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El hada Patricia vivía en su palacio real rodeado de bellos jardines, fuentes y pájaros que lo hacían aún más bello. El sol brillaba con mucha fuerza ese día de verano.

La reina tenía tres hijas que vivían con ella. Eran muy lindas y se la pasaban jugando y riendo todos los días en el palacio real se querían mucho. Un día pasó por allí un príncipe muy apuesto, que quería contraer matrimonio y venia de tierras muy lejanas. Al verlas, éste quedó embelesado por las tres hadas.

Las tres le gustaron mucho pero no sabía con quién se quedaría para pedir su mano, eran bellísimas para él. El hada Patricia, al enterarse de su llegada, preparó un banquete y lo invitó presentándoles, a sus hijas que lo saludaron muy alegres haciendo una reverencia. Una de ellas era la más inteligente, la otra la más hacendosa y la pequeña la más buena.

El príncipe supo que una era la más valiosa y un día, muy pensativo, se acercó a la fuente del palacio a descansar cuando de repente se le acercó un ruiseñor. Este pájaro tenía el don de la sabiduría, y cuando lo vio así le pregunto qué le pasaba. El príncipe le contó que quería casarse con una de las hadas del palacio pero no se decidía aún por cuál de ellas.

El ruiseñor le dijo que vivía hace muchísimos años en allí y que sabía cuál de las hadas tenía más valor y le haría más feliz. Con humildad le aconsejó que eligiera a la más bondadosa. Era la que tenía un corazón muy grande y había acompañado a la reina Patricia y atendido con mucho cariño aún en malos momentos.

El príncipe lo pensó unos días hasta que decidió hacerle caso al ruiseñor. Esa misma noche pidió al hada Patricia la mano de su hija la bondadosa y sin más se realizaron los festejos… Se casaría la más pequeña del palacio.

Todas las hadas de los alrededores asistieron con sus carruajes y sus vestidos suntuosos al gran acontecimiento, los pajarillos trinaban contentos y la gran orquesta comenzó a tocar. Bailaron todos hasta muy tarde festejaron y rieron mucho.

El príncipe había cumplido su sueño y aprendido una gran lección: un gran corazón vale más que mil tesoros en la tierra ella. La elegida, lo cuidaría hasta el final de sus días y serian felices. El ruiseñor contemplaba la boda desde una rama y pensó, con gran satisfacción, que tan sólo guió al joven hacia los verdaderos valores que nos deben importar en una persona.

Muy felices el resto de sus vidas, comieron perdices.

Fin

El hada Patricia es uno de los cuentos de príncipes de la escritora María Alejandra Torigino sugerido para niños a partir de seis años.

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