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Un regalo inolvidable 🎁 Solo dijo eso. Y me dio el mejor regalo que he recibido en mi larga vida.

Por Francisco Javier Arias Burgos. Cuentos con valores.

Un regalo inolvidable, es un cuento que relata la historia de un hombre que asiste a la biblioteca a leer un libro de Oscar Wilde. Mientras lee, es saludado por Henry, uno de los visitantes habituales de la biblioteca. A pesar de que no se conocen muy bien, Henry le da al protagonista el mejor regalo que ha recibido en su vida. El cuento del escritor colombiano Francisco Javier Arias Burgos reflexiona sobre la importancia de los saludos cálidos y sinceros y cómo pueden ser más valiosos que los obsequios «obligados» por las costumbres sociales. ¿Cuál fue el sensacional regalo que recibió el protagonista del cuento?

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Un regalo inolvidable

No era mi cumpleaños, no era Navidad, no había un motivo especial para recibir un obsequio. Esa tarde, como de costumbre, asistí a la biblioteca a leer un rato. Me gusta hacerlo allí porque es un ambiente acogedor y relajante, sin interrupciones molestas, sin prisas.

Ya iba por la mitad del libro que había empezado dos semanas atrás y que me tenía enganchado por su trama interesante y divertida. Oscar Wilde, uno de mis autores favoritos, me hacía reír con sus ocurrencias y diálogos picantes. De vez en cuando soltaba yo una risa que llamaba la atención de los demás lectores, pero no podía contenerme. «La importancia de llamarse Ernesto«, el título de la obra, está llena de sarcasmo y de situaciones chistosas, así que no me daba cuenta de que esas carcajadas podían distraer a las otras personas.

Estaba tan embebido en la lectura que no me di cuenta de la llegada de Henry, uno de los más asiduos visitantes de la biblioteca y que no iba precisamente a leer. Henry iba a jugar uno de esos video juegos que son tan apetecidos por los jóvenes de hoy y que yo, a mi edad, no he podido aprender a jugar. La biblioteca les facilita el computador para que lo hagan.

Un regalo inolvidable 🎁 Solo dijo eso. Y me dio el mejor regalo que he recibido en mi larga vida

Hola, profe -me dijo con la sonrisa que siempre tenía.

No sé de dónde había sacado lo de profe, pues no soy maestro.

Fue la clase de saludo que hay que dar: cálido, sincero, con alegría. El saludo de Henry estaba lleno de energía positiva. No era una de esas fórmulas protocolarias que por desgracia vemos hoy en día. No. Lo acompañaba de una sonrisa amistosa, que contagiaba felicidad. No sé si saludaba a todo el mundo de la misma manera, pero algo me dice que así era. Las personas puras son espontáneas, no esconden sus sentimientos. Henry era -es- una persona pura.

Y me puse a pensar en esos saludos que algunas veces recibimos o que damos: fríos, inexpresivos, como por no dejar. Saludos que no transmiten ninguna emoción y que se olvidan fácilmente, como si no hubieran sucedido. A veces es un movimiento de cabeza o un «hola» frío, a veces un movimiento de la mano, o un «buenos días» o «buenas tardes» y ya.

Deberían enseñarnos a saludar como lo hace él.

Wilde tuvo que esperar para que me concentrara de nuevo en la lectura de su obra. Cerré el libro y los ojos por un rato. A mi memoria, que por mi avanzada edad ya empezaba a fallar, llegaron los recuerdos de tantos regalos que me habían dado otras personas en diferentes ocasiones: pañuelos, camisas, corbatas, zapatos, libros y lociones, pasteles. Muy pocos de ellos eran regalos dados con amor, con calidez. Eran obsequios obligados por un protocolo social.

Hola, profe.

Solo dijo eso. Y me dio el mejor regalo que he recibido en mi larga vida: un abrazo inolvidable, lleno de calor humano, sincero, cariñoso.

El abrazo de un ángel.

Fin.

Un regalo inolvidable es un cuento del escritor Francisco Javier Arias Burgos © Todos los derechos reservados.

Sobre Francisco Javier Arias Burgos

Francisco Javier Arias Burgos - Escritor

Francisco Javier Arias Burgos nació el 18 de junio de 1948 y vive en Medellín, cerca al parque del barrio Robledo, comuna siete. Es educador jubilado desde 2013 y le atrae escribir relatos sobre diversos temas.

“Desde que aprendí a leer me enamoré de la compañía de los libros. Me dediqué a escribir después de pensarlo mucho, por el respeto y admiración que les tengo a los escritores y al idioma. Las historias infantiles que he escrito son inspiradas por mi sobrina nieta Raquel, una estrella que espero nos alumbre por muchos años, aunque yo no alcance a verla por mucho tiempo más”.

Francisco ha participado en algunos concursos: “Echame un cuento”, del periódico Q’hubo, Medellín en 100 palabras, Alcaldía de Itagüí, EPM. Ha obtenido dos menciones de honor y un tercer puesto, “pero no ha sido mi culpa, ya que solo busco participar por el gusto de hacerlo”.

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