El sabelotodo
El sabelotodo. Cuentos cortos para la familia.
Cuento sugerido para niños hasta ocho años.
Un madrugador rayo de sol que se posó sobre mi cara, le ganó la batalla a mis sueños que junto a mi pijama luchaban por no dejarme levantar, aquel día de esplendoroso verano.
Bernardoviento, hizo otro tanto cuando enérgico entro por mi ventana y abrió el libro que estaba sobre mi mesita de noche, volteándole las páginas en veloz carrera. Las páginas del libro siguieron repitiendo el movimiento hasta que se volvió aleteo, y por este juego, dos de ellas se zafaron y salieron por la ventana.
Terezapalomablancura quien habitaba el alar de mi ventana, curiosa quizás por el sonido del aleteo del libro voló hasta mi mesita de noche y exclamó ¡Qué extraño pájaro! es la primera vez que lo veo, y ¡Qué rápido es!
Bernardoviento dijo:
- No es un pájaro, son dos hojas de este libro, que han querido volar como las aves, porque tienen muchas cosas para contar y pronto llegarán a su destino; en cada verano, me gusta jugar con los libros, los abro, los leo, los disfruto, mientras sus dueños pasean, o duermen y muchas de sus páginas emprenden su propio vuelo, buscando su propio destino como si tuvieran vida propia.
Terezapalomablancura susurró:
-Serán de todas formas parte de un libro que queda incompleto, estarán huérfanas y vagarán por los aires como cometas.
Bernardoviento replicó:
-Yo les ayudo para que encuentren un lector que las recogerá y las tendrá como suyas ¡Viva la libertad! porque el conocimiento vuela y alguna inquietud dejará, así sea en una página, un lector ávido las devorará.
Fin