Anco y Yupanqui Miguel Angel Ramos Inga, escritor peruano. Cuento para padres. Cuento sobre la paz entre dos pueblos. Cuento sobre la muerte. Recursos educativos.
Un día el viejo sacerdote de los valles cusqueños llamado Vilac andaba paseando y vio a dos pequeños campesinos (Anco y Yupanqui) que discutían e intervino.
Anco: Yo vengo de un pueblo fuerte, poderoso y autóctono, y no como el tuyo que es débil y extranjero.
Yupanqui: si soy extranjero, pero les enseñamos muchas cosas a ustedes y algún día se expandirá y los conquistará a ustedes.
Anco: mi pueblo, es el pueblo Chanca (piernas), que pueden corren y saltar los cerros, subiendo y bajándolos tan fácilmente que parecen las gacelas africanas en sus llanuras, corren y saltan con sus huaracas (hondas), mazos y con nuestras mascotas los pumas.
Yupanqui: mi pueblo, mi…mi…mi pueblo se aliará con otros para que el tuyo no nos gane.
Anco: ja ja ja ja
Vilac: ¡Anco!, ya basta, es que acaso no pueden ver lo que ocurrirá si ambos pueblos entrasen en batalla.
Anco: ¡Si!, el mío ganara al de Yupanqui.
Vilac: pues no se trata de quien gane o pierda, sino del resentimiento y odio que vendría después de una guerra, por ende la muerte visitando a sus parientes.
Anco: la muerte es fea, Yo solo quiero una guerra donde nadie muera.
Yupanqui: ¡Si! eso mismo, sería más bonito, tener una guerra que no muera gente ni sufra. ¿Puede ser?, es decir una guerra sin muertes ni heridas.
Vilac: muchachos, ninguna guerra es bonita ni blanda, ninguna no puede causar heridas, la guerra es simplemente la muerte tocando tu puerta y querrá llevarse a algunos de vosotros o algún querido ser suyo.
Anco: Yo no quiero que la muerte se lleve a ninguno de los míos, porque son buenas personas.
Yupanqui: ¿Acaso la muerte no distingue entre las buenas personas ni las malas, Vilac?
Vilac: la muerte no distingue nada, no le importa cuán bueno eres o has sido, no le importa ni el dinero o la falta de esta, ni le importa lo que tengas o a las personas que amas. Anda buscando las guerras entre los hombres, porque ahí puede encontrar muchas almas.
Anco: ¡Qué condenada es la muerte!
Yupanqui: Sí que condenada ¿Por qué no se muere también la muerte?
Vilac: por fin coinciden en algo, entonces niños no vuelvan a discutir ni querer que ocurra una guerra entre vuestros pueblos.
¿Cómo hubiese sido la historia de estos dos pueblos andinos (Incas y Chancas) que se enfrentaron en la batalla de Yawuarpampa se hubiesen unido?
Fin
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