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Un huérfano lleno de amor

Tito era su nombre, acaso porque le ocurrió a alguien llamarle así o porque era parecido a alguien con ese nombre. Sea cual fuere la razón, Tito guardaba en su corazón limpio: ternura, perdón y fe.

Cada vez que sentía necesidad por comer algo. No pedía a malas maneras a las vianderas, sino parándose al frente de sus kioscos les miraba tiernamente, esperando su voluntad; y si nadie contestaba a sus requerimientos no se molestaba.

Tranquilo y sonriendo a los niños, caminaba directamente a su palacio de piedra, caverna natural, situada al pie de un cerro de la ciudad. Su herencia constaba de: costales rotos, cartones de diversos tamaños, trapos, papeles, palos, ramas secas, una tetera vieja, su grande olla de aluminio y el tesoro más sagrado: Un viejo libro escrito en latín. ¿Acaso sería la Biblia?

Los que no sabían sobre él, opinaban erradamente, calificándolo de ser un loco peligroso. Pero Tito, hacía caso omiso a dichos rumores. Nuestro amigo, antes que saliera el sol, después de rezar al Señor encaminaba sus pasos hacia la urbe Verlo por los mercados “2 de Mayo” “Modelo” “Asunción” y las principales cuadras, vistiendo su única prenda color verde amarillento no era novedad.

Hasta que llegada la hermana noche, hacía descansar su joven y cansado cuerpo luego de haber rezado el padrenuestro y el Ave María al interior de la gruta, iluminado por una débil fogata. Muchos decían estar solo por vago. Pero la realidad era otra.

El pobre huérfano era discapacitado. Cada luna llena, luchaba consigo mismo a fin de neutralizar sus reacciones violentas. Era consciente de ello, por eso en los días “malos” como llamaba, prefería apartarse a los cerros, desapareciendo por varios días, a fin de no dañar a nadie.

Una de sus virtudes era tener en suma reverencia a los sacerdotes, pastores y hermanos en Cristo. Los saludaba sonriente, pero pocas veces recibió efectiva ayuda por parte de ellos. ¡Cuánto falta el amor!..

Un buen día, Tito, el hombre de pelos largos como champa y caminar lento y semiagachado desapareció de la Bella Perla de Los Andes como si el viento lo hubiese llevado. Nunca más se supo de él. Solo quedó su morada pétrea, esperando otro huésped.

Todas sus cosas quedaron intactas menos el libro grande y amarillento ¿Dónde estaba? Nadie lo sabía. Pero cada vez que alguien pasaba por la Calle Milagro Sur, un sentimiento de ternura y grato recuerdo se apoderaba, pensando que ahí vivió “El Loco Tito”.

Fin

Un huérfano lleno de amor es uno de los cuentos cortos del escritor Angel Javier Castro Sánchez sugerido para adolescentes, jóvenes y adultos.

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