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La rana ambiciosa. Cuentos infantiles de ranas.

La rana ambiciosa es uno de los cuentos infantiles de ranas de la escritora Gisela de la Torre. Cuento sugerido para niños a partir de ocho años.

Había una rana que todo lo ambicionaba, una tarde cuando estaba a la orilla de la charca, vio a la gallina con unos aretes de plata y se dijo:

—Si ella tiene esos, me buscaré unos de oro.

— ¿Así que quieres ponerte aretes? —dijo el sapo que la había escuchado.

—Sí —respondió la rana.

—Conozco a un joyero que tiene variedades —le indicó el sapo.

Entonces sí que le brillaron los ojos de codicia, y le rogó que la llevara a verlos.

— ¡Son costosísimos!

—No importa —le respondió, y sacó una cartera mostrándole su contenido. El sapo asombrado quiso tomarla, pero ella, con cautela, la escondió.

—Si me llevas a ver al joyero, puede que te dé una recompensa.

La codicia lo hizo trasladarla a donde estaba su amigo el gallo, y la rana quedó tan maravillada, que no sabía cuál prenda escoger. Por fin, se decidió por un par de aretes que se puso al momento y exclamó:

— ¡Cuando la gallina me vea, sí que sentirá envidia! —y se encaminó hasta la orilla de la charca. Allí la gallina estaba tan entretenida picoteando unos granos que no percibió su llegada. Entonces, para llamar su atención, comenzó a croar.

— ¿Qué haces por aquí? —preguntó el ave.

La rana, al no ser elogiada, no pudo contener su ira y exclamó:

—Estoy paseando, ¿no ves mi apariencia?

Dio un salto, se le plantó delante, movió varias veces la cabeza y señaló los aretes.

— ¡Míralos, bien! Son mejores que los tuyos.

—Son bellos, me alegra que te engalanes así —dijo y se fue en busca de sus polluelos.

La rana, al no lograr el efecto que esperaba, caminó tras ella y le preguntó:

— ¿Cuánto te costaron los tuyos? ¡Estos me costaron un dineral!

—Son herencia de los antepasados de mi esposo, apenas me los pongo porque temo perderlos —y se alejó dejándola boquiabierta, luego regresó luciendo unas esmeraldas

—. Pertenecían a su abuela, tengo otros más hermosos; sólo los uso en ocasiones especiales, te regalo estos para que los luzcas cuando quieras —y le entregó un par de plata con piedras brillantes.

La rana inclinó la cabeza y solo respondió con voz entrecortada:

— ¡Son tan bellos!

— ¡Me alegra que te agraden! —y se marchó.

La rana se retiró pensativa y se encontró con el sapo que quiso saber si había impresionado a la gallina. Ella solo atinó a mostrarles los que le había regalado. El sapo rió con ironía y le explicó:

— ¡Ella es la esposa del joyero!

— ¡Ah! No lo sabía —fue su respuesta, y se zambulló en la charca, luego se retiró sus pendientes y los lanzó al agua y dijo:

— ¡Quien ha visto una rana con aretes! Sin embargo guardó con celo, debajo de una piedra los que le había regalado la gallina. Se dijo:

— ¡Me ha dado una gran lección! No hay que alardear de lo que se tiene.

Se hundió hasta el fondo y descubrió unas pequeñas piedras azulosas con destellos resplandecientes, se las puso, después añadió:

—Mejor lucir alhajas de mi propia naturaleza.

Fin

La rana ambiciosa es uno de los cuentos infantiles de ranas de la escritora Gisela de la Torre. Cuento sugerido para niños a partir de ocho años.

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