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Cuentos populares del Tíbet

El cuento de los tres Genjias es un cuento clásico para reflexionar, popular en la zona del Tíbet, Región Autónoma de China. Es un cuento sobre la viveza mal entendida y la venganza.

El cuento de los tres Genjias

El cuento de los tres Genjias

Érase una vez, en cierto lugar, que vivían tres hombres que llevaban todos el mismo nombre: Genjia. Uno era el jefe de la tribu, el segundo el carpintero, y el tercero era el mayordomo del jefe tribal.

Genjia el carpintero estaba casado con una mujer excepcionalmente bella. Genjia el mayordomo la deseaba y soñaba día y noche con tenerla para sí mismo. Pero ella era una mujer muy correcta y no lo dejaba ni acercase. Finalmente, su deseo lo llevo a encontrar alguna forma de matar al carpintero para conseguir lo que quería.

Después de un tiempo, el padre de Genjia el jefe murió. El mayordomo vio en este suceso una oportunidad dorada para eliminar al carpintero. Todos los días estudiaba en secreto la caligrafía de las escrituras budistas y logró reproducir el estilo antiguo y esotérico en que estaban escritas.

Entonces escribió un documento en este estilo y se lo entrego al jefe diciéndole:

– “Amo, aquí le entrego un documento que encontré el otro día. No entiendo una palabra de lo que dice y lo traje aquí muy especialmente para que usted lo descifre”.

Genjia el jefe quedó perplejo por el escrito y se lo pasó a su secretario responsable de los documentos. Después de leerlo el secretario dijo:

– “Este documento dice ser del viejo jefe. Dice que él ascendió al cielo y allí ahora sirve como un oficial, pero que no tiene una mansión oficial. Te pide, Amo, que le envíes un carpintero, el más habilidoso que tengas, para dirigir la construcción de una residencia”.

Genjia el jefe pensaba todo el tiempo en su padre y estaba de lo más afligido de escuchar que no tenía donde apoyar su cabeza en el cielo. Envió a buscar a Genjia el carpintero, le enseñó el documento y le ordenó ir al cielo enseguida.

Genjia el carpintero estaba muy sorprendido. No se animaba, sin embargo, a negarse y sólo pudo rogar que le dieran un poco de tiempo.

“¿Cómo podría desobedecer sus órdenes, Amo? Pero necesito tiempo para prepararme. Le ruego que me otorgue siete días. Después de ese tiempo, le pido que por favor haga una Ceremonia de Quema de las Ramas en el campo del cáñamo atrás de mi casa para despedirme. Entonces podré ascender al cielo y construir una mansión para el viejo jefe”.

Genjia el jefe consideró este pedido y con gusto accedió.

Genjia el carpintero se fue y dio unas vueltas haciendo averiguaciones. Quería saber de donde había sacado el jefe esta idea. Eventualmente descubrió que se había originado de un documento antiguo encontrado por Genjia el mayordomo. Sumó dos más dos y concluyó que tenía que ser algo siniestro tramado en su contra por el mayordomo.

Volvió a su casa y consultó con su esposa.

– “La cosa más absurda ha sucedido. El jefe quiere que vaya al cielo a construir una mansión. Tiene que haber sido engañado por Genjia el mayordomo. No me atreví negarme pero le pedí que realizara una Ceremonia de Quema de las Ramas detrás de nuestra casa como despedida. No tiene sentido desobedecerlo aún.”

– “Hay sólo una forma en que yo pueda salir vivo de esto. Los dos tenemos que cavar durante las noches un túnel secreto que vaya desde el campo del cáñamo hasta nuestro dormitorio, y más tarde tú me puedes esconder allí. En un año yo encontraré una forma de vengarme”.

La esposa estaba conmocionada por esta historia. Todos los huesos de su cuerpo se llenaron de odio por el mayordomo. Ella estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para salvar a su marido. Así que cada día, cuando anochecía, los dos cavaban el túnel en secreto. El séptimo día estuvo terminado. Sellaron la entrada con una losa de piedra y tiraron tierra encima para que nadie lo notara.

El octavo día llego, el día que el carpintero debía ascender al cielo. A la cabeza de un séquito de ancianos y lacayos, y con gran ruido de trompetas y tambores, el jefe se acercó para despedirlo. Hicieron una pila de leña en el campo de cáñamos y le pidieron a Genjia el carpintero que colgara su equipo de herramientas de su hombro y que llevara su bolso en una mano. Lo hicieron pararse en la mitad de la pila de leña, prendieron el fuego y miraron el humo elevarse, “elevándolo al cielo”.

Genjia el mayordomo tenía miedo de que en cuanto se encendiera el fuego, el carpintero lo arruinaría todo gritando de terror. “¡Vamos!”, le gritó a la multitud.

– “Soplen las trompetas y golpeen los tambores. ¡Ríanse y festejen! Genjia el carpintero está en camino al cielo para construir una mansión para nuestro viejo jefe. ¿Verdad que esto es fantástico?”

El jefe se acercó a echar un vistazo. Genjia el mayordomo señalaba con gozo el humo que se elevaba y decía:

– “Amo, vea, allí va su caballo. Genjia el carpintero está camino al cielo”.

El jefe estaba encantado.

En el momento que encendieron la leña y el humo comenzó a elevarse al cielo, Genjia el carpintero levantó la losa y escapó a través del túnel hacia su propio dormitorio.

Se confinó a su casa por todo un año. Su esposa se tomó mucho trabajo en encontrarle leche, manteca y otras comidas nutritivas, y como no trabajaba se puso más redondo y su piel tomo un tono más claro que nunca antes.

Mientras tanto, Genjia el mayordomo intentó mil y una formas de seducir a la esposa del carpintero y ella trató de mil y una formas de evitarlo. El falló completamente en conseguir lo que quería.

Mientras que Genjia el carpintero se escondía en la casa, practicaba diligentemente la caligrafía de las escrituras budistas. Preparó un documento escrito en el antiguo estilo y lo guardó con celo siempre junto a él. En el día del primer aniversario de su “ascensión al cielo”, fue hasta el mismo lugar donde se suponía que lo habían quemado, con el mismo equipo de herramientas colgando sobre su hombro y el bolso en su mano. Entonces gritó:

– “¿Cómo están todos? Acabo de volver del cielo”.

Su esposa fue la primera en salir. Ella pretendía estar extremadamente sorprendida y se apuro en ir y darle la noticia al jefe.

El jefe se puso muy contento cuando supo que Genjia el carpintero había vuelto. Le dio una bienvenida de héroes con trompetas y tambores, y lo invitó a quedarse en su mansión pues quería enterarse cómo le estaba yendo a su padre en el cielo.

Al encontrarse con el jefe, Genjia el carpintero le dijo en un tono muy serio:

– “Cuando estaba construyendo la mansión oficial en el cielo, el viejo jefe me trató con una amabilidad excepcional, igual como me trata siempre usted, Amo. ¡Por eso me veo tan bien! La mansión está terminada, y que magnífica residencia que es, diez veces el tamaño de una mansión aquí en la tierra.”

– “Sólo una cosa falta. El viejo jefe extraña mucho a su antiguo mayordomo. Le gustaría mucho que el mayordomo vaya al cielo y le administre sus asuntos. Después de un tiempo podrá volver aquí”.

Habiendo dicho esto, rápidamente sacó el documento que mostró al jefe, agregando que fue el viejo jefe quien le pidió que lo trajera.

Genjia el jefe leyó el documento y estaba totalmente convencido de que era cierto. Entonces mandó a buscar a Genjia el mayordomo y le pidió que fuera a trabajar para el viejo jefe en su nueva mansión en el cielo.

Cuando Genjia el mayordomo vio a Genjia el carpintero parado allí, luciendo tan bien después de su “ascensión al cielo”, y luego de escuchar la elaborada descripción del cielo que dio el carpintero, no sabía qué pensar.

– “Quizás realmente poseo poderes mágicos”, pensó.

– “Fue mi idea que fuera al cielo y pareciera que realmente lo hizo. Quizás realmente sea posible volar al cielo y quizás el viejo jefe realmente tenga una mansión.”.

Siguió el ejemplo del carpintero y pidió siete días para prepararse y la Ceremonia de Quema de Ramas en el campo de cáñamos atrás de su casa para despedirse.

Pensó que como Genjia el carpintero había vuelto, él también podría hacerlo. El octavo día, así como en la ocasión anterior, Genjia el mayordomo se paró en el centro de la pila de leña con una caja sobre su hombro y una bolsa en su mano. Como en la ocasión anterior hubo mucho ruido de trompetas y tambores, y el jefe dio la orden de encender las maderas y mandarlo al cielo.

Pero esta vez el resultado fue un tanto distinto. Una diferencia fue que después de que terminara todo, quedaba solamente un pilón que huesos quemados. Otra gran diferencia fue también que el mayordomo nunca volvió. Se quedo para siempre a ayudar al viejo jefe con la administración de su mansión.

Fin.

El cuento de los tres Genjias es un cuento clásico principalmente orientado a jóvenes y adultos.

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