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Por Susana Lemus. Cuentos infantiles sobre animales

El hogar de Runny es un cuento sobre el cuidado del Medio Ambiente y la Ecología de la escritora Susana Lemus. Cuentos infantiles de animales.

El hogar de Runny

El hogar de Runny - Cuento sobre el cuidado del medioambiente

En un lejano lugar llamado Tutifrutti una familia de conejitos vivía muy felizmente pues era un lugar verde lleno de zanahorias y lechugas, la delicia de los conejos.

La familia la integraba Rabito el más pequeño pues solo tenía dos meses y después seguía Runny que tenía ya seis meses, además de su papá Perry y su mamá Noala.

Un día Runny decidió ir al mercado, pues tenía hambre y su mamá había olvidado comprar los víveres el día anterior. Por lo que él decidió ir en busca de jugosas zanahorias y frescas lechugas para desayunar. Pero en el camino observó que personas, seres vivos mucho más altos que él habían construido una gran casa, y pensó:

-“Seguramente tienen mucha familia y necesitan de una casa muy grande”, y siguió su camino.

Sin embargo, al llegar al mercado de los conejos se encontró con varios conejitos lastimados y asustados. Además, todo el mercado estaba destruido pues un grupo de humanos, de esos que son mucho más altos que él, llegaron con grandes maquinas. Que, además de hacer mucho ruido, destruyeron su pequeño mercado y se llevaron su comida.

Runny saltó y saltó de regreso a su casa para platicare a su familia de lo que había visto. Pero cuando llego a su hogar, con muchos trabajos alcanzo a platicarle a su papá cuando las maquinas empezaron a llegar y todos tuvieron que correr.

Todos saltaron y saltaron, pero el pequeño Rabito no alcanzó a saltar tan rápido como su familia y ya imaginarán lo que sucedió. La familia de conejitos siguió saltando y saltando hasta alejarse de lo que era su casa, llegando a un lugar con mucho frio y mucha nieve. El papá conejo y la mamá coneja tenían frío y le lloraban a Rabito, el más pequeño de sus hijos. Mientras que Runny no lograba comprender por qué los seres humanos había hecho tal atrocidad.

– “¿Por qué destruir nuestras casas? Si nosotros no les hicimos nada, no nos metemos en sus casas ¿por qué invadir las nuestras?».

Runny salió a buscar comida de nuevo puesto que no logró conseguir en su primer intento. Y dejando a sus padres en una pequeña choza abandonada y sucia, salió en busca de zanahorias y lechugas aunque sean secas.

Por el camino se encontró con un viejo conejo, ya se le veían tres años, que estaba en la fuerte nieve con una pequeña fogata encendida y le dijo:

– «Disculpe señor conejo, soy Runny y quisiera saber dónde puedo conseguir algo de comida, tal vez lechuga o zanahorias.»

– «Hay conejo, aquí hace tiempo que no se ven lechugas mucho menos zanahorias. Desde mis antepasados, hace 20 años, que alcanzaron a disfrutar de esos manjares y de un poco de calor.»

– «Entonces ¿qué se puede comer aquí señor conejo?»

– «Tendrás que conformarte con hojas de aquel árbol, que aunque no son muy buenas saben mejor que la nieve o que la madera de un árbol viejo.»

– «Pero señor conejo, tengo familia y espera comida que los haga seguir caminando para encontrar un lugar mejor.»

– «Lo siento conejo, pero aquí solo eso encontrarás. Porque hace años que los seres humanos lograron enfriar esta parte del mundo, haciendo imposible que brote una zanahoria de estas tierras.»

– «¿Cómo sabe que fueron los humanos?.»

– «Porque así ha sido. Son tan altos y tan fuertes, han inventado tantos artefactos que han destruido nuestro hábitat y nosotros morimos de uno en uno.»

– «Señor conejo, dígame usted que es viejo y sabio, ¿por qué los seres humanos hacen eso? ¿Qué no se dan cuenta de que son nuestras familias a las que dañan y que nosotros jamás les hemos hecho daño?.»

– «Hay conejo, eres joven, no comprendes la gran avaricia de los humanos, pero te contaré, ven siéntate aquí, cerca de la fogata.»

– «Nosotros los conejos tenemos un hábitat donde vivimos muy bien. Sabemos que somos alimento de otros animales más grandes, pero además de cuidarnos de esos otros animales, tenemos que cuidarnos de los humanos. Pues ellos por avariciosos construyen cosas que dañan nuestro hábitat, reduciéndolo, ya no cabemos.»

– «Pero son casas, tal vez es necesario porque son muchos sus familiares.»

– «No conejo, no es por eso, construyen fábricas y otras cosas que contaminan nuestro aire, el agua y el suelo, para vivir mejor, para tener dinero, que es con lo que pagan lo que tienen.»

– «Hace muchos años existían otras especies como el tigre dientes de sable, el mamut, el tigre de Tasmania, y otras más que desaparecieron. Porque los humanos los utilizaban para vestir y para vender sin notar que se extinguían, desaparecían conforme ellos exageraban por saber que tenían poder.»

– «Además, observa conejo, observa bien, no hay agua en este lugar que pueda beberse, porque cuando vinieron la contaminaron y así la dejaron sin importarles nada.»

– «Pero señor conejo, ¿por qué me dijo usted que ellos habían enfriado este lugar?»

– «Porque allá en donde viven, aunque está lejos de aquí, tiran las envolturas de su comida, porque no comen lo mismo que tú y que yo. Comen alimentos en latas, en bolsas, en papel, y eso lo tiran al piso, al pasto a un lado de los arboles.»

– «Además, ellos no saltan como tú y yo, ellos inventaron algo que se llama automóvil, y este sirve a base de un liquido que se llama gasolina y causa un humo que desbarata la atmosfera. Y la atmosfera es importante para nosotros, para respirar, y con todo eso el planeta está en la locura. Lugares muy fríos como este, o muy calientes, y los animales ya no podemos sobrevivir a tanto cambio.»

– «Los ecosistemas conejo, ese lugar donde vivimos cada uno de los animales y plantas. En donde interactuamos entre nosotros para sobrevivir y nos alimentamos, ya no depende de nosotros. Ahora, depende de si el ser humano no lo destruye, y si es así, tener que acostumbrarnos a otro clima, a otro alimento, y por lo tanto cambiar hasta fisiológicamente. Y eso, mi joven conejo, se llama evolucionar, y no todos los animales logramos hacerlo.»

– «Pero, ¿Por qué lo hacen? ¿Qué no les afecta nada de eso a ellos también?»

– «Sí, pero no lo ven, están tan cerrados en su vida perfeccionista que no logran ver el daño para ellos y para los que siguen.»

– «Dígame señor conejo, ¿qué deberían de hacer para no dañar los ecosistemas?»

– «Pues no es tan difícil mi joven conejo, solo ser más racionales al momento de extraer algo de los ecosistemas. Aprovechar al máximo lo que extraen y que esto sea en verdad necesario. Además de no seguir utilizando la vida de los animales que casi no hay en el mundo, como los leopardos, las águilas, el tapir, el manatí, entre otros. Y así lograr que vuelvan a ser especies sin riesgo de extinción. Pues cada ecosistema necesita de estos animales, pues las cadenas alimenticias se manejan por jerarquía de depredadores, y así hay un balance dentro de ellos.»

– «También podrían cuidar el agua, no utilizar más de la que verdaderamente necesita y tampoco tirar la basura en las calles pues es contaminación. Pero la que es más importante para la atmosfera es que aprendan a caminar, porque ellos no saltan como tú y yo Runny, ellos pueden caminar y dejar de usar esas cosas con ruedas que espantan y encandilan tan feo.»

– «Y así se lograría una estabilidad en los ecosistemas y en nuestra vida.»

– «Y en la vida de todos los animales del planeta, mi joven conejo.»

– «Es usted un gran conejo, muy sabio, ojala los seres humanos lo escucharán, tal vez entenderían lo que pasa.»

– «Tal vez Runny, tal vez. Lo importante es que uno comience, y así todos los demás empezarán a entender.»

Y Runny, se fue saltando a la choza vieja donde se encontraban sus papás, con unas cuantas hojas de aquel árbol que le había dicho el sabio conejo. Al llegar, se sentó a imaginar todo lo que el viejo conejo le había platicado de los ecosistemas y de cómo los seres humanos vivían y como podrían mantener un ecosistema estable para que su vida fuese mejor, soñando lo que un ser humano puede comenzar a volver realidad.

Fin.

El hogar de Runny es un cuento sobre el cuidado del Medio Ambiente y la Ecología de la escritora Susana Lemus. Cuentos infantiles de animales.

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