Por Cristina Mena. Cuentos con valores.
El cuento podría titularse: "Cuentos Difíciles: Una lección de vida". En un mundo donde los cuentos fáciles y con finales felices parecen ser la elección preferida, un niño descubre el valor de las historias difíciles. Con lágrimas en los ojos y el peso de una tristeza inesperada, este niño guarda en su interior una narrativa que teme compartir. Pero su padre, preocupado por la incomodidad de su hijo, se acerca a él buscando respuestas.
En medio de un diálogo lleno de ternura y confianza, padre e hijo exploran la diferencia entre los cuentos fáciles y los cuentos difíciles. El niño, con su imaginación y madurez sorprendentes, explica cómo un cuento fácil puede ser una historia alegre y sencilla de entender, mientras que un cuento difícil contiene giros inesperados y desafíos que hacen que el final feliz sea aún más valioso.
Sin embargo, el verdadero significado de los cuentos difíciles se revela cuando el niño confía en su padre y comparte una experiencia dolorosa. Sumérgete en este cuento conmovedor y descubre cómo los cuentos difíciles pueden convertirse en poderosas lecciones de vida, capaces de cambiar nuestra perspectiva y fortalecer nuestros lazos más profundos.
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Cuentos difíciles
El niño llegó a su casa con los ojos enramados y el semblante entristecido.
- ¿Qué te pasa? -le dijo su papá.
- No es nada, no es nada, estoy bien -contestó el niño yendo rápidamente a su habitación.
Pero el padre no se quedó contento con la respuesta y preocupado por su hijo, viendo que no estaba en la mesa a la hora de la cena, fue a su cuarto a preguntarle.
- ¿Qué tienes? ¿Algo te preocupa? -le preguntó el padre golpeando la puerta de su habitación.
- Que no es nada, ¡déjame tranquilo!, solo quiero estar solo.
El padre reflexionó unos segundos sobre la respuesta de su hijo y de nuevo habló:
- ¿Puedo hablar contigo? Es por algo importante, es que necesito un consejo tuyo.
El hijo, al escuchar aquellas palabras sin saber bien cómo reaccionar ante tal petición, abrió la puerta y dejó entrar a su padre.
Entonces el padre le habló así:
- Verás, necesito contarle un cuento a tu hermano pequeño para que se duerma y ya se los sabe todos, no sé cuál contar, ¿Podrías decirme tú uno que pudiera gustarle?
El niño tratando de demostrar normalidad le dijo a su padre con seriedad.
- No sé, cuéntale un cuento FÁCIL, seguro que le gustará, -dijo el hijo con la voz derrotada.
- ¿Uno fácil? uno... ¿fácil? -volvió a repetir su padre intentando entender a su niño.
- Sí, uno fácil, leeré un cuento fácil -dijo el hijo.
El padre se quedó meditando y sin llegar a comprender lo que su hijo pedía no tuvo más remedio que decirle:
- ¿Y cuál podría ser para tí un cuento fácil?
Y el niño como si le fuera a dar una lección a su padre sentado sobre la cama y con los ojos aún enrojecidos, cruzó los brazos en actitud de adulto y le explicó a su padre:
- Pues por ejemplo un cuento en el que dos conejitos van al campo con su mamá y uno se escapa y entonces le buscan y le buscan y le buscan por todo el bosque y al final le encuentran comiendo moras y con la tripa tan llena que no podía moverse y su mamá le dice que no vuelva a irse de su lado sin avisar, que aún es chiquitín para quedarse solo y entonces el conejito le pide perdón a su mamá y le dice que no volverá a hacerlo y su mamá lo carga en sus brazos y regresan todos juntos y felices a su casa.
El papá miró al niño con asombro, no solo acababa de inventarse un cuento bonito sino que además el mensaje del cuento era educativo. Pero confuso aún por el título que le había puesto le dijo a su retoño:
- Hijo y ¿Porqué a ese cuento le llamas el cuento fácil?
El niño sin demostrar un ápice de sorpresa por la pregunta le dijo a su padre:
- Pues porque es un cuento fácil ¿No lo ves? Es un cuento feliz, sencillo de contar y de entender, seguro que le gustará y se dormirá enseguida.
Y entonces su padre, intrigado por tal respuesta, se atrevió a preguntarle de nuevo a su hijo:
- No lo entiendo bien, si eso es un cuento fácil, entonces ¿Cual podría ser un cuento difícil?
- Humm -dijo el niño cambiando su rostro.
- Eso no es fácil de responder, humm, veamos un cuento difícil sería aquel en el que dos conejitos van al campo con su mamá y uno de ellos se escapa y se va al bosque y se encuentra con otro conejito que lleva muchos años viviendo solo y se van juntos a pasarlo bien, y su mama y su hermanito le buscan desesperados pero llega la noche y no lo encuentran, entonces llaman a la policía y todos se ponen a buscarle. Al final lo encuentran pero está muy mal herido, pues su compañero de juegos, que era más mayor, lo abandonó a su suerte cuando se cansó de estar con él y como era muy chiquitín no podía defenderse de los peligros que hay en un bosque y cayó en una trampa de osos y casi se muere. Pero al final lo recuperan y se lo llevan a casa para que se cure y su mamá le dice que no vuelva a escaparse y él, al ver a su mamá tan triste, con lagrimitas en los ojos le pide perdón y le dice que lo había pasado muy mal y que no volvería a hacerlo y todos se quedan tranquilos y viven felices.
El padre se quedó aún más boquiabierto al ver la imaginación y facilidad expositiva que tenía su hijo, pero una duda le quedó en el aire y le dijo de esta manera:
- Ah, ya comprendo, y le llamas el cuento difícil porque se complica mucho y pasan muchas cosas hasta llegar a un final feliz, ¿No?
Entonces el hijo con una mirada ensombrecida por la pena le dijo a su padre:
- No, papi, no es un cuento difícil por eso -y de nuevo con los ojos enramados, calló y bajó la mirada sin decir nada más.
Su padre, al comprender entonces que algo importante le pasaba a su hijo, pues esa no era su actitud normal como respuesta, le dijo así:
- Hijo, antes de ir a contarle ese cuento fácil que me has dicho a tu hermano, ¿Por qué no me cuentas ahora ese cuento difícil en el que ahora estás pensando?
El niño se quedó pensativo unos segundos y habló de esta manera:
- Esta mañana al ir al cole por un camino distinto he encontrado sin vida y tirado en una calle a mi mejor amigo Tomás, cuando no estaba en clase andaba siempre con malas compañías y se había escapado de casa hace unos días. No han podido dar con él hasta ahora y su familia lo ha pasado muy mal. Cuando le he encontrado era muy tarde para hacer nada, solo he podido avisar a la policía. Al parecer en una pelea callejera anoche le han clavado un cuchillo y ha muerto desangrado y solo. Su mamá al enterarse de la noticia ha tenido un ataque de nervios y se la han llevado rápidamente al hospital. Mañana todos sus compañeros iremos al funeral.
El padre con la voz emocionada por lo que le estaba contando su hijo le dijo:
- Hijo y ¿Porqué no me has contado hasta ahora todo esto?
- Porque las tristezas, el dolor o las cosas que no terminan bien, me dan miedo, no me gustan, son cuentos difíciles de contar papi -dijo el niño rompiendo a llorar y sintiéndose aliviado al descargar la verdad de sus emocionados ojos en el hombro de su padre.
Entonces el padre abrazó con fuerza a su hijo y compartió durante unos minutos el llanto, luego mirándole a los ojos le dijo a su niño:
- Mira, cuando seas más mayor me gustaría que recordaras este consejo que te doy ahora, ¿Vale?
- ¿Qué consejo es ese papá? -dijo el niño buscando los ojos amorosos de su padre y ya un poco más reconfortado.
- Esta vida en realidad es como una colección de cuentos infantiles, todos queremos siempre escuchar los cuentos fáciles, de final sencillo, pero las personas más valiosas de tu vida serán aquellas que se paren y le dediquen tiempo a querer entender tus cuentos difíciles.
Fin.
Cuentos difíciles es un cuento de la escritora Cristina Mena Gómez © Todos los derechos reservados.
Sobre Cristina Mena Gómez
Cristina Mena Gómez es una escritora española, nacida en Santander. Licenciada en Filosofía y Letras, especializada en Historia Antigua, con premios de redacción, poesía y ortografía en etapas escolares. Algunos de sus cuentos se han leído en escuelas de Europa y América del Sur.
Con un amplio conocimiento y más de 25 años de experiencia en el arte gráfico, Cristina es experta en tratamiento gráfico online y offline. Ha participado en proyectos de investigación para mejora de herramientas de producción gráfica y en proyectos solidarios con la aportación de sus textos creativos, algunos de los cuales se encuentran publicados en EnCuentos.
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