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La última suerte del rico. Parábolas cortas cristianas.

La última suerte del rico es uno de los parábolas cortas cristianas. Parábolas para jóvenes del escritor Angel Javier Castro Sánchez.

Era una tarde soleada y lluviosa. Los árboles encabritaban fuertemente sus ramas, deseando venirse abajo por la fuerza descomunal, propiciada por los vientos.

Manuel Vivas poseía un malvado corazón. El día que heredó el fundo “El Porvenir” dedicada a la cosecha de agua, su orgullo y vanidad crecieron hasta las nubes. Aquel día cuando reclinaba su cabeza sobre sillón de madera, bajo la sombra de su corredor; sintió acercarse unos pasos suaves con dirección a él. Extrañado. Antes que los pasos avanzaran dijo al impertinente:

-¡Caramba! ¡Quédate donde estás! Y levantando su pesada cabeza, espetó:

-¿Quién eres zarrapastroso? ¿Cómo te atreves ensuciar con tu mugrosa presencia mi casa?

A semejante diatriba. El hombrecillo de mirada humilde, sin dejarse inmutar, con el rostro levantado y manteniendo la mirada fija respondió:

-¡Señor! Disculpe si ingresé sin previo permiso. Pero debe saber que estoy ante su presencia por un motivo poderoso.

El rico, Mirándolo de reojo y con cierto aire de desdén, inquirió:

-¿Y qué motivo trae tu presencia para poder escucharte?

-Debes saber que todas las cosas, pertenecen a Dios. Y tú crees ¿poder disponer, y maltratar a tu antojo, a los que viven bajo tu techo? Dios espera tu arrepentimiento por las lágrimas de dolor y tristeza que causas y has causado a los que nunca te hicieron nada en contra tuya…

Aquellas palabras cual rayo candente penetraron hasta los tuétanos del rico. Éste, sin embargo, contestó atrevidamente en tono áspero:

-¡Cristiano de porquería! ¡Lárgate al instante! Yo y nadie mas, decide lo que debo o no hacer con mis empleados. ¡Tú y tu Dios, me llegan a la coronilla!

Con pasos seguros, pero dando gloria al creador del mundo, se retiró el humilde predicador de Cristo.

A pocos días. El rico, estando saboreando un sustancioso almuerzo; acompañado de sus amigos de siempre. Y cuando escuchaba la melodía sensual de un grupo tropical cumbiambero norteño.

Un frío helado apareció súbitamente a lo largo de la columna vertebral, invadiendo rápidamente hasta llegar al cerebro, helándolo totalmente. Asustado, y sin poder hacer nada; apenas dio un grito terrible. Muriendo con los ojos abiertos y espantados como si hubiese visto a alguien muy poderoso.

Fin

La última suerte del rico es uno de los parábolas cortas cristianas. Parábolas para jóvenes del escritor Angel Javier Castro Sánchez.

 

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