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Concierto para la luna es uno de los cuento cortos espirituales de la escritora de cuentos infantiles Liana Castello sugerido para jóvenes y adultos.

Desde pequeño había Ciro querido tocar el violín. Cuando la idea surgió por primera vez en su cabeza, o en su corazón, ni sus padres, ni nadie entendió por qué. No era un instrumento común o popular, no podía estudiarse en cualquier parte y por sobre todo era costoso, muy costoso.

Ciro insistió, una y otra vez. Una y otra vez tuvo las mismas respuestas: que no había dinero, que era una pérdida de tiempo, que mejor estudiase guitarra porque cualquier amigo podría prestarle una y así siempre.

El pequeño Ciro un día calló y todos creyeron que había cambiado de idea, que había olvidado su loca idea de tocar el violín. No lo conocían bien. Ciro soñaba con tocar el violín, lo deseaba con todo su corazón, quería ser concertista y enamorar al público con bellas y dulces melodías.

Sin embargo, con sus pocos años, el niño entendió que no era tiempo de hacer realidad su sueño, que no se podía, que le era imposible.

-“¿Imposible?” –Se preguntó en voz alta. -Imposible no, imposible nunca-se respondió.

Pasó el tiempo y nadie habló más del violín, Ciro estudiaba y ayudaba a su familia con pequeños trabajos. Era cierto, no había ni tiempo ni dinero para un instrumento tan caro, pero no menos cierto era que tal vez, algún día, su sueño sería realidad.

El niño dejó paso a un joven y el joven a un adulto con muchas responsabilidades y poco tiempo.

La vida se iba complicando, el trabajo era más cada vez, las obligaciones también, pero en algo el Ciro adulto era idéntico al pequeño que había sido hacía tanto tiempo. Su sueño permanecía intacto porque si algo bello tiene soñar es que poco importan las circunstancias que nos rodean, importa solo aquello que anhelamos con todo nuestro ser.

El hombre que ya era sabía, de igual manera que lo habían sabido el niño y el joven, que su sueño no estaba demasiado al alcance de su mano, no lo había estado antes y quién sabe si algún día lo estaría, pero aún así valía la pena soñarlo.

El violín seguía desvelándolo, imaginaba el contacto con la madera, el rasgar las cuerdas, el apoyar suavemente el mentón sobre él, cerrar sus ojos y tocar, tocar y tocar. Ciro tocaba en su sueño, ejecutaba su violín y un público conmovido lo aplaudía. Tal vez algún día, todo sería una realidad.

Jamás pensó en que tal vez soñaba un imposible, aprendió que también para soñar hay que saber esperar y ser perseverante y por sobre todo, desear con toda el alma que ese sueño deje de serlo y sea una realidad. Un día de cumpleaños todo cambió.

Su hijo que conocía bien el corazón de ese buen hombre, le regaló un violín. Era un violín viejo, usado, pero para Ciro fue la cosa más bella que hubiese visto jamás.

-Nunca es tarde-le dijo su hijo con lágrimas en los ojos.

-No, nunca lo es- respondió conmovido Ciro.

Ahí estaba, lo tenía en sus manos, lo podía acariciar, el tiempo no había pasado, volvía a ser el niño que tuvo que entender, el joven que tuvo que esperar. Encontró un profesor y comenzó a estudiar.

Ya no era joven, sus dedos no tenían mucha destreza y no le era nada fácil aprender las partituras. El cuello le dolía un poco, pero nada importaba.

Ciro era consciente que a su edad no sería nada sencillo sacar dulces melodías de ese violín y también sabía que ya no habría tiempo de ser concertista, no habría ningún público que, conmovido, aplaudiese de pie. No le importó, tal vez el sueño que tuvo desde pequeño no se cumpliría tal y como él lo había soñado, pero hoy era una realidad en la que él apoyaba su mentón, una realidad de la cual salían, aunque con dificultad, bellas notas.

Y entonces, como Ciro entendió que a veces también los sueños pueden transformarse con el tiempo y la realidad, decidió que con o sin público sería concertista.

Dicen que cada noche Ciro toma su amado violín y cerrando los ojos ejecuta hermosas melodías para la luna y ella, brilla de felicidad.

Dicen que ella jamás escuchó música más bella porque cada nota es un sueño concretado, cada acorde es la certeza de que soñar también es saber persistir y aprender a esperar.

Fin

ILUSTRACION: ANNA BURIGHEL

Concierto para la luna es uno de los cuento cortos espirituales de la escritora de cuentos infantiles Liana Castello sugerido para jóvenes y adultos.

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