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El jardín de Bimba

El jardín de Bimba. Claudia Funes Cacho, escritora mexicana. Cuento de niñas. Cuento sobre una niña y una planta muy especial.

Bimba era una pequeña niña muy bonita y muy buena; era muy obediente con sus papás. Tenía un hermanito recién nacido y Bimba ayudaba a su mamá a cuidarlo muy contenta, pues lo quería mucho.

Bimba vivía en una linda casa, aunque tenía al parecer de Bimba un gran defecto: no tenía jardín, y es que para Bimba lo que más le gustaba era jugar en el pasto y estar en contacto con la naturaleza.

A Bimba y a su familia les gustaba ir de día de campo o simplemente ir al parque, pues ella disfrutaba correr y saltar y echar maromas en el pasto, era feliz jugando con cualquier animalito con el que tropezaba, se subía a los árboles y los abrazaba como si fueran sus mejores amigos, le encantaba sentir que el viento soplara en su cara y le removiera el cabello o tan sólo soñaba con tumbarse en el pasto fresco y respirar el aire puro.

Desde que empezaba la semana, camino a la escuela pensaba en que tan rápido pasarían los días de la semana para nuevamente prepararse y cumplir con sus esperadas excursiones al campo; donde jugaba con su hermanito y sus papás.

El cumpleaños de Bimba se acercaba y de regalo les pidió a sus padres una planta para poder cuidarla ella misma. Los papás lo pensaron muy bien y platicaron con Bimba para saber si realmente estaba dispuesta a cuidarla.

Bimba les aseguró que la cuidaría muy bien, y que cada día al regresar de la escuela la regaría. Los papás de Bimba creyeron que era lo justo y pensaron darle una oportunidad a su hija; pues hasta la fecha, la pequeña siempre había sido muy cumplida con sus tareas. De esa manera les demostraría que a pesar de ser tan pequeña, era muy responsable.

Entonces el día del cumpleaños de Bimba llegó. Los papás de Bimba le hicieron una comida especial; Bimba recibió a sus amigos y familiares; todos comieron cosas muy ricas. Bimba jugó con todos sus amigos y finalmente le cantaron las mañanitas y partió su pastel. Bimba estaba muy feliz, pues había pasado un día muy lindo con todas las personas que ella quería; además recibió muchos regalos, todos muy bonitos.

Por la noche, cuando ya se iba a acostar, les dijo a sus papás que se había divertido mucho y que este había sido el mejor día de su vida. Sus papás le dijeron en ese momento que estaban muy orgullosos de ella y por eso querían darle un último regalo, algo especial. En ese momento, le dieron una maceta con una plantita.

Bimba pegó un brinco de la cama y abrazó a sus papás, no lo podía creer, pues ya tenía la plantita que tanto quería. La niña estaba tan contenta que casi no pudo dormir de la emoción, colocó la maceta en el buró y trato de conciliar el sueño.

Al día siguiente lo primero que hizo al levantarse fue llevar su planta al patio, donde había un pequeño cuadro de pasto el cual aprovechó para sembrar su nueva planta.

Pasaron unos días y Bimba seguía entusiasmada como de costumbre por ir al campo; pero ahora había para ella algo más importante: regar y cuidar su plantita, que en poco tiempo había rebasado la azotea de la casa de Bimba y rápidamente crecía y crecía. Esa pequeña plantita con flores se convirtió en una gigantesca plantota con flores.

Un día Bimba estaba regando su planta y un pajarito empezó a cantar en el patio donde estaba Bimba; el pajarito empezó a caminar y Bimba lo siguió; el pajarito empezó a volar de rama en rama y la niña que era muy curiosa y juguetona fue siguiendo al pajarito y trepó de igual manera.

Como la planta ya estaba muy alta y la pequeña muy emocionada siguiendo al pajarito, no se había dado cuenta de todo lo que había subido.

De repente se le ocurrió voltear, vio que abajito había unas nubes y juntito a ella, un hermoso jardín lleno de flores, animalitos juguetones, árboles frutales y pasto, mucho pasto para correr y correr y echarse maromas y tumbarse para escuchar a los pajaritos y ver a los conejos y ardillas que pasaban por ahí. Bimba estaba tan emocionada que no lo podía creerlo.

Desde ese día salía corriendo a la escuela, estudiaba mucho, hacía su tarea muy rápido, comía muy bien, en fin, ponía todo de su parte para que su mamá le permitiera subir a su jardín…

Ese jardín tan maravilloso con el que siempre había soñado.

Fin

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