actitud le dio consejos que hicieron que ésta se fuera abochornada y cuando transcurrió un tiempo le pidió disculpas a la sirena.
Marilia, un día notó que la estrella había perdido parte de su fulgor y le preguntó:

— ¿Por qué no brillas como antes?

—Estoy triste porque no tengo alrededor a las demás estrellas, ni a la luna.

Marilia se quedó preocupada y al día siguiente se excusó, explicándole que no había pensado en que le causaría daño. En ese momento apareció el hada sirena, Marilia le pidió que liberara a la estrella y la devolviera al cielo. La estrella, conmovida, preguntó al hada si Marilia podía irse con ella.

—Sí, déjame ir con la estrella, allí veré muchas más, aunque quisiera venir alguna vez a la profundidad del mar —exclamó alegre la sirena.

Marina emitió un sonido fuerte y de pronto una ola inmensa elevó a Marilia y a la estrella hacia el infinito.

Desde entonces, puede verse en las alturas a la sirena en una gran burbuja de agua, paseando junto a las estrellas y en ocasiones vuelve al mar aunque regrese al poco tiempo al cielo.

Fin

La sirena que quería las estrellas es uno de los cuentos infantiles de estrellas de la escritora Gisela de la Torre. Cuento para niños a partir de ocho años.

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