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La loquita del banco ¿Quién se puede atrever a apurarla?

Por Pablo Rodríguez Prieto. Cuentos cortos

En las grandes ciudades es común ver a gente en situación de calle que quizás la vida le jugó una mala pasada y perdieron todo. Felipa del Pino es una mujer cuyos sueños se perdieron en un pueblo en el que su familia la dejó abandonada. Sin embargo, no pierde la oportunidad de vengarse de aquellos que colaboraron a que ella termine de esta forma y esclava de sus palabras ¿Quién se puede atrever a apurar a la loquita del banco?

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La loquita del banco

Felipa del Pino, La loquita del banco - Cuento corto

Felipa del Pino, era una mujer delgada, alta, blanca, de cabellos rubios entrecanos. Vivía sola desde hacía buen tiempo. El marido y sus dos hijos un buen día partieron del pueblo y nunca más se los volvió a ver.

Se decía de él, que luego de estar en el pueblo y realizar algunos buenos negocios se alejó dejando a su mujer, quien obstinada se quedó perseverando en los sueños que les trajo a estas tierras ajenas para ellos.

Luego de varios años de soledad y algunos malos manejos financieros de a pocos fue perdiendo la cordura. De ser propietaria de varios terrenos y una pequeña parcela ganadera de pronto se quedó sin nada.

Ahora vivía en las afueras del pueblo en una covacha a la vera de un camino solitario y se alimentaba de la caridad de sus vecinos sin querer aceptar su condición indigente. No perdía la costumbre de recorrer las calles polvorientas en algunas épocas y en otras como en ésta, llenas de charcos por las lluvias.

Lo hacía cubierta con un abrigo largo y sucio, debajo del cual solo traía unos calzones que le quedaban grandes los que acomodaba constantemente dejando ver su escuálido y envejecido cuerpo. Siempre portaba un estuche con cosméticos y un pequeño espejo en el que constantemente retocaba el maquillaje exagerado de su rostro.

El pueblo tenía una actividad comercial muy activa por las mañanas, por lo que al estar ocupados la mayoría de los transeúntes poca o ninguna atención le brindaban a este esperpento de mujer que por lo general era pacífica, nunca intentaba hacer amistad con nadie y en muy escasas oportunidades dirigía la palabra a algún viandante, cuando ello ocurría era para tratar de explicar alguna hilarante historia poco creíble y difícil de entender.

Felipa del Pino, llegó a las puertas del banco como muchas veces lo hacía, para soltar improperios al gerente del banco a quien acusaba de haberle quitado sus propiedades, pero a diferencia de los días anteriores esta vez entró a las oficinas que las conocía muy bien y sin mediar palabras con nadie, en silencio se dirigió al escritorio de Ernesto Zuker quien al verla no la reconoció de inmediato, había cambiado bastante desde la época en que litigó con ella por asuntos financieros.

– «Te traigo un pequeño regalo, ¡miserable!» -dijo como saludo a la vez que de una bolsa extraía tierra y la arrojaba sobre el cuerpo del gerente y los escritorios adyacentes, mientras soltaba una horrible carcajada que estremeció a todos los empleados y clientes presentes en ese momento.

– «¡Sáquenla de aquí!» -ordenó Ernesto Zuker ahogándose entre los polvos arrojado a su rostro.

– «Quiero que te mueras desgraciado, y si no lo haces… tu hijo morirá muy pronto» -le dijo acercándose a su oído.

– «¡Fuera! ¡fuera!» -gritaba Ernesto Zuker enloquecido, mientras sus desorbitados ojos parecían ver al mismísimo diablo frente a él.

– «¡Nadie me toque!» -gritó Felipa del Pino– «el que me toque morirá primero» -y volvió a soltar otra desquiciada carcajada.

Salió del banco tal como llegó, rengueando, arrastrando una pierna, lentamente, dejando tras de sí un olor irritante, mezcla de orines, sudor y quien sabe que más. Todos le abrían paso. Todos fueron testigos de la imprecación, nadie se atrevió a apresurarla a salir.

Fin.

La loquita del banco es un cuento corto del escritor Pablo Rodríguez Prieto © Todos los derechos reservados.

Sobre Pablo Rodríguez Prieto

Pablo Rodriguez Prieto - Escritor

“Siento que escribir es una pasión que la llevo muy dentro y lo hago desde muy joven. Hay una selección de mis cuentos que fueron autopublicados en el libro ‘La huida y otros cuentos’. Además, tengo varios cuentos y un par de novelas cortas que espero alguna vez puedan editarse.”

“El Perú es un país muy rico en paisajes y destinos turísticos, con innumerables regiones y climas muy variados. Yo nací en Pucallpa, una ciudad de la región Ucayali en la selva. De niño, por el trabajo periodístico de mi padre radicamos en muchas otras ciudades, esto enriqueció mi espíritu de usos y costumbres muy disimiles que posteriormente se traducen en mi trabajo literario.

Mis inicios fueron escribiendo crónicas que las repartía entre mis amigos sobre experiencias locales que las denominaba “Crónicas de la calle”. Prefiero escribir cuentos, pero e incursionado en novela corta y poesía. Soy casado y tengo tres hijos quienes son mis mayores críticos. Cuando ellos eran niños jugaba a escribir sus ocurrencias diarias y casi siempre fueron desechadas, aún cuando guardo esas historias en mi memoria.

“Soy un convencido que la lectura hace que los seres humanos seamos empáticos, con lo que se puede lograr un mundo más amigable y menos conflictivo. Sueño con un mundo mejor que el que tenemos hoy.”

Actualmente radico en Lima y desarrollo actividades vinculadas a las artes gráficas, tenemos una imprenta familiar y en las pocas horas disponibles escribo de a pocos, pero con muchas ganas que mi trabajo lo lea el mundo entero”.

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1 comentario en «La loquita del banco ¿Quién se puede atrever a apurarla?»

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    Siempre leo los cuentos del escritor Pablo Rodríguez, en esta ocasión la historia de Felipa del Pino me da tristeza porque esa señora sufrió mucho y se aferra a sus recuerdos, culpando a varias personas de sus desgracias y mas pena causa saber que fue abandonada por su esposo e hijos quienes supuestamente eran parte de ella. Casos de la vida real que dejan mucho en que pensar. Dios nos permita seguir leyendo sus hermosos cuentos.

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