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El primer lápiz

El primer lápiz. Lina Mercedes Serrano Vargas, escritora de Panamá. Cuentos infantiles. Historia de un lápiz.

Erase una vez un lápiz que vivía en la oscuridad de la gaveta de un escritorio. Cada vez que la gaveta se abría sentía la emoción de salir y conocer el mundo exterior, pero la tristeza lo invadía al ver cómo nuevamente la gaveta se cerraba.

Un da escuchó las risas y gritos de un niño y las voces de todos en casa haciendo preparativos para algo que sonaba emocionante. La gaveta se abrió, alguien lo tomo en sus manos y lo guardó junto a muchos lápices de colores en una cartuchera. Estaba feliz pero no le pasaba lo mismo a sus nuevos compañeros.

Refunfuñaban y se quejaban de lo mala que sería su vida. Él no entendía a qué se referían y los demás terminaron por creerlo un loco. Volvió a ver la luz al día siguiente. Un niño lo tomó torpemente en sus manitas y afiló su punta, lo cual le dolió un poco, pero bien valdría la pena.

El niño empezó a realizar trazos torpes en una hoja de papel y el lápiz sufría pues esto lastimaba su punta. Por si fuera poco su sombrerito de borrador se estaba deformando. Al entrar a la lapicera los demás lápices, aunque algo magullados, empezaron a burlarse del lápiz de escribir. Él les respondió que estaba algo adolorido pero se sentía contento pues el niño empezaba a escribir sus primeras letras y él lo acompañaba en esta aventura. Eso lo hacía sentirse muy especial.

Los días pasaron y el lápiz ya no era el de antes. Su sombrerito de borrador ya no estaba y tenía su cuerpecito mordido, pero seguía adelante pues tenía la certeza de que estaba a punto de presenciar algo maravilloso y el sería parte importante de ese acontecimiento. Un día ya muy pequeño y casi sin fuerzas por fin vio cumplido su sueño, junto al niño escribió la primera palabra: MAMÁ. Al llegar a casa el niño mostró emocionado su proeza y todos celebraron.

La madre del niño tomó con cariño aquel pequeño y maltratado lápiz. Lo puso en una cajita con algodones y lo guardó, era el primer lápiz con él su hijo escribió la primera palabra. Al fin descansó feliz pues, aunque había sufrido un poco, logró cumplir con su propósito. Muchos lápices llegaron a la lapicera del niño, muchos fueron y vinieron, pero ninguno fue tan especial como el primer lápiz.

Fin

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