El último visitante es uno de los cuentos cortos de la serie Sueños, voces y otros fantasmas escrito por Raquel Eugenia Roldán de la Fuente sugerido para adolescentes, jóvenes y adultos.
Era un fastidio dejarlo entrar a esa hora, las 4 y veinte, pero las instrucciones son que hasta las 4 y media se permita la entrada a quien desee, advirtiéndole, eso sí, que a las 5 debe abandonar las salas pues ya se van a cerrar. Se lo dijo el vigilante de la entrada, se lo dijo la chica de la taquilla, y también el vigilante que está afuera de las salas.
Pasaron los cuarenta minutos y el visitante del pantalón de mezclilla y la camisa a cuadros rojos, negros y blancos no salía. Entró el vigilante a buscarlo a la sala, entre las vitrinas y frente a los cuadros, pero no estaba. “Tiene que estar aquí adentro, puesto que no ha salido”. Pero el hecho es que no estaba.
Se comunicó con el jefe de vigilancia que subió a ayudarle a buscar. Ni que fuera tan difícil, no había donde se pudiera esconder y no era algo pequeño que se ocultara en cualquier rincón. En cuanto a para qué se querría quedar escondido, sólo había una posibilidad y era preocupante: tener proyectado el robo de obras de arte. Lo buscaron en las cuatro salas de exposición, pero no estaba. “¿Estás seguro de que no ha salido?”, preguntó el jefe de vigilancia. “Pues claro que estoy seguro, si estaba bien al pendiente porque entró cuando ya faltaba poco para cerrar”.
Cerraron, pues, las puertas de las salas con una vaga inquietud, y fueron a preguntar al vigilante de la puerta de entrada al museo, que ya había cerrado, si lo había visto salir. “No, jefe, si bien que he estado atento, con eso de que entró tan tarde...” “Además –confirmó la cajera– hoy ha habido muy poca gente. Desde hace buen rato que había salido el último y el señor de la camisa a cuadros era, entonces, el único que quedaba allá arriba. Yo tampoco lo vi bajar ni pasó enfrente de mí”. Incluso, para cerciorarse, revisaron la película de la última hora de la cámara de circuito cerrado; se le vio entrar, el último visitante como dijo la empleada de taquilla, como dijeron todos, pero no se le vio salir. No había que hacer.
Ningún visitante se podía quedar en las salas luego de cerrar el museo, pero ¿cómo se podía hacer salir a un visitante que se había vuelto invisible? A lo mejor, si alguna vez recorres las salas del museo te encuentres todavía, admirando las pinturas o quizá recordando algún suceso vivido allí, en un momento del pasado, al visitante de la camisa a cuadros al que todos vieron entrar y nadie vio salir.
Fin
El último visitante es uno de los cuentos cortos de la serie Sueños, voces y otros fantasmas escrito por Raquel Eugenia Roldán de la Fuente sugerido para adolescentes, jóvenes y adultos.