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El príncipe azul es uno de los cuentos de príncipes azules de la colección cuentos infantiles de la escritora María Luisa De Francesco para adolescentes, jóvenes y adultos.

Dicen los que saben que de tanto pensar las cosas, las cosas pasan. Que de tanto desear algo, el algo sucede. Que de tanto hablar de algo, el algo aparece. Eso sucedió no hace mucho con un príncipe azul. Lo habían soñado hermoso y querendón en el reino de las hadas, azul de lindo, azul de mar, azul de piedra, azul de todos los azules, era el hombre ideal para dejar feliz a las futuras esposas.

Se contaron tantas historias con este príncipe encantado y encantador, que al final de tantos años, necesitó aparecer. Pero quién aparece debe mostrar que lo hace. Quién aparece y muestra lo que otras soñaron debe cumplir con los sueños. He aquí el problema o no. Si se puede cumplir con alguna parte de los sueños, será maravilloso, ya será una gran cosa. Porque en realidad nadie recuerda cien por ciento los sueños, así que con cumplir solo un poco, ya alcanza.

El primer gran problema de aparecer y parecer un príncipe azul, era ser azul sin por eso quedar feo porque en los cuentos se habla siempre de un joven hermoso. Así que debió aparecer azul, un azulino suave, que no asustara, que no lo desfigurara, que no lo hiciera menos humano y que por el contrario, lo hiciera más hermoso que un simple hombre de la calle. Juntó todos los tonos de azul que tenía y los unió, fue un derroche de colores azules en una especie de paleta que quedó de un tono entre celeste, gris y azul piedra. Ahí tomó el color para fijárselo en todo su bello cuerpo.

No debo contar acá cómo era su bello cuerpo: él ya había copiado los mejores modelos de las buenas esculturas y buenas pinturas que pudo observar. Ahí estuvo solucionado el primer reto: ser un príncipe azul y bello.

El segundo era llegar: porque llegar llega cualquiera que se lo proponga pero él, no podía llegar sin impresionar, sin que todas y todos miraran asombrados. Tenía las herramientas justas como para aparecer y que la humanidad entera lo admirase, solo necesitaba ajustes por allá y por acá. Que no era cosa de aparecer en la historia y asustar o espantar por la forma en que llegaba. No, el príncipe azul tenía, pensaba él, que llegar y dejar a todos asombrados pero nunca, nunca, asustados. Más bien debía de despertar simpatía, como los héroes, no temores como los ogros.

El tercer reto era que tenía que rescatar a alguna joven bellísima en aprietos. Podían ser aprietos del sueño, dormida la encontraría, aparentando estar muerta o muerta envenenada, debajo de la piel de un asno, en una cocina toda sucia de cenizas…así o en peores condiciones debía encontrarla. Y fue a mirar y vio que no había ninguna. En condiciones distintas y más desesperantes sí había, montones de mujeres. Pero tenía que elegir una. Y no sabía a cuál rescatar: a la emancipada mujer que había perdido el amor, a la dulce niña siempre enamorada del hombre incorrecto, a la que aún le prohibían mostrar su rostro, a la que todavía no la respetaban, a la que andaba siendo madre y no tenía apoyo, a la que era estudiosa y no la valoraban, a la que trabajaba y le pagaban menos, a la que le pegaban todos o casi todos los días…en fin, el príncipe azul debió hacer una cuidadosa lista de todas las mujeres que estaban en situación límite y necesitaba ser salvada por su real y azul majestad.

Eligió equivocadamente a la que anda buscando el amor y no lo encuentra, quiso ser de verdad un príncipe romántico. No era seguramente la que más necesitaba un príncipe azul que la salvara pero él, quería ser romántico. Ya expliqué que su problema había sido leer demasiadas historias donde los príncipes encantados eran realmente encantadores. En ese momento, en el de la elección, se dio cuenta que enfrentaba otro reto: en qué momento aparecer. No podía ser cualquier momento.

Tenía que encontrarla en un lugar especial y en el momento más oportuno, para que así realmente se cumplieran todas las expectativas sobre su persona. Necesito decirles que no existen personas o situaciones perfectas, el príncipe azul volvió a equivocarse, decidió aparecer cuando la mujer, aquella chica que no encontraba el amor, estaba dormida.

Además de no ser el momento perfecto, la despertó con las inmensas luces y ya nada fue igual. Voló la magia al no poder despertarla con un beso. Él había hecho un esfuerzo en que la nave se pareciera muchísimo a un caballo alado y blanco, pero el arquitecto de su nave no era muy afinado de pulso y aquello más bien parecía un camello lleno de luces intermitentes. Claro que eso por otro lado, le valió el aullido de la gente trasnochada.

Muchos pensaron en dejar de beber esa noche. Otros pensaron en ir a la iglesia. Otros simplemente no creyeron lo que vieron y otros, se pusieron a rezar. La chica en cuestión oyó a su perro ladrando furioso y luego vio las luces incandescentes. Al principio pensó que soñaba pero cuando pisó las baldosas frías del piso supo que no, aquello era un algo muy especial, lleno de luces y extraños sonidos que estaba justo en su patio. No podía ver nada. Luego distinguió su música favorita, la más romántica y bella por ella seleccionada, que salía de aquel juego de luces que parecía un bicho con cuatro patas. Quedó en estado de hipnosis, no podía moverse, las luces la encandilaban, la música la paralizaba y no podía hacer nada de nada.

En unos minutos o segundos, o tal vez horas porque ella perdió la noción del tiempo, ese hombre azulino estuvo a su lado y la besó en la mano, como todo un caballero de la edad media. Al contacto con el beso ella se enamoró. Fue exactamente como en las viejas historias, después del beso vino el amor a montones así de grandes.

Fue la primera vez que en nuestro planeta un extraterrestre enamoró a una terrícola. De ahí en más los otros, envidiosos extraterrestres que miraban este hecho, comenzaron a disfrazarse de príncipes azules y bajaron a la tierra a enamorar mujeres desdichadas. Han encontrado muchas.

En estos momentos tenemos algunos problemas para saber qué mujer está enamorada del hombre correcto, para nosotros el correcto es un humano. Sin embargo creo que hallamos la solución: una mujer enamorada felizmente casada con un hombre, que parece hombre pero no es, con la piel un poco extraña, que sigue feliz a su lado por mucho tiempo, casi seguro que es una mujer que fue rescatada por un príncipe azul de otro planeta.

Ah…también creemos que aquellas mujeres que siguen enamoradas de su pareja por años, que los ven hermosos aun cuando se han convertido en hombres barrigones y de bigotes, hombres muy lejos de ser lindos, pero y a pesar de eso siguen totalmente enamoradas, son mujeres sospechosas de haberse enamorado de un extraterrestre que alguna vez, fue un príncipe azul y ellas, obstinadas, los siguen viendo así.

Fin

El príncipe azul es uno de los cuentos de príncipes azules de la colección cuentos infantiles de la escritora María Luisa De Francesco para adolescentes, jóvenes y adultos.

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