Saltar al contenido

El fantasma de Verna. Elvis Eberth Huanca Machaca. Escritor peruano. Cuento fantástico.

En la antigua ciudad de Verna, ahora abandonada habitaba un fantasma, aquel fantasma para luchar contra la soledad, atraía a la gente que se acercaba a esta misteriosa ciudad.

Verna, siempre fue una tierra cálida, abrazada por el sol, de ahí que se le llegara a conocer, como, el lugar olvidado por Dios. Las personas de este lugar, por más que intentaban escapar de este infierno, siempre terminaban regresando a donde habían partido.

Los habitantes de este lugar, un día cansados del infierno en que vivían, comenzaron a cavar y cavar la tierra. Y otros más hicieron escaleras tan altas que atravesaban las nubes, querían escapar de este infierno sea como sea, todos sus habitantes fueron consumidos por la angustia y desesperanza, cavaron y cavaron sin descanso, hasta que un día…

Encontraron algo que cambiaria sus vidas. Lo que encontraron fueron los restos de estrellas caídas del cielo, habían leyendas que decían que ellas podían dar vida a lo que estaba muerto, y con el fin de huir de sus tan angustiadas vidas, crearon marionetas, marionetas con forma humana, cuya figura parecían ángeles, ángeles que habían bajado del cielo, para, salvarlos de sus vidas.

Muy pronto estas marionetas cobraron vida, la gente de este lugar se dio un instante de alegría y felicidad, estas marionetas eran capaces de cantar y bailar, con esto los habitantes de Verna, olvidaran el infierno en que vivían, pero, con el tiempo los habitantes murieron y la ciudad quedo vacía.

Las únicas que quedaron, fueron las marionetas, solo ellas quedaron en ese lugar. A pesar de todo, aquellas marionetas quedaron activas, pero, ya no había nadie que las viera bailar, y escuchara sus canciones, su destino era muy triste, habían sido crearas para dar felicidad, pero ahora, no había nadie, no había nadie que les escuchara.

Pasaron cientos de años, y las marionetas comenzaron a apagarse, las personas que pasaban por aquel lugar, pensaron que la ciudad estaba maldita, y un día la incendiaron, de todas ella, solo una queda. Ella espero y espero mucho tiempo, espero que alguien un día escuchara su canción, cierto día, llego a la ciudad, un niño, era un huérfano perdido, que buscaba refugio y algo para calmar su hambre, aquel niño, estaba casi muerto.

– Señor humano, ¿le canto una canción? – Le dijo la marioneta, Señor humano, ¿le canto una canción?

Anteriormente habían llegado algunas personas, y todas al escuchar esta pregunta, huyeron aterrorizadas, y la marioneta les tuvo que quitar la vida, ella pensó que tendría que hacer lo mismo con el niño.

Ella pensaba, que aquel pobre niño, no la aceptaría, y tendría que quitarle la vida.

– Señora marioneta, ¿de verdad me cantaría una canción? – Le respondió el niño ante su asombro – desde que nací, nadie ha hecho eso por mí, siempre he estado solo, por favor no me mienta ¿de verdad me cantaría una canción?

Desde aquel entonces el se quedo con ella, después de todo ella había sido creara para actuar para los humanos, él le puso un nombre le llamo Nana, pasaron los años, y el niño se hizo hombre y muy pronto, ambos se enamoraron. Juntos hicieron que aquel invierno se volviera su paraíso.

Tenían la esperanza, de que un día las personas regresarían a aquella ciudad, y la alegría volvería. Pero ella era inmortal, los años jamás pasaban por ella, en cambio el envejecía más y más, el amor que ambos se tenían parecía tan imposible.

Un día aquel hombre, murió… Y ella se quedo a su lado, nunca pensó que esto pasaría, lo único que pudo hacer es, estrecharlo entre sus brazos y cantar y cantar, hasta que ella dejara de funcionar.

Pasaron tres días y algunas personas que estaban perdidas en el desierto, fueron guiadas por aquella triste canción, cuando llegaron ahí, no podían creer lo que sus ojos veían, la ciudad de Verna, hogar del Fantasma de Verna, había sido reconstruida. Aquellas personas, estaban tan maravilladas, que decidieron quedarse a vivir ahí.

Al día siguiente la canción se detuvo, y la marioneta estaba en silencio, cuando la gente acudió a verle, ella estaba tendida junto a su amado… la gente que había llegado, quedaron muy conmovidos y decidieron enterrar juntos a estos dos amantes.

Nana, tú te pareces a mí, llegas a casa y abres la puerta, y por más que llames no hay nadie para recibirte, solo desde que te conocí supe para que había nacido, mi vida sin ti no ha sido vida.

Gracias por darme felicidad. Te amo Nana…

Fin

5/5 - (2 votos)

Por favor, ¡Comparte!



Comentarios y Reflexiones

Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe nuevo contenido en tu E-mail

Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail.



Descubre más desde EnCuentos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo